Cinnamon Girl ⸻ ❝Riverducción❞

Capítulo 3

—Ponte el cinturón.

Davin asintió a las palabras que su mamá le indicaba, asegurándose en la parte trasera del auto, Samantha se quedó observando la felicidad que irradiaba su pequeño rostro y cómo era que hacía su corazón latir con fuerza, lo adoraba. Davin había sido de las mejores cosas que la vida le regaló, aunque su situación haya sido complicada.

—¿Listo?— espero un respuesta del pequeño, quién se limitó a responder un: sí de manera entusiasta, esto llenó su corazón por completo y una pequeña risa salió de sus labios.

—Listo.

Samy cerró la puerta de la parte trasera del auto de Félix, el sábado había llegado y la cita para elegir los adornos de la fiesta de Davin también, haciendo que la ex pareja se uniera cómo lo había deseado el menor. Félix se acercó a Samantha para abrir la puerta del copiloto antes de que ella rodeara el auto y subiera a la parte trasera, ésta acepto con una media sonrisa mientras se adentraba a él.

—¿Seguro que quieres esa temática?— preguntó Samantha al mirarlo por el retrovisor—. Ahí todavía puedes cambiarla, pero ya comprando las cosas no se podrá.

—Sí quiero esa.

—Bien.

La conversación de la última vez los había dejado un poco incómodos a ambos, al verse en realidad no había sido lo mejor, el tan sólo imaginar que retomarían aquella plática los hacía dudar de ellos mismos. Durante el trayecto quien había iniciado la conversación entre ambos había sido Davin, su pequeño hijo. Él no entendía el porqué sus padres estaban separados, a diferencia de los demás niños de su salón, aunque un par se encontraban en su situación pero sólo escuchaba quejas por parte de ellos, diciendo que cada uno hablaba muy mal del otro pareciéndole verdaderamente extraño, ya que para él Samantha y Félix no eran así.

No era mentira que deseaba que sus padres estuvieran juntos, muchas veces había llorado cuando su papá tenía que irse, rogándole que se quedara por más tiempo. Era extraño que tuviera dos casas, dos habitaciones y dos de todo... aunque muchos preferían eso... él no lo hacía.

—¡Mami, mami!— la jaló de la sudadera—. Mira las cosas de allá— señaló al final del pasillo—. Son de Ironman.

—¡Qué increíble!— tomó su manita—. Vamos a verlas— Davin asintió emocionado, guiando a Samantha por el largo pasillo de la tienda, Samantha se giró hacia Félix con una mira victoriosa, estaba convencida de que cambiaría la temática de su fiesta.

El pelinegro negó con los ojos entrecerrados, divirtiéndose por dentro, ella creía que le afectaba cuando en realidad no era así. Los siguió por detrás, observando las demás decoraciones que se encontraban en los estantes del pasillo. Davin se entretuvo escogiendo cada una de las cosas, mientras Samantha sostenía una de las canastas dónde el pequeño iba colocando las cosas.

—¿Sigo?— preguntó el pequeño al mirar a sus padres.

—Claro que sí, mi amor— le sonrió Samy—. Las cosas que quieras.

—¿Quieres que te ayude?— Félix sostuvo la canasta, rozando un poco la mano de Samantha, ésta asintió regalándole una sonrisa. A veces olvidaba el motivo verdadero por el cuál había roto la relación, dentro de ella dolía, evitaba ignorarlo seguido cada que cruzaba por su mente—. Al parecer si cambió la temática... igual de indeciso... como tú— la miró divertido.

Samantha volteó a mirarlo frunciendo su ceño con una expresión burlona, había momentos en los que parecía estar todo cómo antes, incluso podría jurar que olvidaba que se encontraba separados y más de una vez estuvo por tomar su mano.