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Había vuelto el momento de ir a su casa, habían vuelto esas náuseas que a veces le hacían vomitar cada cosa que comía, y volvió el miedo que le tenía a su madre.
Entró haciendo el menor ruido posible y subió las escaleras, pero la verdad es que lo que menos se esperaba era ver a su madre en su habitación, con una botella de licor casi vacía en la mano, y a punto de abrir la segunda. Levantó la mirada y se acercó a él con cuidado.

Lo que no pensaba que hiciera era tirarle al suelo de un empujón y comenzase a golpear su pecho y clavículas con aquella botella vacía.
Cuando se rompió sintió tanto dolor que soltó un grito.

—¡Cállate, mierda! Todo es tu culpa, ¡todo!

Su madre lloraba mientras le golpeaba con la botella rota, sentía cristales clavarse en su piel y el por mucho que gritase o se moviese, los golpes no cesaban.
Veía la sangre caer por sus brazos y sentía demasiado dolor.

—Mamá, por favor.

Salió como un susurro, pero de repente sus golpes pararon y su madre comenzó a retroceder.

—¿Mamá?

Su voz salía entrecortada, tenía miedo.

—Vete.

Se levantó tembloroso y echó a correr, estaba demasiado asustado como para hacer otra cosa que no fuera correr hacia donde estaba Shinso, lo necesitaba ahora más que nunca.
Marcó su número de teléfono y enseguida escuchó su voz.

—¿Neito, estás bien?
—¿Estás en la academia?
—Si, ¿qué ocurre?
—Mi madre, me duele todo el cuerpo, Hitoshi, estoy realmente jodido.
—Neito, donde estás, estoy saliendo de la academia.

Neito le dijo que estaba casi llegando, le dolía tanto que ni siquiera podía andar, ni siquiera sabía cómo mierda seguía en pie.
Cuando vio a Shinso volvió a respirar, se sentía mareado y ni siquiera sabía exactamente donde estaba.

—Mierda, Monoma, estás sangrando.—Aunque su rostro estuviese serio, su voz era de pura preocupación.
—No me digas Monoma, llámame por mi nombre.

Shinso lo agarró en sus brazos y comenzó a trotar hasta la academia para que Recovery girl le atendiese.

—Ya nos preocuparemos por nombres cuando no estés sangrando, ¿bien?
—Me parece estupendo.

Sintió como Neito se recostaba en su pecho mientras cerraba los ojos, eso le ponía algo nervioso, pero sabía que estaría bien.
Cuando llegaron, Monoma seguía apoyado en él y Shinso estaba a punto de tener un maldito ataque de ansiedad.
Cuando llegó a la enfermería, Recovery girl le atendió con cuidado, con muchos besos de por medio y en poco tiempo sus heridas ya estaban vendadas.

Shinso estaba sentado en una silla mirando al suelo, esperando cualquier noticia de su chico.
Sintió como le tapaban los ojos y nunca agradeció tanto a los dioses por oír una voz, ni siquiera entendió lo que dijo, pero sólo escuchar ese tono de voz sintió una enorme felicidad.

—¿Quién soy?—Si, para Shinso el español es bastante complicado.
—Joder, Neito, que susto me has dado.

Se levantó y abrazó a Monoma por la cintura, reposando su cara en su hombro.

—Tranquilo, zombie, ahora estoy bien.

Shinso miró al rubio y este unió sus labios con los de su compañero.
Esta vez el beso era algo más atrevido, Hitoshi colocó sus manos en la cintura de Monoma por debajo de la camisa.

—Ejem, no es por interrumpir vuestro momento íntimo ni nada por el estilo, pero necesito hablar con Monoma y que te lo estés comiendo en mitad del pasillo no ayuda en nada.

El rostro del ojeroso se puso rojo como un tomate al escuchar las palabras de su padre.

...

—Pero...si ella ya está ingresada, ¿con quién me quedaré yo?—Pensaria que ese momento le dolería, pero se sentía realmente tranquilo después de escuchar que habían internado a su madre y que lo más probable es que no la volviera a ver.
—Siempre puedes quedarte con nosotros, aunque intentaremos contactar con tu padre.
—¿No será mucha molestia que me quede en vuestra casa? Es decir, no quiero molestar, además, tengo una mascota y no puedo dejarla en la calle.

Aizawa sonrió ligeramente.

—En realidad fue mi idea que te quedases con nosotros, además, seguro que Yamada y tú os lleváis más que bien. Y no te preocupes por eso, hay sitio de sobra para un perrito.

Monoma sonrió de oreja a oreja y no pudo evitar soltar un par de lágrimas.

—Gracias, de verdad, no se que habría hecho sin vuestra ayuda.

Estuvieron hablando unos minutos más hasta que salieron del despacho.
Todo iba demasiado, al menos hasta que vio a Kendo ir hacia ellos con una expresión seria.

—Hola, Monoma.
—Kendo.
—Verás...quería pedirte perdón por lo que pasó.

Neito se puso rígido, tenía ganas de llorar, todos los recuerdos de él llorando mientras le pedía a Dios que Kendo no le dejase solo.
Solo tenía una cosa clara, no quería volver a verla, no después de todo lo que dijo.

—Kendo, yo, es decir...—Respiró hondo y respondió— no quiero volver a hablarte.
—¿Qué, por qué?
—Kendo, has dicho mierda de mi por toda la academia, has convencido a todos de que soy un asco de persona y ahora nadie quiere hablar conmigo, ni siquiera Pony, ¿qué pretendes? No te pienso perdonar, y de echo, eres una grandísima hija de puta, Kendo, ojalá te pudras en el infierno, perra.

Kendo entendió todo de su español, ya que todas esas palabras eran las que Monoma usaba cuando se estresaba y no quería que nadie le entendiera, excepto Kendo, que le miró de arriba a abajo con una cara de disgusto.

—Bien, ni siquiera quería disculparme, fue Tetsu el que insistió. Monoma, sigues siendo un asco de persona y lo sabes, sabes que no va a haber nadie que te quiera si no estás conmigo.

Monoma comenzó a temblar ligeramente pero vio a Shinso ponerse un poco más adelante que él mi miró a Kendo con rabia.

—Kendo, no digas más tonterías y piérdete, no quiero verte cerca de Neito nunca más, ¿lo entiendes?

Kendo simplemente chasqueó con la lengua y se fue, dejando a los dos chicos solos. Cuanto Hitoshi se giró pudo ver a Monoma totalmente rígido, con los ojos cristalizados.

—Neito, ¿estás bien?
—Si...es solo que no se en que momento ella se a vuelto así, llevamos siendo amigos desde primaria, y ella nunca había dicho cosas así.
—Por desgracia, la gente cambia, para bien y para mal. Ella a perdido a la mejor persona de este mundo.

Sonrieron y Hitoshi besó de nuevo los labios de Neito.




Sonrieron y Hitoshi besó de nuevo los labios de Neito

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¡Gracias por seguir leyendo! Espero estar escribiendo bien ;)

𝑻𝒖 𝒅𝒐𝒍𝒐𝒓 | 𝐒𝐡𝐢𝐧𝐦𝐨𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora