×~|•|~Leatherface~|•|~×

~|•|~Cap 12~|•|~

Thomas Hewitt, borracho y con ganas de follar - Drabble
Thomas Hewitt y FEM!Reader

Etiquetas: cunnilingus, orgasmos forzados, hablar de moretones, relaciones establecidas, mojado y sucio, chorros, dacrifilia, sobreestimulación

Recuento de palabras: 1.1k

Jodidamente obsesionado con la idea de que Thomas se ponga completamente borracho en cuanto pruebe algo.

como si su culo virgen tuviera demasiado miedo de hacerte daño como para follarte al principio y se pusiera de rodillas para ti. Prueba un poco, se aparta un poco y se lame los labios y puedes ver que sus pupilas se dilatan y sus ojos se ponen vidriosos y simplemente cae de cara en tu coño

Oral descuidado, húmedo, resbaladizo y hambriento de ese hombre. Sus dientes chocan contigo de todas las formas correctas a veces. En un momento está gimiendo dentro de ti y al siguiente está gruñendo y tratando de meter su lengua más y más profundamente dentro de ti para saborear más.

y a él no le importa cuando le ruegas que baje el ritmo y que ya no puedes correrte más, porque sigues goteando en su cara y lengua y haciendo ruidos maravillosos y tienes un sabor tan jodidamente delicioso, ¿cómo podría parar?

Sus brazos envuelven tus muslos y los sostiene fuerte y firme y te mantiene cerca de su rostro. Puedes sentir que te van a salir moretones y vas a apreciar esos moretones durante días.

Él ni siquiera se da cuenta de lo fuerte que te está agarrando porque está tratando de llenar todos sus sentidos de ti. Él no prueba, huele ni siente nada más que a ti. Lo único en lo que sus oídos pueden concentrarse son tus gemidos y quejidos. Sus manos masajean tus muslos periódicamente y cuando abre los ojos es solo para mirarte a la cara, echada hacia atrás de placer. Lo único mejor es cuando lo miras con lágrimas en los ojos, todavía gimiendo por él.

Tommy está completamente borracho de tu sabor. Le encanta la sensación de tu coño en su lengua y le encanta el pequeño gemido que dejas escapar cuando te chupa el clítoris.

Ahora, cuando él sigue y sigue y tu mano en su cabello tratando de empujarlo finalmente cae a tu costado, él ni siquiera se da cuenta de lo que está haciendo a continuación. Todo es por instinto cuando sus manos se reajustan para que sus brazos permanezcan envueltos alrededor de tus muslos pero sus pulgares están abriendo tus pliegues. Ahí es cuando realmente lo pierde.

Porque puede meter su lengua aún más profundo de esa manera. Puede enterrarla dentro de ti y encontrar el lugar que te hace gotear un poco más y que te hace gemir toda rota y necesitada. Una vez que lo encuentra, abusa de él al máximo. Sigue lamiéndolo, hurgándolo con su lengua y saboreando cada gota de ti que se derrama en su boca.

Y entonces, su santo grial. Vuelves a agarrar su cabello y gimes más fuerte. Estás sollozando y rogándole que baje el ritmo porque se siente diferente esta vez. Él no escucha, por supuesto. Todo lo que sabe es que estás a punto de hacer eso otra vez donde puede sentir tu coño revolotear y contraerse y tus muslos apretarse alrededor de él y tus gemidos se vuelven quejumbrosos.

Él sigue hasta que tus caderas se elevan hacia él. Se queda pegado a tu coño y sigue haciendo lo que está haciendo, sabiendo que no puede parar. Necesita seguir adelante para que hagas eso.

De repente, jadeas y te quedas completamente en silencio. Luego, gimes tan fuerte que es casi un grito. Una especie de sollozo que para él es absolutamente maravilloso . Además, tus caderas comienzan a temblar salvajemente junto con tus piernas y el placer comienza a brotar de ti.

Tommy gime en tus jugos y se acerca más, si es que eso es posible en ese momento. Sacude la cabeza para frotar tu clítoris de lado a lado mientras sigue abusando de ese punto dentro de ti con su lengua. Y joder, se empapa. Traga todo lo que puede de ti y gime en ello. Todo lo que no puede obtener, gotea por su rostro y empapa su camisa y su regazo.

Una vez que bajas, te das cuenta de que él sigue y no puedes soportarlo más. Comienzas a llorar más y a patear débilmente tus piernas, lo que finalmente hace que Tommy levante la mirada. Él ve tu rostro devastado y, aunque piensa que el sudor mezclado con lágrimas y baba, así como el placer torturado en tus ojos es una vista celestial, escucha tus débiles súplicas.

Finalmente se aparta y tú suspiras aliviada. Tommy se mantiene alejado de tu coño ( por mucho que lo odie ) y pasa el tiempo lamiendo tus muslos hasta dejarlos limpios. Un minuto lejos de tu coño lo hace gemir y mirarte suplicante. Tus piernas todavía tiemblan y sacudes la cabeza hacia él.

Entonces Tommy gime y comienza a morderte los muslos, acercándose cada vez más a tu coño hasta que está mordisqueándolo justo al lado. Estás temblando y sudando y todavía derramando un par de lágrimas cuando él lame sobre tu clítoris una vez. Luego tu espalda se arquea y jadeas, tratando de no hacer un ruido demasiado fuerte.

Sabes que si gimes, él comenzará de nuevo y crees que esa vez podría matarte. Él lame suavemente tu clítoris nuevamente, envuelve sus labios alrededor de él y tú colocas una mano sobre tu boca. Pero Tommy ve tu falta de ruido como una señal para continuar y comienza a chupar tu clítoris. Cuando sus dientes lo rozan, tu mano se aleja de tu boca hacia su cabello y gritas un gemido que termina con un gemido roto.

Inmediatamente sabes que te espera algo. Tommy gime felizmente y agarra tus muslos con fuerza una vez más. Se sumerge en ti nuevamente y vuelve a su ritmo descuidado, necesitado y entusiasta sin dudarlo. Todo lo que puedes hacer es gemir, gemir y quejarte mientras Tommy te hace ver estrellas una y otra vez.

Está obsesionado con hacerte eyacular en su cara y escuchar tus gemidos mientras te prueba. Le encanta la sensación de los latidos de tu corazón en tu clítoris, golpeando contra su lengua.

A veces no puedes sacártelo de encima hasta que haya estado contigo al menos un par de horas. Está obsesionado con tu coño y una sola probada lo hace perder la cabeza por completo. Haría cualquier cosa por caer de rodillas frente a ti.

Él pasaría la eternidad entre tus muslos si fuera por él.

Tu coño es su paraíso y su salvación. Cada chorro de tus jugos es un bautismo de asombro. Eres su diosa y él te adora a cada paso