Capítulo tres

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"La princesa rota"

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"La princesa rota"

En el pasado

La pequeña nieta del Rey Viserys se escabulló hacia dentro de sus aposentos, buscando entre los baúles algún libro nuevo que pudiese llevarse para leer. A su corta edad, la princesa ya era una fanática de las historias y otros mundos que podía descubrir en aquellas páginas, era sabido por todos el hobbie que ni siquiera se molestaba en mantener oculto.

Junto a ella, solía estar presente el hijo menor de el Rey. Conocido como el protector de la princesa, Aemond Targaryen cubría la entrada para asegurarse de que nadie los atrapara en su misión.

— Apresúrate —susurro él, vigilando desde la puerta.

Daelia colgó medio cuerpo dentro del baúl más grande, que se encontraba a los pies de la cama, haciendo un esfuerzo por alcanzar los libros que estaban hasta el fondo, y en cuanto pudo lograr su cometido, celebró dando pequeños saltitos.

— Vamos, ya lo tengo.

La princesa tomó la mano de su acompañante y ambos salieron corriendo rápidamente del lugar. Risas resonaban por las paredes de la Torre Roja, pequeños pasos apresurados que bajaban escalones, que esquivaban a damas de la corte y caballeros que cruzaban los pasillos, pasos apresurados que se dirigían hasta el jardín, justo debajo del árbol más grande en donde se sentaron, recostándose en el tronco al intentar recuperar el aliento.

𝗗𝗔𝗘𝗟𝗜𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora