prólogo.

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Y aquí estoy de nuevo, enfrentando una muerte miserable, una en la que mi existencia será olvidada, donde nadie derramará una lágrima por mi partida; solo risas ahogadas en el eco de mi agonía. Aun así, mis ojos, desafiantes y cargados de desdén, se niegan a cerrar. La sangre me invade, y el sabor metálico en mi boca arde como un último castigo.

—¿Te duele? —su voz, dulce y engañosa, envuelve la monstruosidad de sus palabras, cambiando como las estaciones.Cierro los ojos, buscando refugio en la oscuridad.

Siempre imaginé una muerte trágica, un final que resonara en la eternidad, pero nunca tan insignificante, tan cruel. No así.

—Te amo tanto...

El arma, fría y pesada, apunta de nuevo hacia mí. Nuestras miradas se encuentran una vez más, vacías, como espejos rotos que solo reflejan el vacío. El amor que un día prometió, nunca fue real.

Maldito.

—Sé lo que piensas, soy más que un maldito hijo de perra —susurra, mientras sus dedos acarician la navaja en su bolsillo—. Traje condones, ya que nunca lo he hecho con un cadáver. Te gustará, aunque no lo disfrutarás tanto como yo.

—Hijo de...

Sonríe.

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El jardín de las muñecas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora