Capítulo 7

361 38 16
                                    

–¿Qué? –respondió con otra pregunta burlonamente, haciéndose la confundida.

–No te hagas la idiota. –masculló enojada, mientras la señalaba con el dedo índice– ¿Por qué le dijiste que éramos pareja?

–Oh, eso. –dijo conteniendo la risa. Abril se veía realmente adorable– No quería destruir sus ilusiones. –prosiguió burlona.

La ojicafé se acercó enojada hacia Samantha y le pegó en el hombro, aunque a ella no le dolió. Samantha se rió y habló.

–Cálmate, Ari. No es para tanto, ¿tanto te molesta que piensen que somos pareja?

–No es eso. –respondió a la defensiva– Estoy comprometida.

–La gente no lo sabe. Deja de exagerar y vayamos a la próxima tienda.

Sin dejarla hablar la tomó de la mano con cierta molestia y se dirigieron a distintos lugares, vajillas, ropa y más ropa. Hasta que llegaron adonde Samantha quería y al mismo tiempo no quería llegar: ropa interior. En serio, había tratado de convencer a Abril para no ir, pero no pudo. Una vez que se le mete una idea a la ojicafé en la cabeza no para hasta realizarla.

–Oh vamos Samy. –dijo tirando de ella, a medida que entraban a la tienda– Con toda la ropa interior que has visto serás de gran ayuda. –bromeó, pero a la ojimarrón no le agradó mucho.

–¡Hey! ¡Ya no soy así! –protestó.

–Claro, y yo soy la reina de Inglaterra. –contestó sarcástica.

–Piensa lo que quieras. –bufó ya molesta e irritada, zafándose de su agarre. Estaba harta de que la trataran como una "Don Juan", aunque ella misma se haya puesto esa reputación.

Abril se dió vuelta y la miró con tristeza.

–Samantha, lo siento. No quería decir eso, en serio. Estoy muy nerviosa por la boda y me estoy descargando contigo. Yo...

–Ya, no importa, Abril. –la interrumpió fríamente– Te espero aquí. –dijo sentándose en un cómodo sillón frente a varios vestidores.

La ojimarrón se acomodó, junto con todas las bolsas de las compras, que eran veinte, como mínimo. Se cruzó de piernas y cerró un momento los ojos, mientras la ojicafé se cambiaba, recordando el sueño. Había sido tan... real. Sintió como si Abril verdaderamente la hubiese besado, e instintivamente llevó su mano derecha hacia sus labios y los acarició. Cuántas veces había soñado con besar a Abril.

–¿Y bien? –oyó la voz chillona que tanto conocía.

Abrió los ojos de golpe encontrándose con Abril solo "vestida" con un conjunto de encaje color blanco, su mandíbula se abrió notablemente y recorrió miles de veces el cuerpo de Abril. Sacudió su cabeza, tratando de alejar sus pensamientos en donde la ojicafé gemía su nombre. Normalizó su respiración tomando una gran bocanada de aire y luego expulsándola. Tenía que controlarse.

–Te ves... ¿tierna? –respondió dudoso. Fue lo único que pudo decir, nada más salía. Sentía que si abría la boca, su lengua iba a caer al suelo.

–¿Tierna? –preguntó frunciendo el ceño mientras se cruzaba de brazos y apoyaba todo su cuerpo en la pierna izquierda– No es precisamente como quiero estar en mi noche de bodas.

Samantha tragó duro.

–Abril. –intentó decir algo pero el cuerpo de ella la distraía y no lograba formular una oración coherente– ¿puedes taparte? –le rogó.

La ojicafé sonríó con sorna y se dio cuenta del efecto que tenía sobre ella.

–¿Por qué? ¿Te molesta? –la retó arqueando una ceja.

Made of Honor | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora