Capítulo 17

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Narrador omnisciente

El cielo estaba despejado y el sol brillaba con una intensidad amable, iluminando el día más importante en las vidas de Nicola y Luke: su boda. El evento se llevaría a cabo en una encantadora finca campestre, rodeada de exuberantes jardines y hermosos paisajes que parecían salidos de un cuento de hadas. La brisa ligera acariciaba las hojas de los árboles y las flores, creando una atmósfera mágica y serena.

Desde tempranas horas de la mañana, la finca estaba llena de actividad. Decoradores, floristas y el personal de catering se movían con precisión, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. Las flores frescas, en tonos suaves de rosa, blanco y verde, adornaban cada rincón del lugar, emanando un dulce aroma que se mezclaba con el aire limpio del campo.

Habían decidido dejar a Elliot y Emma en casa con una niñera, pues a pesar de que les dolía mucho que sus bebés no pudieran estar presentes, era lo mejor.

En una de las habitaciones principales de la finca, Nicola estaba rodeada de sus damas de honor, quienes la ayudaban a prepararse. El vestido de Nicola era una obra de arte: un diseño de encaje delicado, con una larga cola y un escote en forma de corazón que realzaba su figura. Mientras una de las damas ajustaba el velo sobre su cabello, otra le entregaba un ramo de flores que combinaba a la perfección con la decoración del lugar.

—Estás preciosa, Nicola —dijo Claudia, con una sonrisa de admiración.

Nicola se miró en el espejo, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nerviosismo.

—Gracias, Claudia. No puedo creer que este día finalmente haya llegado.

—Luke va a llorar cuando te vea —bromeó otra de las damas, haciendo que todas rieran.

Mientras tanto, en otra parte de la finca, Luke se preparaba junto a sus padrinos de boda. Con un traje elegante de color azul marino y una corbata a juego con las flores del ramo de Nicola, Luke se veía increíblemente apuesto. A pesar de la calma aparente, sus manos temblaban ligeramente mientras se abrochaba los gemelos de la camisa.

—¿Nervioso, amigo? —preguntó su mejor amigo y padrino, Luke T, con una sonrisa cómplice.

Luke rió, asintiendo.

—Un poco. Solo quiero que todo salga perfecto para Nic.

—Va a ser un día maravilloso. Y tú, hermano, te vas a casar con la mujer de tus sueños —dijo Luke, dándole una palmada en la espalda.

El reloj marcaba la hora señalada y los invitados comenzaron a ocupar sus asientos en la hermosa área del jardín destinada a la ceremonia. Los bancos de madera blanca estaban decorados con pequeños ramos de flores, y una alfombra blanca se extendía desde el inicio del pasillo hasta el altar, donde un arco cubierto de flores enmarcaba el lugar donde Nicola y Luke se darían el "sí, quiero".

La música empezó a sonar, suave y melodiosa, mientras los invitados murmuraban expectantes. Luke, de pie junto al oficiante, respiraba profundamente, intentando calmar los nervios que sentía en su pecho. Entonces, las damas de honor comenzaron a caminar por el pasillo, seguidas por los padrinos. Finalmente, la música cambió y todos los presentes se pusieron de pie, volviendo sus miradas hacia el final del pasillo.

Nicola apareció, del brazo de su padre, y un suspiro de asombro recorrió a los invitados. Luke sintió un nudo en la garganta y una lágrima resbaló por su mejilla al ver a Nicola acercándose, radiante y hermosa. Cada paso que daba Nicola parecía hacerlo más despacio, como si el tiempo se hubiera detenido, permitiendo que ambos disfrutaran cada segundo de ese momento.

Cuando finalmente llegó al altar, su padre le dio un beso en la mejilla y colocó su mano en la de Luke, sellando así el traspaso de una vida cuidada y amada a otra que prometía continuar con esa misma dedicación y amor.

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