11

45 1 0
                                    

Emma

Tras “arreglar” las cosas con Carlos se volvió más cariñoso. Estaba agradecida con eso. Charles había estado mucho más apagado que de costumbre. Me hubiera gustado que siguiéramos estando unidos, pero entendía su dolor al verme con mi marido. Él seguía tan enamorado de mí que parecía brillar únicamente cuando yo lo estaba mirando. No sabía muy bien que hacer en estas situaciones. Quería estar con Charles como buenos amigos y pasar tiempo juntos, pero sabía el miedo de Carlos y me acababa echando para atrás. No tenía ni idea de por qué esto era tan difícil, pero un día, Charles simplemente dejó de prestar atención a todo. Ya ni siquiera se fijaba en si yo lo estaba mirando. Ni siquiera se preocupaba por ser agradable, ni por quedar bien delante de la gente, simplemente existía.

–¿Qué tal por Mónaco con Charles, guarrilla? –me pregunta Carmen, habíamos quedado para vernos.

–Súper bien.

–A todo esto, ¿has visto como está? Muerto en vida, parece un fantasma. Dime que sabes qué le pasa…

–Lo de siempre me imagino. Hemos estado encantados pasando tiempo en Mónaco, pegados al otro siendo felices, y al volver aquí las cosas no son así. Golpe de realidad.

–... ¿Sabes qué creo? Que ninguno de los dos queréis estar en esta realidad. Vuestra realidad es estando juntos. Tú estás en un matrimonio vacío y él está hundido en su depresión. Estáis mal los dos, ¿soy yo la única loca que lo ve?

–No… Me moría de ganas de besarlo y de tirarmelo en Mónaco.

–Él no está bien. Me da miedo lo que se le pueda pasar por la cabeza –suspiró.

–Me confesó que pensaba en matarse. Si sigue vivo es gracias a mí, porque le hago feliz y quiere seguir luchando para seguir a mi lado.

–Honestamente, creo que por mucho que te haya prometido, lo intentará. Y no quiero llamar al mal tiempo, pero no tiene cara de querer o poder aguantar mucho más –apartó la mirada, hasta a ella le dolía decirlo, y a mí muchísimo más escucharlo.

–Creo que en parte está así por las palabras que le soltó Carlos. Que se quitara de en medio y cosas así…

–Encima… –se pellizcó el puente de la nariz–, Carlos suelta lo que le da la gana por la boca y luego pide perdón, no me gusta eso de él.

–Ni a mí. Estoy hecha un lío.

–No estás hecha un lío, estás entre la espada y la pared simplemente porque sabes que para contentar a uno tienes que hacerle daño al otro y prefieres no volver a moverte de donde estás por miedo a empeorar las cosas –la forma que Carmen tenía de leer a una persona solo la podía sacar ella. Era increíble.

–Creo que mi corazón sigue eligiendo a Charles. Cuando lo veo, todo es luz.

–Pues ya lo tienes.

–Tengo que ver que hago, estoy a dos bandos, ¿sabes? Quiero y amo a mi marido, pero por otro lado Charles me sigue haciendo sentir cosas muy bonitas.

–Pues… no sé. Vuelve a irte a Mónaco con él, a ver si se os aclara algo. O haz lo mismo con tu marido, si tanto lo amas, no deberías pensar en otro cuando estés de escapada con él, ¿no? –sugiere ella.

–Le propondré a Carlos de irnos un fin de semana de pareja por Noruega, echo de menos mi casa.

–Clarooo, así te aclaras bien y además disfrutas.

Asentí. Vaya mierda todo.

Charles

Las palabras de Carlos no dejaban de atormentarme día y noche. No era capaz de pensar en otra cosa. Pensaba que Emma vendría a salvarme de mis pensamientos, pero ya no se juntaba conmigo. Parecía como si tuviera miedo. Eso me mataba cada vez más. Tal vez Carlos tenía razón y lo único que tenía que hacer era quitarme del camino. Solo era un estorbo, la única gente que me echaría de menos serían los fans. Le daría un respiro a la gente, seguro que estaban hartos de ver a un fantasma que no habla, no colabora y no duerme. Solo estoy ahí, existiendo. Quiero dejar de existir. Me duele hacerlo. No tenía ni fuerzas para conducir, y era mi gran pasión. Cuando veía una curva, solo me daban ganas de pisar a fondo y estamparme con todas las fuerzas posibles en el muro. Con suerte, moriría. Pero justo en ese momento me venían a la cabeza las personas que más quería, y me echaba para atrás. No podía hacerles eso.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora