I
Xarol estaba sentado en la sala de espera del hospital, su mirada perdida en el suelo. Las imágenes de los últimos días revoloteaban en su mente, cada golpe, cada grito, cada lágrima grabada como cicatrices en su alma. La noticia de la muerte de su madre había sido un golpe devastador, pero también había encendido algo dentro de él, un fuego ardiente de ira y venganza.
La sala de espera estaba fría y silenciosa. El sonido del zumbido distante de las máquinas médicas y los murmullos apagados de otros pacientes apenas llegaban a sus oídos. Xarol se abrazaba a sí mismo, tratando de contener las emociones que luchaban por salir. El olor a desinfectante llenaba el aire, aumentando la sensación de esterilidad y soledad.
Vack se sentó a su lado, silencioso pero presente. Sabía que su amigo estaba pasando por el peor momento de su vida y no quería presionarlo para hablar. Después de un rato, decidió romper el silencio.
"Xarol, sé que esto es muy difícil," comenzó Vack, su voz suave y llena de preocupación. "Pero no estás solo en esto. Estoy aquí contigo, pase lo que pase."
Xarol levantó la mirada, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y determinación. "Lo sé, Vack. Pero no puedo quedarme quieto. Tengo que hacer algo. No puedo dejar que esto quede impune."
Vack asintió, entendiendo perfectamente el deseo de su amigo. "Lo que decidas, estaré contigo. Solo recuerda que la venganza puede ser un camino peligroso."
"¿Y qué más puedo hacer?" preguntó Xarol, su voz temblando con una mezcla de frustración y desesperación. "Mi padre mató a mi madre. No puedo dejar que se salga con la suya."
Mientras hablaba, Xarol recordó el sonido de los muebles estrellándose y los gritos de su madre. Las imágenes eran vívidas, y podía sentir la impotencia que lo había invadido al ver a su madre desfigurada y sangrando en el suelo.
Vack tomó un profundo respiro, sabiendo que sus palabras eran cruciales. "Xarol, entiendo tu rabia. Pero debemos ser inteligentes. Debemos pensar en cómo podemos hacer justicia sin destruirnos en el proceso."
Xarol miró a su amigo, apreciando su apoyo y su sabiduría. "Tienes razón, Vack. Pero no puedo prometer que no buscaré venganza. Solo... no puedo."
"Y no te lo pediré," dijo Vack con firmeza. "Solo quiero que sepas que estaremos juntos en esto. No tienes que enfrentarlo solo."
Xarol asintió, sintiendo una mezcla de gratitud y dolor. Sabía que su camino no sería fácil, pero con Vack a su lado, tenía una oportunidad de encontrar una manera de sanar y de enfrentarse a su padre.
II
El camino hacia la biblioteca era tranquilo, con solo el sonido de sus pasos sobre la grava rompiendo el silencio. Xarol y Vack caminaban lado a lado, cada uno perdido en sus pensamientos. El cielo estaba nublado, y una brisa fresca les revolvía el cabello.
—¿Crees que encontraremos algo útil? —preguntó Vack, rompiendo el silencio.
—Espero que sí —respondió Xarol, sin apartar la vista del camino—. No podemos quedarnos de brazos cruzados.
—No, no podemos —asintió Vack—. Pero debemos ser cuidadosos. No sabemos a qué nos enfrentamos.
Llegaron a la biblioteca, un edificio antiguo con grandes ventanales que dejaban pasar la luz natural. Las estanterías llenas de libros se alineaban contra las paredes, y un silencio solemne envolvía el lugar. Los dos amigos se dirigieron a la sección de libros antiguos y raros, donde la biblioteca mantenía sus textos más valiosos y, posiblemente, más oscuros.
ESTÁS LEYENDO
ELEGIDOS -Temporada 1-
AksiUna familia campesina vivía feliz en el campo, hasta que algo comienza a difundir oscuridad en el hogar, el niño de la familia deberá encargarse de tomar el futuro del universo mismo sobre las garras del mal.