Capítulo 01

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Capítulo 01

Rebecka

Toque nuevamente el botón y esta vez tuve una respuesta exitosa.

—Residencia Ackerman, ¿quien es?—preguntaron.

—Rebecka..—respondí.

—Adelante señorita.

La enorme puerta se abrió en menos de un segundo. Esa puerta que desee abrir durante tantos años, ahora era una realidad solo tenía que decir mi nombre y se abriría en cualquier momento.

Caminé hacia la puerta que conocía a la perfección, faltaban horas para que el nuevo año arribara y la mansión Ackerman se preparaba para eso.

Mi cumpleaños número 20 había sido hace un par de días, mi nueva familia me organizó una gran fiesta, que por supuesto no disfruté del todo pues no tenía ánimos de nada pero agradecí profundamente a mi suegra por organizar todo para mi.

En la puerta me esperaba Ana con su pequeña Alía en brazos, subí los escalones y bese su regordeta mejilla para después hacer lo mismo con la de mi suegra.

—¿Qué tal la charla?—pregunto Anna.

Suspire—Sabes que no es fácil que Regina de su brazo a torcer, pero al menos recuperé mis cosas.

Tuve que ir a mi antiguo hogar a buscar un par de cosas, eso significaba tener que enfrentar a mi madre, la cual no paro de insultarme en los veinte minutos que estuve ahí.

Anna entró a la casa y fui detrás de ella, todo olía delicioso ahí dentro, a postres y comida recién hecha, había flores por todas partes y muchas personas organizando todo.

—¿Dónde está...?

—Esta arriba—dijo antes de terminar mi pregunta.

Sonreí y asentí, subí las escaleras, caminé por aquel pasillo que conocía de memoria y toque esa puerta que ahora era color negro.

—Pasen...—murmuraron desde adentro.

Giré la manija y lo encontré sobre su cama, sin camisa pero con un plástico en su brazo izquierdo.

Levantó la cabeza y sus ojos brillaron—¡Hola amor!

Sonreí—Hola... ¿qué haces?

Entre y cerré la puerta detrás de mi, me senté en la orilla de la cama y me quedé atenta a sus movimientos.

—Tengo un nuevo tatuaje—aviso—Y debo hacerme las curaciones.

—No sabía que te tatuarías.

—Es como una tradición mía, cada que termina un año exitoso, tengo un nuevo tatuaje.

Me acerqué para observar el número 24 en su piel.

—¿24? ¿Que significa?—cuestione con interés.

Encogió los hombros—Nada del otro mundo, solo me agrada ese número.

—Alessandro... creí que teníamos confianza.

Sonrió con pena y se cubrió el rostro, ¡dios! Se veía como un niño pequeño.

—Es un número que me ha dado suerte, es todo.

Ackerman II: Señora AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora