Ya no escuchó nada, solo hay silenció, el papel en mis manos no podía leerlo de nuevo, era imposible. Mil veces pensé que esto era una posibilidad, pensé que si pasaba esto estaria preparada pero no...nada te prepara para ésto. Es una mierda. Debe ser una maldita pesadilla.-Isabela, di algo. Mirame, por favor.
Miré a mi madre, sus ojos inchados por las saladas lágrimas que caían a sus mejillas. No llores, mamá. Por favor, no llores por mi culpa. Su brazo me rodea y con su mano acaricia mi hombro derecho con delicadeza, como si fuera porcelana frágil bajo su tacto, pareciera que quisiera causarme algo de calma con cada caricia.
-Todo estará bien.- Observe a mi padre, sus ojos cristalinos y dulces observándome. Su mano izquierda acariciándome la pierna con suavidad.No, no tú también, papá.
Siento como mi pecho se encoje ante sus palabras y las miradas de ambos, quería decirles que pararán, que no lo hicieran, que no me miraran así, que no me hablaran de esa manera pero mi voz no salía, el nudo en mi garganta no me lo permitía, mis ojos empezaban a picar. No lloraré, no debo, al menos no ahora.
Cierro los ojos al bajar la cabeza, arrugó el papel en mis manos con impotencia. ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? Siento la boca y garganta tan secas que empieza a doler, debo hablar, debo decir algo. Lami mis labios y trago saliva como puedo, causando un leve sonido de incomodidad de mi parte.
-Yo...-suspiró, pensando que decir con exactitud, levantó la cara para mirarlos, sonriendo lo mejor que puedo manteniendo mi teatro en pie, sujetando mi máscara para que no se caiga frente a ellos. -Se que estaré bien, eso no lo dudo.
Finalmente digo con un toque de esperanza,escuchó a mi papá sollozar, wow, creó que es la primera vez que lo escuchó de esa forma, me abraza con tanta fuerza que siento como si temiera que desapareciera en el aire o como si fuera arena entre los dedos, mi mamá hace lo mismo sin dudar poco después que él con la pequeña diferencia de que su abrazó era suave pero firme. Tantos clichés de vida, tantas cosas, tantas experiencias que pudiera vivir, tantas personas y a mi es a la que le toca esta mierda.
Cáncer. Cáncer de mamá.
No quiero nada. No quiero hacer nada. No quiero ver a nadie, ni oír a nadie. Cerré la puerta de mi cuarto con seguro, estoy temblando, ya no soportó esto, ya no aguanto más, caigo de rodillas rendida, mis ojos arden con cada lagrima que cae a mis mejillas que luego termina en el suelo, me recargo en la puerta y abrazó mis rodillas. Ahogó cada sollozo en mi garganta para que no me escuchen, no puedo permitir que me vean así de nuevo; Solo puedo pensar en la suerte que tengo ahora, en las ganas que tengo de dejar todo esto, ir a otro lugar, tener otra vida de ser posible..., otro cuerpo, huir de mis problemas como una niña pequeña, bueno, en realidad eso soy despuésde todo, una niña pequeña..., una niña asustada, al menos así me siento en este momento, no importa mi edad, no importan mis canas, yo seguiría siendo una niña, una temerosa niña asustada.
No lloraré toda la vida por esto, no puedo gastar mi tiempo, ni mis lagrimas sintiéndome miserable y compadeciendome de mi misma eso es estúpido, eso solo me matará (más rapido), necesito pensar en soluciones, en cosas positivas. Por ejemplo: "Si me muero no gastaré más oxígeno."
...
...Ok. Que se joda mi cerebro en este momento. ¿No puede darme algo realmente positivo para mi? ¿Para nosotros? ¿Qué le cuesta? Nada. No es como si trabajará mucho para no poder darme lo que le pido esta vez. No quiero lidiar con esto, no ahora, será el doble de agotador lidiar con más pensamientos intrusivos.
-Buen día, Isabela. Son las 7:00.a.m. Hoy será un día soleado, sonríe y ten un gran día.
Cállate...no quiero oírte. La Alexa solo repite esas tediosas palabras como cada día, debería cambiar la configuración y ponerle alguna canción en lugar del saludo tan monótono. Desconectó el aparato, una sola palabra más y mi cabeza explotará, no soporto el sonido, no ahora después de llorar casi toda la noche, siento los ojos inchados, de seguro estoy peor que un sapo.
Todo estará bien. Me repito mentalmente antes de levantarme de la cama, no recuerdo como llegué a dormir en ella, pateó mi ropa sucia, no tenía ánimo de recogerla, talvez luego lo haga, si no es que me vuelvo a rendir acostándose en mi cama.
Me veo horrible, aún después del maquillaje sigo viéndome demacrada, rayos, pensé que maquillando mi piel me vería bonita, bueno, almenos no tan mal pero parece que solo era mi ilusión la que hablaba.
El aroma a pan francés llega a mi nariz y siento como mi saliva se vuelve agua, salgo de mi cuarto y me dirijo a la cocina, mi mamá está cocinando que curioso que haga algo tan elaborado como pan francés entre semana, yo esperaría un taco de frijoles con huevo o algo menos laborioso para un día ocupado.
-¿Pan francés? Wow. ¿Qué celebramos?
Se da la vuelta y me mira, no se había dado cuenta de mi presencia hasta ese momento, puedo ver sus pequeñas ojeras bajó sus ojos rojizos, seguramente no durmió como yo, me sonríe un poco.
-Buen día.-me saluda dulce-Nada especial, solo...solo se me antojó desayunar pan francés, eso es todo.
Entro en la cocina y la abrazó, siento como tiembla un poco mientras me regresa el abrazó, acarició su espalda, pasamos unos minutos así, sin decir nada.
-No tiene nada que ver que saque diez en inglés, ¿verdad?- Intentó bromear para aligerar el ambiente, alejando el tema que flotaba a nuestro alrededor pero que no queríamos comentar, parece funcionar mi plan al oírla reír, me relajó y siento como su cuerpo deja de estar tan tenso.
-Si, me tomaste con las manos en la masa.
-¿Pan francés?- Miramos hacía atrás y observamos a mi papá quien cargaba en su brazo a mi hermana con su uniforme aun peleando por mantenerse despierta.
-Pan francés...-Arrastro las palabras con cansancio y reímos.
-No me digas que lo preparaste por el diez de Isa.-Levantó una ceja al preguntar ironico de forma cantarina a lo cual mi mamá solo sonrió.
-Oh, mi hermosa Rocío.- Mi papá murmuró divertido al saber que habia dado en el blanco con tanto afecto que me hizo sentir cálida por dentro, se acerca a nosotros y besó a mi mamá para luego besar mi frente suavemente, cerré los ojos disfrutando de la linda demostración de cariño.
Adoró que mi papá sea tan dulce, muy pocos hombres son como él, deberían de imprimir más hombres como mi papá.
Abrí los ojos y miré su cansado rostro mientras me observa con cariño, él también tenía ojeras bajó los ojos no tan rojizos como mamá pero si era notable que tampoco durmió. Siento como en el estómago se me hace un nudo. ¿En serio cause todo esto? Que problema, yo no quería ponerlos así, no quería alterar a nadie, ni preocupar, ni nada parecido.
-Se quema el pan.-señala mi hermana y todos miramos la sarten semihumeante.
-¡El pan!- Gritamos al unisono mi papá y yo, mi mamá reaccionar al momento cambiándolo a un plato lo que en un principio seria el desayunó.
Miramos el pan dorado y algo quemado unos segundos en total silenció, vaya que ha sido una suerte que no se quemara todo.
-Bueno...parece que se tosto un poco.- rompo el hielo.
Mi papá ríe y los demas imitan su acción, me revuelve el cabello que ya me había cepillado haciéndolo lucir como un estropajo usado y no puedo evitar soltar una carcajada, me siento feliz, en otra circunstancia seguramente mi mamá se habría enojado por lo de la comida y que todavía no estábamos listos para irnos, sobre todo mi papá que solo estaba usando su bóxer suelto y viejo pero no, en este momento todo era tan...tranquilo y animado. Ojalá siempre fuera así.
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El borrego que ama el cielo.
Novela JuvenilIsabella, una chica de 17 años apunto de ser una adulta se enfrenta a las dificultades de su vida, cosas que no se pueden cambiar y lidiar con el como debe ser, de frente y sin dudar apesar del miedo y las dificultades. Puede ser que las dificultade...