Capítulo 18: Loco por amarte

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El sol comenzaba a ocultarse en un cielo teñido de púrpura y azul, mientras Demetrius caminaba por las calles de la ciudad, sus pasos resonando en el pavimento. Había pasado un año desde que Damián desapareció, y todos creían que estaba muerto. Sin embargo, Demetrius no podía olvidar a Anya, aunque sabía que ella aún se aferraba al recuerdo de Damián. Sus pensamientos estaban llenos de incertidumbre y un anhelo silencioso.

"No hay droga como la negación. Sigo llamándote por tu nombre, Anya, pero no sientes lo mismo. Me pregunto si alguna vez podrás dejar de amar a un fantasma," reflexionaba Demetrius mientras avanzaba hacia una cafetería donde solían pasar tiempo juntos. Sus manos temblaban ligeramente, nerviosas por la conversación que estaba a punto de tener.

Entró en la cafetería y divisó a Anya sentada en una mesa junto a la ventana, absorta en sus pensamientos. Se acercó y se sentó frente a ella, intentando encontrar las palabras adecuadas. Anya levantó la vista y le sonrió, aunque había una tristeza subyacente en sus ojos.

"Hola, Demetrius. ¿Cómo has estado?" preguntó ella, con una mezcla de calidez y preocupación.

Demetrius esbozó una sonrisa, aunque forzada. "Bien... Supongo. Anya, quiero hablar contigo sobre algo importante." Su voz llevaba una seriedad que Anya no pudo ignorar. Ella inclinó ligeramente la cabeza, mirándolo con curiosidad y un atisbo de nerviosismo.

"Claro, dime," respondió, apoyando los codos sobre la mesa y entrelazando los dedos.

Demetrius tomó aire profundamente, sintiendo el peso de sus emociones. "Anya, he estado enamorado de ti desde hace mucho tiempo. Pero sé que aún estás... esperando por Damián. Todos creemos que él ya no está, pero siento que sigues aferrada a él." Las palabras salieron con dificultad, su voz reflejando una mezcla de dolor y esperanza.

Anya bajó la mirada, sintiendo una mezcla de emociones arremolinándose en su interior. Sabía que Damián había sido su primer amor, y perderlo había sido devastador. "Demetrius, yo... no sé qué decir. Damián siempre será una parte de mí, pero no quiero que eso te haga daño. No quiero que te quedes amándome si yo no puedo devolverte ese amor de la misma manera," respondió, su voz quebrada y baja.

Demetrius asintió, su rostro tenso pero sereno. "Eso es lo que me temo, Anya. No me dejes amándote, no si no sientes lo mismo. Si caminas de puntillas por la mañana, necesito una advertencia. Si estás fuera de esto cuando yo estoy dentro, necesito saberlo," dijo, sus ojos fijos en los de ella, buscando una verdad dolorosa pero necesaria.

Anya sintió una lágrima rodar por su mejilla. Sabía que Demetrius merecía ser feliz, pero también sabía que ella no estaba lista para dejar ir a Damián por completo. "Demetrius, no quiero que te vayas. Pero tampoco quiero que sigas esperando por algo que tal vez nunca llegue. Es difícil para mí olvidar, pero no quiero lastimarte," admitió, su voz apenas audible pero cargada de sinceridad.

"Anya, no te estoy pidiendo que olvides a Damián. Solo quiero saber si alguna vez podrías verme de la misma manera. Si no es así, dímelo. No quiero que me dejes amándote, sin saber si hay esperanza para nosotros," insistió Demetrius, su tono urgente pero controlado. Sus manos se entrelazaron en un gesto de ansiedad contenida.

El silencio llenó el aire entre ellos, mientras Anya intentaba procesar sus propios sentimientos. Sabía que tenía que ser honesta con él, aunque doliera. "Demetrius, eres una persona increíble, y me importas mucho. Pero ahora mismo, no sé si puedo corresponder a tus sentimientos. No quiero que sigas esperando por algo que tal vez nunca pueda darte," respondió finalmente, con una honestidad que le rompía el corazón.

Demetrius cerró los ojos por un momento, asimilando sus palabras. Luego, los abrió y asintió lentamente. "Entiendo, Anya. Gracias por ser honesta. Solo espero que, si alguna vez cambian tus sentimientos, puedas darme una oportunidad. Pero hasta entonces, no quiero que me dejes amándote sin una respuesta," dijo, su voz suave pero firme, como si tratara de aceptar la realidad que había temido.

Anya asintió, sintiendo el peso de sus palabras. Ambos sabían que el camino no sería fácil, pero la honestidad era lo mejor para ambos.

Demetrius se levantó, sus movimientos lentos y cuidadosos. Se inclinó hacia ella y le dio un suave beso en la frente, un gesto de despedida lleno de ternura y resignación.

"Cuídate, Anya," susurró antes de dar media vuelta y salir de la cafetería. Anya lo observó irse, con un nudo en el corazón.

Sabía que tenía que enfrentar sus propios sentimientos y decidir si estaba lista para dejar ir el pasado y abrirse a un nuevo futuro.

"No quiero perderte, Demetrius. Pero tampoco quiero aferrarme a ti si no puedo amarte de la manera que mereces," pensó ella, con lágrimas cayendo silenciosamente.

El sol se había puesto por completo, dejando la ciudad bajo un manto de estrellas. La noche traía consigo incertidumbre, pero también la esperanza de que algún día, ambos encontrarían la respuesta que buscaban.

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⏰ Última actualización: Aug 01 ⏰

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