27 de diciembre de 2034
Charleston, Illinois
18:30
MAX
Luego de que esos imbéciles llegaran y nos invadieran, llevándose consigo la única oportunidad de encontrar una cura a toda esta mierda. Sólo me quedaba correr, pero tenía una herida en mi pierna la cuál sangraba, ya que uno de los "amigos" de Claire me había disparado al salir, y no estaba seguro de si lograría llegar muy lejos de allí.—¡Miren a quién tenemos aquí! —una voz familiar me detuvo en seco—. ¡Pero si es Max, el invencible!— no podía ser posible. El coronel aquí, después de tanto tiempo...
—¿Qué hacen ustedes aquí?— pregunté incrédulo viendo hacia ellos—¿cómo me encontraste?
—Las preguntas aquí las hago yo, pequeño Max—se acercó a mí y pateó mi herida, provocando que cayera en la gélida nieve y sintiera aún más dolor—. Uy, eso se ve mal—dijo examinando mi herida— recuerdame darle mis felicitaciones a quién lo hizo— sonrío con satisfacción y malicia.
—¿Qué es lo que quieres?
—¿No me has extrañado? —preguntó, llevándose una mano al pecho en una expresión de burla—. Me lastimas, Max.
—¡Ya me quitaste todo lo que tenía! —grité; la frustración y el dolor del pasado ardían en mi interior. Él negó con la cabeza y se agachó para que lo viera a los ojos; su expresión endurecida era una clara evidencia de lo que me esperaba.
—Te dije que no tenía sentido que escaparás de mí, porque iba a encontrarte de todas formas.
—¡Los mataste! ¿Qué esperabas que hiciera? —expresé, tratando de contener el dolor de mi herida en la pierna.
—Bueno, Max, en realidad hay cosas que aún no sabes sobre ese día.— Luego de escuchar sus palabras, todo se desvaneció, volviéndose negro...
20 de diciembre de 2024
Idaho Falls
Desperté en la mañana por el insistente sonido del despertador con la extraña sensación de que algo no estaba bien. Aunque el sol brillaba a través de las cortinas, y los pájaros cantaban afuera, todo se sentía inquietantemente extraño. Me senté en la cama frotándome los ojos para despabilarme, y luego de darme una ducha me dirigí hacia la cocina. Dónde se encontraba mi esposa concentrada en preparar el desayuno. Así que me acerque lentamente hacia ella, y la abrace con sumo cuidado, depositando un cálido beso en su mejilla.
—Buenos días, mi vida —susurré en su oído.
—Buenos días, mi amor —dijo con una hermosa sonrisa en su rostro—. Espera... ¡Sentiste eso!—exclamó de repente, con una expresión de sorpresa. Yo sólo la vi con confusión y negué con la cabeza, a lo cuál ella tomó mi mano guiándola hacia su vientre.
—¡El pequeño Noah despertó! —indicó emocionada.
Podía notar con claridad esos pequeños movimientos de nuestro hijo en su vientre, y lo que se sentía era algo que sin duda no podría describir con palabras. Se trataba de una sensación como si fuegos artificiales explotaran en mi interior.
—¡Oh, pero que tenemos aquí! Veo que serás un niño muy fuerte—dije acariciando su vientre; la emoción en mi voz era notable. Anya acariciaba mi cabello suavemente. Cuando levanté mi mirada, ella me veía con una dulce expresión en su rostro, que inesperadamente cambió de un momento a otro al sentir el olor a quemado.
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Hasta El Último Día (EN CURSO)
Science FictionAño 2034, diez años después de que el mundo fuera devastado por un extraño virus que se transmitió a través de los ciervos, logrando convertir a sus huéspedes humanos en infectados sedientos de sangre. Claire Johnson, una mujer valiente y decidida...