BEATRIZ MENDOZA
CAPÍTULO 10Días después.
Por supuesto, Betty no se animó a contarle a Armando los detalles de la escabrosa reunión de la semana anterior. Diariamente le agradecía a Dios que su marido no hubiera estado presente, porque con su temperamento y sus gritos hubiera hecho un desastre.
Aun así, seguía enamorada como el primer día, y deseaba con todas las fuerzas darle un hijo. Ese mes tenía un retraso, por lo que se estaba haciendo un test de embarazo. Esperó los 5 minutos y nuevamente se llevó una desilusión.
Armando la estaba esperando nervioso sentado en la cama, apenas la vio con su cara de desilusión corrió a consolarla.
Armando: —Ya va a llegar —la besa —te amo.
Sus besos y sus abrazos la reconfortaban.
Betty: —Te amo tanto, pero no nos olvidemos que tenemos a nuestra pequeña demonio y tiene que ir a la escuela.
Esperanza entra a la habitación de sus padres corriendo y sin golpear.
Esperanza: —Papi, papi, vamos a llegar tarde al cole.
Armando: —Tenemos tiempo, princesa, ahora la llevo, despídase de su mamá.
Esperanza: —Chau mami, —beso ruidoso —¿a la tarde me pasas a buscar?
Betty: —Si mi princesa, hoy te paso a buscar al cole.
Armando: —Mi amor, nos vemos en la empresa.Luego de una reunión con unos proveedores, Betty estaba reunida en presidencia con Armando y Daniel, parecía que sería un día más de trabajo, hasta que entró una llamada desde Miami, de Mario Calderón.
Mario: —Betty ponga esta llamada en altavoz, necesito su ayuda y la de mis amigos. Acabo de ver a Marcela en un centro comercial, la estoy siguiendo, no me quiero acercar porque huiría. ¡Está embarazada!, se fue de Bogotá embarazada y no me dijo nada.
Armando: —Tranquilícese, hermano. —Mirando a Daniel con cara de asesino —tenga por seguro que lo vamos a ayudar. Cálmese e intente seguir a su esposa para averiguar dónde vive.
Mario: —Lo dejo hermano, está saliendo de una tienda.
Armando le pega un puñetazo a Daniel.
Armando: —¿Tú lo sabías verdad? Sabías que Marcela estaba embarazada, lo viste sufrir a Mario, sabías que era inocente y no hiciste nada.
Daniel: —No pude hacer nada, al menos Marcela está fuera de este infierno.
Betty: —¡BASTA! SE CALMAN. No ganamos nada con pelearnos, Armando tú te calmas y usted Daniel, ya mismo se va a Miami y aclara toda esta vaina. Si Marcela se fue embarazada, a estas alturas no creo que pueda tomar un avión de regreso, al menos, que lo poco que le queda, que la acompañe Mario.
Daniel supo todo el tiempo el paradero de su hermana, no aclaró la situación porque la quería fuera de Colombia. Ahora tendría que decir la verdad y enfrentarse a dos fieras, a su hermana y a su cuñado.
En ese momento, Mariana lo estaba curando.
Daniel —¡Ayyy! No sea malita mi vida.
Mariana: —Se lo merece por desgraciado, aunque un poquito lo entiendo, ayer hablé con Sandra…
Daniel: —¿Cómo van las cosas en San José?
Mariana: —Los Doinnel están muy pesados, ella no quiso preocuparme, pero sentí la angustia en su voz.
Daniel: —Desgraciados.Por supuesto, Sandra y Nicolás no se quedaron viviendo en San José, sino en el centro de Cartagena, en una mansión rodeados de guardaespaldas. Su jefe de seguridad era Wilson, que en el pasado fue miembro especial de un cuerpo de élite de la policía.
A pesar de todas las medidas tomadas, si estaban vivos era porque los Doinnel estaban siendo investigados desde distintos departamentos. Desde la policía local hasta interpol.
Pese a esto, este joven matrimonio no dejaba de ser hostigado. Desde llamadas intimidantes constantes, a recibir ”regalitos” como el periódico del día que encontraron muerto a don Nicola, o la foto policial del suicidio de don Patiño. Era difícil mantener la cordura y manejar esa empresa, pero a pesar de todo, eran fuertes, y precisamente el recuerdo de sus padres era lo que los mantenía más fuertes. ¿Pero hasta cuándo?
Nicolás: —No doy más, no soporto verte sufrir.
Sandra: —¡Seamos fuertes! Si nos rendimos ahora, la vida de nuestros padres no habrá valido nada. Al menos, honremos su memoria, daría mi vida por tener a mi lado a mi papá.
Nicolás: —No sabes cuánto extraño al mío.
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Beatriz Mendoza
Fanfictionla continuacion de mi pequeña Esperanza con Chesita_merced y Marcela Quintero