𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟕: 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐢𝐭𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨.

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La batalla aún no había concluido, pero el humo se estaba dispersando, revelando la silueta de Alastor, quien seguía de pie, con su característica sonrisa en su rostro

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La batalla aún no había concluido, pero el humo se estaba dispersando, revelando la silueta de Alastor, quien seguía de pie, con su característica sonrisa en su rostro. A lo lejos, el arcángel Gabriel se levantaba, limpiándose el polvo de su armadura, con una expresión de sorpresa en su rostro.

Alastor: Vaya, no pensé que tú soportarías ese ataque, mi emplumado amigo.

Dijo Alastor, con una sonrisa siniestra en su rostro, mientras miraba al arcángel con una mezcla de admiración y diversión.

El arcángel Gabriel habló con un tono de superioridad, mirando a Alastor con una mezcla de aburrimiento y desdén.

Gabriel: Recuerda que tú eres un simple pecador y tus ataques no podrían hacerme mucho daño, que digamos.

Alastor, sin embargo, no parecía afectado por las palabras del arcángel, y se limitó a mirarse las uñas con una expresión de indiferencia. La escena era casi cómica, con Gabriel esperando una reacción de Alastor,

Dios: Vaya, vaya, vaya, nunca pensé que tendrías un niñero tan poderoso, hijo mí.

Dijo, mirando a Lucifer con una mezcla de sorpresa y diversión. Lucifer, por su parte, simplemente hizo una mueca de desagrado, claramente incómodo con la atención de su padre.

Alastor seguía mostrando una actitud relajada, como si estuviera disfrutando de un espectáculo. Charlie, quien observaba la escena, no podía evitar sentir una mezcla de orgullo y admiración por Alastor, quien parecía estar llevando la situación con facilidad.

La princesa Charlotte, con una sonrisa radiante, animaba a su guardián, Alastor, a vencer al arcángel Gabriel

Charlie: ¡Vamos Alastor, tú puedes vencer a mi tío!.

Gritó con entusiasmo. Alastor, con una sonrisa confiada, se dirigió a Gabriel, listo para terminar la batalla.

Alastor: ¿Qué tal si terminamos esto? Tengo un venado que está gritando mi nombre para devorarlo, jajaja.

Dijo, alzando su bastón y haciendo que aparecieran tentáculos de sombra afilados como dagas a su alrededor.

El arcángel Gabriel hizo aparecer una espada de la nada y se puso en posición para lanzar un ataque a máxima velocidad, mientras que Alastor, confiado en sus habilidades, bajó su guardia, ansioso por ver el ataque del arcángel.

Alastor: (Esto va a doler pero valdra la pena)

En un instante, Gabriel se movió a una velocidad sobrenatural, cruzando el espacio entre ellos en menos de un segundo.

Alastor ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, y antes de que se diera cuenta, Gabriel había cruzado a su lado, dejando un rastro de destrucción en su estela.

Un fuerte corte en el pecho de Alastor hizo que un torrente de sangre saliera a borbotones, y el demonio radio se dio cuenta de que el arcángel lo había cortado sin que él siquiera se hubiera percatado.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora