Parte 2: Un café, Una Conversación

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El sol comenzaba a ponerse, lanzando un resplandor dorado sobre las mesas del café. Las sombras de las personas se alargaban, y el ambiente se volvía cada vez más acogedor. María, Alicia y Diego estaban sentados en una mesa junto a la ventana, disfrutando de una tarde que prometía ser memorable.

María tomó un sorbo de su café con leche, mientras Diego conversaba animadamente con Alicia sobre sus planes para las vacaciones. Diego tenía una habilidad natural para hacer que la conversación fluyera, y María no podía evitar sentirse intrigada por él. Su risa era contagiosa y su curiosidad parecía genuina, algo que hacía que todo a su alrededor pareciera más interesante.

"Así que, Diego," comenzó María, intentando participar más activamente en la conversación, "¿qué te trae a nuestra pequeña ciudad? ¿Es solo una visita familiar, o hay algo más?"

Diego se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa. "Bueno, la verdad es que la ciudad me llama la atención desde hace tiempo. Estuve en una conferencia sobre tecnología hace unos meses y me dijeron que aquí hay una comunidad bastante activa. Me interesaba ver si hay oportunidades para involucrarme en algo."

Alicia lo miró con admiración. "Siempre has sido un apasionado de la tecnología. No me sorprende que estés buscando formas de sumergirte en ello incluso en tus vacaciones."

María sonrió, sintiendo un poco de envidia por la pasión que Diego transmitía. "Eso suena fascinante. Siempre he pensado que la tecnología tiene un potencial increíble para cambiar el mundo."

Diego le devolvió la sonrisa. "Sí, definitivamente. Pero, cambiando de tema, Alicia me dijo que eres bastante buena en matemáticas. ¿Qué opinas de la programación? ¿Te interesa?"

María se sonrojó un poco, no acostumbrada a recibir cumplidos de un chico tan atractivo. "Bueno, en realidad me gustan los desafíos. La programación me parece interesante, pero no he tenido mucho tiempo para dedicarle. Además, mi pasión siempre ha sido más por la literatura."

Diego levantó una ceja, sorprendido. "¿Literatura? Eso es bastante diferente a las matemáticas y la tecnología. ¿Qué tipo de libros te gustan?"

María se relajó al ver que Diego estaba genuinamente interesado. "Me encanta la ficción histórica y la literatura clásica. Encuentro que los libros pueden ofrecer una perspectiva única sobre la vida y la historia."

"Eso es genial," dijo Diego, asintiendo. "Siempre he pensado que la literatura y la tecnología tienen mucho en común. Ambas exploran la condición humana, solo desde ángulos diferentes."

Alicia, que estaba escuchando con atención, intervino con una sonrisa. "Parece que Diego y tú tienen más en común de lo que pensaba. Tal vez deberías compartir algunas de tus lecturas favoritas con él."

María se rió, un poco avergonzada. "Claro, con gusto. Aunque debo advertirte que soy un poco exigente con mis recomendaciones."

Diego se inclinó hacia adelante, mirando a María con interés. "Estoy seguro de que tus recomendaciones serán fantásticas. Siempre estoy buscando nuevos libros para leer."

La conversación continuó con una mezcla de risas y anécdotas. Alicia, encantada de ver la conexión que parecía formarse entre María y Diego, se mostró más relajada y dejó que la conversación fluyera sin intervenir demasiado.

Cuando el café comenzó a vaciarse y el sol se ocultaba detrás de las colinas, Diego miró el reloj y se levantó. "Bueno, creo que es hora de que vuelva a casa antes de que oscurezca del todo. Ha sido un placer conocer tus recomendaciones literarias, María."

María sonrió, sintiendo una mezcla de satisfacción y tristeza. "Igualmente, Diego. Ha sido una conversación realmente interesante."

Alicia se levantó y les dio a ambos un abrazo. "Estoy contenta de que todo haya ido bien. ¿Nos vemos mañana para seguir con las visitas turísticas?"

Diego asintió con entusiasmo. "¡Claro! Estaré esperando con ansias."

Mientras se despedían, María no pudo evitar pensar en cuánto había disfrutado la compañía de Diego. Había algo en él que la hacía sentir a gusto, como si lo conociera desde hace mucho tiempo, aunque en realidad solo se habían encontrado esa tarde.

A medida que caminaba hacia su casa, María se dio cuenta de que se sentía diferente a como se había sentido en mucho tiempo. La presencia de Diego había traído un aire fresco y emocionante a su rutina diaria, y, sin saberlo, estaba comenzando a cuestionar si este nuevo capítulo en su vida podría ser tan interesante y lleno de sorpresas como el de sus libros favoritos.

El camino hacia el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora