Capítulo 1

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–Aquí llueve bastante. –comentó Abril al otro lado de línea.

–¿En serio? –preguntó Samantha sorprendida– Creí que en Escocia estaba todo el día soleado.

Abril rió. La ojimarrón creyó oír un coro de ángeles. Si, cursi. Pero solo con Abril, su Abril.

–¿Cómo está el clima allí? –dijo la ojicafé refiriéndose a New York.

–Aunque no lo creas, está soleado. –contestó burlona y emocionada. Lo que provocó que su mejor amiga soltara otra carcajada.

–Pide un deseo. –bromeó.

«Tenerte aquí, ahora, conmigo. Juntas, para siempre» pensó Samantha.

Negó divertida mientras sonreía. Nunca imaginó pensar algo tan cursi, y menos por su mejor amiga.

–Te extraño. –suspiró pesadamente. Le frustraba estar tan lejos de Abril.

–Yo también te extraño, Samy. No te imaginas cuánto.

Y con solo esas simples palabras el rostro de la ojimarrón se iluminó y sonrió de tal forma, que sus hoyuelos se marcaron perfectamente. Aunque ella sabía que Abril se lo decía como una mejor amiga, no podía evitar tener una pequeña esperanza que le hacía pensar que sus sentimientos eran mutuos.

Si unos meses o quizá un año atrás, Samantha pensaba eso, se hubiera reído.

Lo que no sabía era que Abril estaba perdidamente enamorada de ella, pero sabía que no tenía oportunidad, ya que: a Samantha no le gustaban los compromisos y las responsabilidades que las relaciones conllevaban. Todo era un revolcón de una sola noche y listo. Por eso decidió pasar unas vacaciones lejos de ella, para aclarar sus sentimientos y olvidarla, y para dejar de sufrir también. Esperaba conocer al amor de su vida y pasar el resto de sus días con esa persona. Y que logre borrar todo sentimiento de amor hacia la semirubia.

–Regresaré en seis domingos, tranquila. –bromeó.

«Eso es mucho tiempo para mí» masculló para sus adentros Samantha.

Pero ya había esperado más tiempo, seis semanas no era tanto a comparación de los cuatro meses y medio que ya llevaba fuera.

Durante una hora siguieron hablando de cosas sin sentido. La mayor parte del tiempo habló Abril, ya que le contaba sobre Escocia, sus costumbres, su gente. Samantha escuchaba atentamente porque amaba su voz, cuando le contaba cosas, la confianza que tenían entre sí. Podrían hablar horas y horas, nunca se cansaban. Pero solo la ojicafé lograba eso en la joven Rivera. Digamos que no es muy amigable, y no le gusta socializar, aparte era muy difícil hablar con ella. Más con Abril era diferente, porque ella era diferente; era amigable, divertida, simpática y extrovertida. En cambio, Samantha era un témpano, excepto con Abril y sus otros tres mejores amigos.

Al cabo de un rato, tuvieron que dar por finalizada la conversación. Iría a un club a bailar y a conocer gente, por lo que le había dicho a la ojimarrón. Entonces surgieron los celos y la frustración. Celos porque Samantha no quería que nadie tocase a Abril, que nadie la bese, que nadie se atreva a mirarla. Y frustración porque no podía hacerlo, no podría decirle a los demás que es de ella, aunque no sea cierto. La distancia y su inseguridad no se lo permitía.

Si más preámbulos, se dispuso a dormir ya que en New York era demasiado tarde, diferencia horaria. Pero no le importaba, no cuando se trataba de hablar con Abril y sentirla lo más cerca posible. Era capaz de quedarse hasta las 7 de la mañana con tal de hablar con ella.

Luego de despojarse de toda su ropa y ponerse su pijama, se hundió en las sábanas y en la penumbra de su habitación. Y antes de quedarse profundamente dormida unos ojos café con tintes luminosos se asomaron a sus pensamientos y le sacaron una sonrisa de idiota enamorada.

«Rivera, estás jodida, pero de una hermosa manera» pensó y el sueño la venció.































Aquí vengo con una nueva historia, aprovechando que por un largo tiempo no me voy a poder mover de mi ya no tan cómoda cama. 😁

Si ven algún error de edición, ortográfico, o de redacción no duden en decírmelo. Se los agradecería mucho.

Los quiero. ❤️

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