La Huida Pt.4

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Jay avanzaba torpemente a través del denso jardín, el vestido de novia ajustado y los tacones haciéndole la huida aún más complicada. Cada paso era una lucha contra el terreno áspero y el miedo creciente en su pecho.

Mientras buscaba desesperadamente una salida, uno de los hombres de Alessio, que patrullaba la zona, lo avistó desde una distancia prudente.

—¡He encontrado a alguien! —informó el hombre con urgencia por radio, su voz cargada de adrenalina—. Parece que se está escapando. ¡Notifiquen a Alessio de inmediato! La noticia se transmitió rápidamente a Alessio, quien estaba en plena conversación con sus asociados cerca de la entrada de la mansión. Al recibir el informe, Alessio mostró una mueca de furia, su enojo palpable al ver que su plan para capturar a los traidores estaba siendo desafiado.

—¡No dejen que escape! —ordenó Alessio con voz autoritaria—. ¡Captúrenlo y tráiganlo ante mí! Los hombres de Alessio se dispersaron con rapidez, moviéndose con eficiencia para localizar a Jay. La búsqueda, alimentada por la urgencia de Alessio, se volvió sistemática y meticulosa. Jay, al escuchar los pasos acercándose y la voz de los hombres, comenzó a correr desesperadamente. Sin embargo, el vestido de novia y los tacones le impedían moverse con agilidad, ralentizando su huida.

En poco tiempo, los hombres de Alessio lograron rodear a Jay. La trampa se cerró a su alrededor y fue capturado sin contemplaciones. Jay luchó, tratando de liberarse, pero la fuerza superior de sus captores hizo que fuera imposible resistirse.

—¡No, por favor! —exclamó Jay, mientras era sometido por la fuerza—. ¡Déjenme ir! Las súplicas de Jay eran ignoradas mientras los hombres de Alessio lo arrastraban de regreso a la mansión. Exhausto y aterrorizado, Jay apenas podía hacer frente a la situación, y su destino se volvía cada vez más incierto mientras lo llevaban al interior de la mansión.

Al llegar, Alessio estaba esperando con una expresión de enojo contenida. La mansión, antes un lugar de celebración, se había transformado en un caos absoluto. Los rumores sobre la cancelación repentina de la boda se esparcían rápidamente entre los invitados. La noticia causó confusión y descontento generalizado.

—¡La boda se cancela! —anunciaron los hombres de Alessio a los invitados, exigiendo que se fueran sin ofrecer más explicaciones. Los invitados, sorprendidos y desorientados, comenzaron a abandonar la mansión en masa. El bullicio y el caos invadieron la mansión, con especulaciones y preguntas sin respuesta llenando el aire. La atmósfera de incertidumbre y presión era evidente en los rostros de los asistentes mientras se dirigían hacia la salida.

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