Capítulo 2: Bar de mala muerte

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Greeg se encontraba caminando por las calles, sumamente decaído, pensando en lo que le dijo Jet, "No es más que un inútil splixson". Durante la caminata, la lluvia comenzó a caer, primero eran unas gotas, y luego se volvió torrencial. Mientras todos los habitantes corrían desesperados en busca de un refugio, al triste universitario poco le importaba mojarse.

Miró por un momento su reflejo en un charco de agua que se formó en sus pies, mirando su rostro adorable, sus ojos anaranjados y su panza.

Desvió la mirada a una tienda de ropa, en la vitrina estaban las prendas elegantes y preciosas que se encontraban en exhibición, junto con su eslogan: "Se lo que tú quieras ser"

Posó su mano en el cristal, solo para admirar más su reflejo, junto donde se veía su ropa de campo, esa cosa que siempre llevaba puesta.

Él soltó un suspiro y continuó su camino a paso lento.

En cierto punto, el splixson levantó el pulgar para pedir un taxi, no obstante, pasaban de él y un kineceleran terminó mojándolo más en el proceso.

Por lo que decidió tomar un transporte a las cercanías de Cielo Estelar.

Mientras continuaba su caminata, Pasó cerca de varios carteles promocionales; uno de ellos era de una celebridad Kineceleran, que era una cantante pop que anunciaba un concierto en vivo, otro era de un tetramand que promocionaba una serie de modelos de autos voladores, y una linopo que mostraba una marca de cosméticos.

Debido a la tristeza y como la siguiente estación se encontraba lejos, decidió entrar a un bar a tomar un trago para desahogar sus penas.

Sin embargo, entró al lugar equivocado.

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El bar estaba completamente sucio, en las paredes había grietas, hoyos, y manchas de sangre, junto a otros fluidos, algunas sillas destrozadas y malgastadas, mesas que estaban, arañadas o rayadas, y el ambiente desprendía un fétido olor.

Los clientes eran alienígenas grandes e intimidantes, se encontraban jugando al billar, lanzando cuchillos en un juego de dardos y había dos que hacían fuerza.

Mientras sonaba la estridente música, el splixson fue a la mesa del bartender a pedir un trago, sin embargo, todos aquellos extraterrestres de aspecto aterrador no apartaron la vista de Greeg en ningún momento.

El cantinero se encontraba limpiando uno de los vasos mientras algunos clientes se encontraban tomando un trago. Curiosamente era la única área limpia, mientras el resto del bar, violaba las leyes de salubridad.

-Disculpe- dijo el alíen topo sentándose a lado de aquellos dos grandes aliens- Me das una cerveza por favor.

Los dos seres miraron a Greeg como si fuera un bicho raro. Extrañados de ver a un splixson en un sitio como este.

-¿Qué haces aquí Splixson?- preguntó un alíen con una cicatriz en su ojo.

-¿No se supone que la choza de los pequeñines está a lado?- dijo el alíen de diente de oro burlonamente soltando una carcajada.

-Tuve un mal día - dijo el splixson un tanto cabizbajo, con la esperanza de que lo dejaran en paz.

-¿Y de todos los lugares tenías que venir aquí?- dijo el de diente de oro mirando a Greeg.

-¿Este no es lugar para cositas tiernas y esponjosas?- comentó el de la Cicatriz.

Cuando llegó su bebida, el alíen topo tomó un sorbo.

-Solo vine por un trago- mostró su cerveza.

No obstante, cuando dio un segundo sorbo, los alíen seguían mirándolo de manera intimidante. El alíen de diente de oro le arrebató el vaso y lo estrelló contra el piso. Los dos alienígenas se rieron de la desgracia de Greeg.

Heir 4: Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora