15. El cambio

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Las vacaciones habían pasado casi en un abrir y cerrar de ojos. Los días se resumían a despertar, ir a las clases que mamá prácticamente nos exigía a tomar (deseaba que al igual que ella seamos las primeras en la Universidad), regresar a casa, repasar y al final dormir. Sirilak tenía suerte de contar con la visita casi diaria de Kornnaphat, sentía un poco de celos el ver como fui casi totalmente desplazada por mi mejor amiga, por suerte la habitación de mí herma a estaba justo al frente normalmente teníamos las puertas abiertas.

Los fines de semana Sirilak y yo éramos completamente libres, días en los cuáles podíamos estar con nuestras amigas.

Haber tenido mis días ocupados en aquella preparatoria fue de gran ayuda, aunque, desde que despertaba por las mañanas hasta que finalizaba el día una sola persona invadía mi mente: Pattranite Limpatiyakorn. Habían pasado más tres meses desde que la pequeña de sonrisa amplia y brillante se marchó, el vacío en mi vida que dejó su ausencia era visible y palpable ante mis ojos. En la caja que me envió aún quedaban unas cuantas bolsitas de rollitos de canela, ya que en cuanto la levantaba se sentía más liviana.

Era doloroso el pensar que ya no habría nada más de Love en mi vida después de que el último rollito de canela sea comido.

— Vaya pensamiento poéticamente trágico se te ha ocurrido, Vosbein — Dije mientras reía amargarmente.

En pocos días las clases iniciarían nuevamente y como cada año mamá nos llevaba a mí y a Sirilak a comprar ropa nueva. Aunque, hoy sería diferente ya que tenía turno en el hospital así que decidimos ir con nuestras amigas. Hoy era sábado y estábamos a la espera de la llegada del resto de integrantes de nuestra "pandilla de homosexuales" tal y como nos llamaba mamá.

— ¿Realmente ya están en camino? — Pregunté desde el segundo piso. Hace más de una hora que llamaron para decir que ya habían tomado el autobús.

— Es como las tercera vez que me lo preguntas — Sirilak habló entre dientes mientras caminaba con dirección a la cocina.

— Es que en serio ¿Por qué demoran tanto? — Dije mientras me lanzaba en uno de los muebles.

El timbre sonó y mis esperanzas volvieron.

— Iré yo — Exclamé lo suficientemente fuerte como para que mí hermana me escuchara.

El timbre sonó nuevamente y no cesaba.

— Dioooooosssss ya vooooooy no soy flash — Grité mientras corría hacia la puerta. Definitivamente le daría un zape al responsable de aquel escándalo.

No fue sorpresa al ver la razón de tan insistente sonido. Afuera estaba una muy pulcra y sonriente (de manera inocente) Orm.

— Kornnaphat Sethratanapong, eso es lo que te enseñan en la rea...—

— AMOR MÍO —

— LINGLING —

No terminé de hablar porque ambas ahora corrían una por la otra. Puse mis ojos en blanco. El amor es causante de todo esto. Este par, se había visto ayer, pero parecía que no se hubieran visto de hace siglos.

— "Si si, hola mejor amiga ¿Cómo estás? ¿Todo bien? Ah sí ¿Puedo pasar?" — Hablaba en tono irónico mientras me dirigía nuevamente a la sala.

— Owww al parecer una de mis hermanas favoritas está de mal humor — Orm tomaba mis abultadas mejillas mientras me las pellizcaba.— Eres muy tierna cuando estás enfadada.

En cuanto Orm dijo eso se escuchó a Sirilak aclarando la garganta, estaba pidiendo atención.

— Pero mí bebé es mucho más tierna — Mí rubia amiga hablaba en tono infantil mientras tomaba las mejillas casi inexistentes de Sirilak.

MISMO LUNAR [MilkLove & LingOrm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora