Capítulo 4: El Camino hacia la Ciudad Eterna

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El camino hacia la ciudad de Inazuma estaba lleno de desafíos. Tuvieron que atravesar densos bosques, escalar montañas y cruzar ríos caudalosos. En cada obstáculo, Scaramouche y Kazuha demostraron ser un equipo formidable. La agilidad y la destreza de Kazuha complementaban la precisión y el poder de Scaramouche.

Durante una travesía particularmente difícil, se encontraron con un grupo de bandidos que habían estado aterrorizando a las aldeas locales. Kazuha sugirió que debían ayudar.

—Podemos hacer una diferencia aquí —dijo—. Mostrar a la gente que hay esperanza.

Scaramouche, aunque inicialmente reticente, aceptó. Juntos, enfrentaron a los bandidos. La batalla fue intensa, pero su coordinación y habilidades superiores prevalecieron. Los aldeanos, agradecidos, les ofrecieron refugio y provisiones.

Esa noche, mientras cenaban con los aldeanos, Scaramouche se dio cuenta de algo. Había algo gratificante en ayudar a los demás, en ser parte de algo más grande que él mismo. Kazuha lo notó y sonrió.

—Ves, incluso en las sombras, podemos encontrar luz —dijo Kazuha.

Scaramouche asintió, comenzando a aceptar esa verdad.

Bajo el Cielo de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora