𝐀𝐍𝐀𝐓𝐎𝐋𝐘 & 𝐋𝐄𝐕 ➛「𝒅𝒊 𝒂𝒏𝒈𝒆𝒍𝒐」

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SUCESIÓNfor ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ

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SUCESIÓN
for ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ

❝ i can run, but i can't hide
from my family line ❞

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La boca le sabía a barro y sangre.

Su respiración era pesada y dolorosa, mientras la sombra de su primo se cernía sobre él. A cada pequeño movimiento, su hombro dislocado dolía. Sus costillas parecían hechas puré, o esa era la sensación que le daba.

¿Cómo había acabado así? Esa era la pregunta que se hacía mientras su primo se agachaba para cerrarle los ojos suavemente, aún sabiendo que no había dejado a Lev en peligro de muerte inminente. En mucho dolor sí.

—Puedes descansar.

El comentario de Anatoly le sorprendió, mientras ambos se encontraban cara a cara por fin cerca del lago.

—Te mandaron aquí injustamente. Puedes descansar de las responsabilidades e irte. Te prometo que no es el fin del mundo, Lev.

La tensión se palpaba y Lev estuvo tentado de aceptar, pero lamentablemente no le habían entrenado así. Quizá fuera joven, pero llevaba grabados en sangre los ideales de los Novikov.

La misión era lo primero y la misión pasaba por matar a Anatoly o morir.

—Sabes que no puedo.

La contestación del menor fue la sentencia que Anatoly esperaba. Le dolía tener que pelear con su propia familia, pero había elegido su camino cuando mató a esa partida de cazadores que le buscaba.

Ahora tenía una familia y no pensaba tirarla a la basura. Y su familia era Gisela, que se encontraba sentada en unas rocas lejanas observando la pelea que se aproximaba.

—Entonces vamos a ello, ¿no? ¿Para qué esperar?

Lev estaba de acuerdo, así que, viendo que su primo le dejaba el primer movimiento, no tardó en sacar el arma de su chaqueta. Le quitó el seguro y disparó contra el hombro de su primo, deseando mantener la pelea a distancia para tener al menos una oportunidad.

Anatoly se resintió ante el disparo, frunciendo su rostro mientras comenzaba a caminar para recortar la distancia con su familiar. Lev pareció no resignarse, disparando la pierna ajena buscando golpear la femoral.

Al notar la intención de Lev, Anatoly supo que iba en serio. Fue suficiente para dejar de retenerse. Aguantando el dolor, recortó la distancia para comenzar a forcejear por el arma. Un tiro se disparó al cielo, mientras la pistola terminaba cayendo al suelo en propiedad de nadie.

Lev no perdió el tiempo, estampando un puñetazo en la mandíbula del mayor y logrando después pegarle un rodillazo en el disparo de la pierna. Parecía tener la ventaja, al menos hasta que Anatoly usó la fuerza bruta para lanzarle al suelo.

Ambos rodaron hasta la orilla embarrada del lago, quedando el dhampir encima. Lo siguiente fue un borrón para el menor.

Un puñetazo se descargó sobre su ojo, provocándole un derrame casi al instante y haciéndole ver mal en cuanto intentó abrir los párpados. Luego otro fue a parar a su nariz y, por último, a su pómulo.

La sangre en la nariz hacía que le costara respirar y estaba muy aturdido. Toda la ventaja que había conseguido se iba por el caño, mientras Anatoly aprovechaba el impulso y el salvajismo de la pelea para levantarse, arrastrarle del brazo izquierdo y moverle hasta ponerle de rodillas, de espaldas.

Después, sin ninguna misericordia, le pateó con fuerza el hombro, haciendo que este se saliera de forma violenta y el chico soltara un alarido de dolor que cortó el bosque como en una película de terror.

La respiración del chico se hizo rápida y dolorosa. No podía ver, no podía casi respirar por la sangre y sentía que perdía el conocimiento por el dolor en el hombro.

Segundos después, su primo le estaba lanzando con violencia al suelo, haciendo que sus costillas se quejaran. Lev supuso que quizá no estaban rotas al haber caído sobre una capa de barro, pero lo dudaba.

—Puedes descansar —pronunció Anatoly una vez más, mientras cerraba los ojos del muchacho, que pareció haber perdido por fin el conocimiento.

Anatoly era consciente de que no moriría esa noche. El Consejo se encargaría de acabar con él, pero al menos no pensaría en su conciencia.

—Vámonos, Gis —le indicó a su pareja, sin mirar atrás esta vez.

El miedo que Ekaterina había descrito la primera vez parecía haberse evaporado y todo había pasado al muchacho frágil y moribundo que había quedado abandonado en la orilla del lago, agonizando de dolor.

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2024 ⏰

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