Jay se encontraba frente a aquel majestuoso lugar característico por la arquitectura italiana. Aunque con un poco de inquietud, se dirigió hacia la mansión, intentando pasar desapercibido.
De alguna forma, los invitados que estaban dispersos por doquier apenas lograron notar a Jay mientras él se dirigía a buscar la habitación donde se encontraba Clarissa. Después de unos agobiantes minutos, logró dar con la habitación de ella. Una vez tocando la puerta, Clarissa salió a atender, pero se asustó al ver a Jay.
Emocionada y asustada a la vez, le preguntó si nadie lo había notado.-No -respondió Jay, intentando sonar tranquilo.Clarissa lo empujó rápidamente hacia adentro, cerrando la puerta con llave.
-El plan consiste en que tú te pongas mi ropa para salir y yo me pondré un traje de mesero para que nadie sospeche de mí -dijo Jay, empezando a quitarse su ropa.
Justo cuando Jay se encontraba en ropa interior, escucharon que tocaban la puerta. Clarissa le dijo que se escondiera rápidamente en el baño, dejando el bolso y su ropa en el piso. Ella procedió a ocultar la ropa de Jay debajo de un sillón.
-No salgas hasta que te lo indique y no hagas ruido. Me desharé pronto de ellas -le susurró Clarissa antes de abrir la puerta.
Las damas de honor entraron preguntándole si necesitaba ayuda.
-No, estoy bien -respondió Clarissa. Las damas insistieron en que querían presentarle a unos invitados antes de la boda y que no tardarían mucho para que Clarissa volviera a la habitación para seguir arreglándose.Jay, desde el baño, escuchaba todo en silencio. Las damas de honor se fueron de la habitación con Clarissa. Sin embargo, una de ellas notó el bolso de Jay en el suelo. Lejos de sospechar algo, simplemente pensó que no debería estar ahí y lo tomó para llevarlo a otro lado, creyendo que alguien lo había dejado por accidente y que la habitación debía estar despejada de cualquier cosa que no fuera para el arreglo personal de Clarissa. Todo esto pasó sin que Clarissa lo notara.
Una vez que las damas se fueron, Jay salió para vestirse, pero se percató de que su bolso no estaba. Desesperadamente, lo buscó por todos lados. Luego de unos minutos, escuchó a alguien aproximarse a la habitación y se escondió nuevamente en el baño.
Escuchó una voz familiar diciéndole que ya era seguro salir.
-Ya me deshice de las damas, pero es cuestión de tiempo para que vuelvan
-dijo Clarissa al entrar. Jay salió del baño y le dijo a Clarissa que su bolso no estaba, pero ella apenas le prestó atención, ocupada poniéndose la ropa de Jay que había escondido bajo el sillón.-Mi bolso no está, Clarissa. Ahí está mi traje de mesero, y no puedo salir sin él -insistió Jay.Clarissa, una vez que se quitó el vestido de novia y lo dejó en el piso, le dijo a Jay que ella iría a buscar su bolso.
-¿Cómo vas a hacer para que no levantes sospechas y te descubran? -preguntó Jay, preocupado.-Yo soy la única que conoce el lugar y creo saber dónde puede estar. Tienes que seguir escondiéndote en el baño. Aunque la habitación esté en un lugar apartado de la casa, eso no significa que no te puedan descubrir.
Mantente alerta, pero sin llamar la atención -respondió Clarissa, tratando de calmarlo.Clarissa se dirigió afuera, y una vez que comenzó a toparse con los invitados, notó que la ropa de Jay servía perfectamente para pasar desapercibida.
En ese mismo momento, sus pensamientos cambiaron.
Clarissa comenzó a cuestionarse si sería buena idea seguir caminando sin detenerse, si sería posible lograr salir de ese lugar, de la vida de Alessio. La duda la invadió.
¿Debería regresar por Jay o huir de ahí? Los pensamientos de Clarissa comenzaron a intensificarse mientras caminaba por los pasillos de la mansión. Cada paso que daba la hacía dudar más. "¿Qué estoy haciendo? ¿Y si nos descubren a los dos? Alessio no tendrá piedad. Pero Jay confía en mí, no puedo simplemente dejarlo." El rostro de Jay apareció en su mente, su expresión de confianza y desesperación mientras le entregaba su plan. Clarissa sabía lo importante que era para él, pero también sabía el riesgo que ambos corrían. " Si me descubren con su bolso, nos atraparán a ambos. Si me detienen, nunca tendré la oportunidad de escapar de Alessio." Clarissa apretó los puños, sus pensamientos se volvieron un torbellino de emociones" Podría escapar ahora mismo nadie sospecharía de mí vestida así. Pero, ¿puedo vivir con la culpa de dejar a Jay atrás? ¿Puedo arriesgarme a ser atrapada por Alessio?
Tal vez esto sea mi única oportunidad de libertad."Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba a la salida. Las voces de los invitados eran un murmullo lejano, como si el tiempo se detuviera. Clarissa respiró hondo, tratando de calmarse. " Puedo hacerlo. Puedo escapar. Pero, ¿qué pasa con Jay?" La duda se volvió insoportable. Los recuerdos de su amistad con Jay, las risas y los momentos difíciles compartidos, luchaban contra el instinto de supervivencia que gritaba en su mente. " Si vuelvo, puedo ser atrapada. Pero si no vuelvo, lo estoy condenando." Finalmente, la presión se volvió demasiado. Clarissa tomó una decisión.
"Lo siento, Jay," pensó mientras se dirigía hacia la puerta de salida. "No puedo arriesgarme. No puedo volver."Y así, Clarissa decidió traicionar a Jay, dejando atrás no solo a su amigo, sino también una parte de sí misma que nunca podría recuperar.
ESTÁS LEYENDO
Rostros De Traición
Teen FictionEn una opulenta mansión, el caos se había desatado. Jay, un joven de 24 años, se había infiltrado como mesero en la boda de Alessio el líder de una de las mafias más poderosas de Italia, con un solo objetivo: sacar a Clarissa del altar antes de que...