- Vaya regalito que te dieron amigo- hago la cabeza para atrás para mirar el cielo, un cielo gris y lúgubre, aunque hermoso.
Alberto se queda en silencio un momento, y después se hecha para atrás, recostándose donde ahora descansan sus restos mortales.
Yo me quedo aún procesando todo lo que me acaba de contar. La información es mucho para digerir y mis pensamientos vuelven a Estela, a los recuerdos de su sufrimiento, a las cartas...
Me paro abruptamente lo que provoca un sobresalto en Alberto, quien me mira con una mirada confundida, yo ignorándolo rebusco en mis ropas y saco las cartas, me siento en el espacio que hay entre tumbas y empieza a acomodar las cartas por fecha, y las comienzo a leer, por el rabillo del ojo veo como Alberto al inicio me mira curioso e intenta de ver lo que leo, pero a los minutos se rinde y se vuelve a acostar.
Al terminar de leer, levanto la cabeza y miro a la nada, una voz me regresa a la realidad.
—¿Y ahora qué vas a hacer? —me pregunta Alberto aun recostado.
—Realmente no lo se —Alberto se estira y me mira con una sonrisa irónica
— Es curioso, en tu mirada puedo notar, que si lo sabes, pero al parecer no estas seguro- Yo lo único que se es que no tengo que preocuparme por el mundo de los vivos, total a nadie le importara, pero a ti parece que a ella si le importa-Lo miro confundido intentando de deducir sus confusas palabras
—No es difícil adivinar que se trata de alguien que es o fue importante cuando estabas vivo, aun muerto los ojos delatan muchas cosas—miro alrededor del cementerio, pensando en que debería hacer, finalmente suspiro y decido hacerle caso a la alocada idea que se forma en mi cabeza.
—Bueno, si no es mucha molestia me gustaría que me enseñaras como dar señales-Una sonrisa divertida se forma en su rostro, se recuesta de lado y con ayuda se su brazo recarga su cabeza mirándome
-A quien quieres atormentar?-Abro los ojos de par en par
-¿Que?!, no no es eso-
-No?- su cara se queda en blanco.
Doy un largo suspiro y le cuento todo, o bueno lo que recuerdo y los pequeños recuerdos que poco a poco van apareciendo.
-Wow amigo, que mierda de persona eres-
-Abro mi corazón contigo y me dices eso-
-Que quieres que te mienta?, si quieres lo hago, vaya amigo que bueno que tengas tu descanso eterno, mientras la mujer que te amo se destruye lentamente y sufre en silencio, sin ningún consuelo, ni nadie que la apoye en sus peores momentos- lo ultimo lo dice con ironía
-Tampoco tienes que ser tan falso- mi cara literal fue así -_-
-Al menos tus intenciones son muy puras, mejor que las mías- Veo melancolía en sus ojos y palabras, pero rápidamente se recupera. Se levanta rápidamente y coloca sus manos en mis hombros y con una gran cara de esperanza me dice
-Hermano yo te ayudare-
Se puso rápidamente de pie, me tomo de las manos y me obligo a pararme, no se que mosco de pico a este tío, pero no soy quien para destrozarle esa ilusión que veo en sus ojos.
Aunque realmente, al parecer eso no me importo antes.