No soy invisible y tal vez existo

Para ti, cuando estes lista.

Maya

En aquella mañana fría de octubre, mientras me dirigía a la biblioteca, mi corazón palpitaba con una mezcla de emociones encontradas. Anhelaba volver a verla, pero el temor a no saber cómo comportarme me embargaba. Me senté en la misma mesa que el día anterior, intentando concentrarme en mi lectura, pero mi mirada vagaba por la sala, buscándola.

De repente, la vi entrar, con su cabello oscuro recogido en un moño elegante, y sus hermosos ojos que tanto amaba admirar de lejos. Mi corazón latió con mas fuerza. Se dirigió hacia la sección de libros de psicología, y yo me encontré a mí misma levantándome de mi silla, pretextando buscar un libro en la misma sección.
Estábamos una al lado de la otra, buscando libros en la misma estantería. Me sentí como si estuviera en una nube, como si nada más importara excepto ese momento.
¿Que libro busca señorita? Soltó ella de la nada mirandome, y yo menti dandole una excusa, le dije que buscaba un libro de ciencias y ella rio y me dijo que esa sección estaba del otro lado de la biblioteca. Me sentí un poco avergonzada por mi mentira, pero no me importó. De hecho, me sentí aliviada de que hubiera roto el hielo.

Ah, gracias por decírmelo. Le dije tratando de sonar lo más natural posible. Supongo que me equivoqué de sección. Ella sonrió y me dijo: No te preocupes, pasa con frecuencia. ¿En realidad, qué estás buscando?

Me quedé sin palabras por un momento. Nadie me había preguntado eso antes. La gente siempre asumía que estaba buscando algo específico, pero ella realmente quería saber.
Busco algun libro de ciencias químicas. Dije nerviosa mientras miraba el piso, me sentía tan tonta.

Ah, ciencias químicas, mi favorito. ¿Qué específicamente estás buscando? Dijo mirándome directamente a los ojos mientras me regalaba una sonrisa ladeada. Me sentí un poco más tranquila, ya que parecía genuinamente interesada.

No sé, algo sobre termodinámica, supongo. Le dije, tratando de recordar algo de mi clase de química.

Ella asintió y me dijo: Tengo un libro que podría interesarte, sígueme. Y se dirigió hacia una sección de la biblioteca que parecía poco frecuentada.

La seguí, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. No sabía qué esperar, pero estaba ansiosa por ver qué libro me recomendaría. Y, por supuesto, por pasar más tiempo con ella.
Ella se detuvo en una estantería y sacó un libro con una portada un poco desgastada. Este es uno de mis favoritos. Me dijo. Es un poco antiguo, pero explica la termodinámica de una manera muy clara y concisa.

Me dio el libro y nuestras manos se tocaron ligeramente. Sentí un pequeño shock eléctrico, pero no dije nada. Me limité a sonreír y a darle las gracias.

Empecé a hojear el libro, impresionada por la claridad con la que explicaba los conceptos. Ella se sentó a mi lado y empezamos a hablar sobre química, compartiendo nuestros conocimientos y experiencias, al fin y al cabo no había mentido del todo, realmente si necesitaba ese libro para mí examen de mañana.

El tiempo pasó volando. No me di cuenta de que habíamos estado hablando durante horas hasta que la biblioteca empezó a cerrar. Lo siento, tenemos que irnos. Me dijo ella sonriendo mientras que guardaba sus cosas en su mochila. La observé hasta que la vi salir, sin despedirse.

Ella en ningún momento me dijo su nombre.

El libro que me había dado parecía pesar más en mis manos, como si contuviera secretos que solo ella podía desvelar. Lo abrí de nuevo y encontré una nota escondida entre sus páginas. Decía: Para ti, cuando estés lista.

Me quedé pensando en la nota durante horas, tratando de descifrar su significado. ¿Qué quería decir con 'cuando estés lista'? ¿Lista para qué? ¿Y por qué me la había escrito?

Decidí guardar la nota en un lugar seguro, como si fuera un tesoro valioso. Y empecé a preguntarme si volvería a verla, si tendría la oportunidad de descubrir el significado detrás de sus palabras misteriosas.