POV. TYLER
Sentí un brazo envolver mi cintura con fuerza. Una sonrisa apareció en mis labios y volteé hacia Carlos. Mi marido seguía durmiendo, sus labios estaban separados y de ahí salían ligeros ronquidos. Carlos no quería admitir que roncaba y cuando le preguntaban, sus orejas se ponían rojas y se iba refunfuñando de donde sea que estaba. Lo apreté contra mí con mis brazos y le besé la cara con fuertes besos. Carlos se removió en mi agarre y apretó mi cintura con sus manos.
"Bebé." Dijo, su voz sonando arrastrada y lenta. "TK, amor. Espera, mi vida. Déjame respirar."
"Ya es de día, grandulón." Me burlé. Su cabeza se escondió en mi cuello y sus manos me envolvieron completamente. "Tenemos que ir a trabajar, Carlos."
"Solo unos minutos más."
"Ojalá tuviéramos unos minutos más, mi amor." Le hablé, acariciando sus rulos despeinados. "Pero tienes que llegar a la comisaría. No queremos restarles más puntos a los requisitos de adopción, ¿verdad?"
Carlos chasqueó su lengua y me soltó. Se estiró como un gato, golpeándome en el hombro . Me quejé y le hice cosquillas. Él se rió a carcajadas, y en un movimiento magistral, quedó encima de mí. Suspiré. Sus ojos marrones brillaban como luceros mientras me miraba. No dije nada ni me moví, solo me quedé apreciando su rostro como si fuera la primera vez que lo hacía. Carlos y yo llevábamos cinco años de casados. Cinco años de completa felicidad y dicha. Cuando nos conocimos, yo trabajaba en una estación de bomberos y él era patrullero. Recuerdo que la lluvia caía con fuerza en nuestras cabezas ese jueves por la noche. Fue la noche más increíble de mi vida.
Luego, a dos años de matrimonio, Carlos y yo tomamos la gran decisión de formar una familia completa y empezamos el proceso de adopción. De forma sorprendente, nuestro abogado me recomendó -obligó- cambiar de trabajo dada la cantidad de accidentes que tuve durante mis misiones de servicio. Fue difícil, pero acepté el reto y dejé mi trabajo una semana después. Los chicos lloraron el día que se los dije, con papá sirviendo de apoyo y secándose una lágrima que otra por lo bajo. Nancy y Tommy sufrieron más por el cambio; aún tenían problemas para encontrar a un buen paramédico (Nancy decía que no había alguien más loco y apasionado por salvar vidas que yo, y que nadie estaba a la altura).
Papá era la persona que más me preocupaba. A veces venía a nuestra casa y nos hacía compañía; nos contaba cómo estaban las cosas en la estación y las nuevas novedades. Sin embargo, y por mucho que le veía contar esas cosas con una sonrisa, sentía que estaba triste. Probablemente porque ya no estaba conmigo todo el tiempo; también porque extrañaba escuchar a su único hijo quejarse del pésimo servicio de donas que estaba al frente de la estación a cada rato. No lo sabía, pero me tenía con un nudo en la garganta cuando pensaba en él.
"TK, pasaré por la tienda de mi mamá, ¿no quieres que te traiga algo?" Preguntó Carlos. Lo miré y se sorprendí al verlo con su uniforme puesto y completamente arreglado. Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me había dado cuenta el momento en que escapó de mis brazos.
"Me vendría bien una porción de esa torta de Tres Leches que tu mamá hace tan bien. Para chuparse los dedos." Le contesté. Alcé mis brazos hacia él y Carlos rodó los ojos antes de acercarse. Me alzó en sus brazos y envolví mis piernas en su cintura al mismo tiempo que enterraba mi cabeza en su cuello. Inhalé con fuerza el perfume que papá le había regalado a Carlos cuando cumplió treinta años. No quería alardear de sus buenos gustos, pero tenía que admitir que este perfume era el mejor que había olido en años.
"Le diré a mamá que es para ti." Dijo. Carlos dejó un beso tronado en mi cien: "Así le pondrá más crema y bizcocho al tuyo. Ella sigue diciendo que estás más delgado, TK." Agarró mi cara con sus manos de forma delicada y me dio esa mirada suya que no podía soportar sin antes llorar: "Estás comiendo, ¿verdad, amor? No necesitamos ir al hospital de nuevo, TK. Ya sabes lo que pasará."
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De Mi Corazón A Llegado
FanfictionTyler Kennedy Reyes lleva unos cortos dos meses trabajando en Arcoíris Infantil, una guardería ubicada en Austin, Texas. Su sueño siempre ha sido convertirse en padre junto a su esposo, Carlos Thomas Reyes. Sin embargo, adoptar a un niño en el conda...