Capítulo 8

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"El amor no necesita ser perfecto, solo necesita ser verdadero."

El avión aterrizó a las nueve de la noche en punto. Ya se encontraban en Escocia, luego de recoger sus equipajes, salieron y varias camionetas los esperaban para ir hacia unos botes, ya que la mansión Guarnizo se encontraba en una pequeña isla, separada de los demás. Luego de media hora, llegaron y más camionetas los esperaban.

Cuando divisaron la residencia del novio de Abril, no hubo nadie que no abriera la boca de sorpresa. ¿Mansión? ¡Palacio! Eso era prácticamente un castillo. De contextura antigua, pero bien cuidado. Estaba sobre una colina, rodeado de naturaleza, verdes de todo tipo. Era... mágico.

–¿Es-esta es su casa? –balbució Samantha al conductor, que estaba a su lado.

–Es la más pequeña, la de otoño. Tienen un "palacio" para cada estación del año. –explicó.

Molly, Rocio y Osvaldo se encontraban detrás y soltaron todos juntos un "Woooow".

–Si, la primera vez yo reaccioné igual. –comentó divertido el conductor al ver sus reacciones. Todos soltaron una carcajada.

–Hay alguien mas rico que tu Rivers. –dijo Molly sorprendida. Y Samantha la fulmino con la mirada.

Luego de un viaje de cuarenta y cinco minutos llegaron. Abril, Juan y los familiares de él los esperaban afuera. Se saludaron, con abrazos o besos en las mejillas. La ojicafé saltó sobre sus amigos al verlos, literalmente. Aunque con Samantha fue un poco incómodo, supieron controlarlo.

Cuando entraron a todos casi se les cae la mandíbula, y es que realmente era impresionante. De una contextura que ya no se ve, antigua y delicada. Y era enorme. Contaba con entre veinte y treinta habitaciones.

Cuando Abril les contó a sus amigos que ella y Juan dormirían separados se rieron a más no poder, y la ojicafé también, debía admitir que era algo estúpido, pero tenía que obedecer las tradiciones escocesas.

Cada uno tenía un dormitorio para cada uno, y no es para menos, ese hogar era grandísimo. Estaban todos en el mismo piso, excepto por la ojicafé. Samantha, al observar todo, se preguntó miles de veces: ¿Por qué Abril iba a preferirla a ella en vez de a Juan? El podría ofrecerle un montón de cosas, y parecía que la vida en Escocia era, simplemente perfecta. ¿Y él que podría ofrecerle? Sí, ella tambien tiene demasiado dinero, pero era una chica con miedo al compromiso, que nunca había tenido una relación formal, o siquiera una relación. No tenía experiencia ni sabía como era todo el tema de las "relaciones". Eso hizo que dudara aún más de su plan, que consistía en confesarle todo a Abril.

Era ahora o nunca.

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Viernes. 1 día para la boda.

–¿Y si me arriesgo y pierdo? –susurró en voz alta. Había estado toda la semana preguntándose lo mismo, todavía no se había confesado. Y cada vez le quedaba menos tiempo. Era una cobarde.

–¿Y si te arriesgas y ganas? –le respondieron.

Se dió vuelta asustada y miró hacia la puerta. Allí se encontraba Rocio, de brazos y piernas cruzadas, contra el marco de la puerta que la miraba con tristeza y felicidad, una mezcla muy rara.

La ojimarrón volteó otra vez y se dispuso a terminar su tarea de empacar y guardar todo. Dejó solamente cosas que necesitaría entre ese día y el siguiente.

–Vete, Rocio. No estoy de ánimos para hablar. –dijo sin mirarla.

Ella hizo caso omiso y entró a su cuarto, cerrando la puerta.

Made of Honor | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora