Reencuentro

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Había pasado mucho tiempo, aproximadamente dos años y medio, desde que su compañero Fang se había mudado del pueblo para seguir su carrera como sensei de artes marciales.

No negaba que realmente lo extrañaba, recordaba con nostalgia aquellos momentos de rodaje para esas tontas películas, pero realmente la pasaron genial. Podría decirse que había química entre los dos.

Ahora mismo se encontraba haciendo las compras en el supermercado. Pronto se detuvo frente a la sección de lácteos.

Últimamente esas semanas no podía dejar de pensar en aquel asiático, lo volvía tonto y se desconcentrada rápido.

—Pa!—exclamó con aburrimiento un niño albino jalando las ropas del mayor para que éste se volteara a verlo.

Buster no reaccionó, estaba perdido en sus pensamientos, imaginándose a aquel chico peliazul, sentía algo especial por él.

—BUSTEEEEEEER!!— gritó el menor con enfadó y pellizcó la piel del pelinaranja para que éste volviera a la realidad.

—GUS! Lo siento, me distraje mirando...—se quedó pensativo, no quería decirle que estaba pensando en alguien en específico—...mirando las leches...

Gus lo miró con los ojos entrecerrados, juzgando con la mirada a Buster. Pronto cambió su ceño a uno atrevido.

—Me dijeron que cuando alguien está así de distraído es porque está enamorado~— canturreó el menor levantando y bajando ambas cejas sin parar.

—PFFF!!—carcajeó nervioso el de gafas— yo? Enamorado? Qué dices pequeñín!!??— reclamó a Gus haciéndole cosquillas, cosa que odiaba el albino que ahora se retorcía en el piso de la risa.

—PAPÁ, PARA!!— reía el menor aún revolcado en el suelo, no podía evitarlo, cada vez que recibía cosquillas su cuerpo se dejaba caer rendido.

Ambos estaban haciendo un alboroto de ruido en el lugar, pero no les importó, era divertido.
Siguieron en su nube de diversión hasta que alguien se posó en frente de estos.

—Diablos, son como madre e hija—comentó la voz familiar, bromeando para molestarlos.

—Ayudáme! No puedo respir- AJAJAJA— gritaba el niño con lágrimas en sus ojos, hasta que Buster paró para que éste se calmara.

—Tranquilo, Gus—sonrió el pelinaranja. Se levantó del suelo dispuesto a saludar a aquella persona que los observaba.

Sus ojos se abrieron de golpe como platos, su pulso se aceleró y su cuerpo empezó a temblar. Frente a sus ojos estaba aquel chico en el que tanto pensaba. Creía que estaba imaginándolo.

—Buster? Estás bien bro?—preguntó con una gran sonrisa el asiático, consciente de que su amigo no esperaba su llegada al pueblo.

—Fang!?!?—exclamó con alegría el de gafas.

Gus admiraba la escena en silencio, no recordaba muy bien a aquel chico en apariencia, pero muchas veces Buster había hablado de Fang respecto a sus aventuras, su sorpresa creció más cuando vio a su padre adoptivo tomar a Fang de la cintura en un gran abrazo elevándolo.

—Tú eres mi mamá!!—los ojos de Gus brillaban de felicidad, por fin su familia estaría completa. Se acercó corriendo hacia ambos muchachos uniéndose a ese abrazo.

Fang quedó desconcertado ante ese comentario, mamá? Acaso Buster era su padre?

—Buster, tuviste un hijo con Colette y no me dijiste nada?—Fang fingió una cara de tristeza.

—PFF!—Buster se ahogó con su propia saliva ante tal comentario de su amigo— Fang, es mi hijo adoptivo—Buster abrazó al menor cargándolo— Gus, te presento a Fang, Fang te presento a mi hijo Gus.

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⏰ Última actualización: Aug 02 ⏰

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🌸Fang y Buster [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora