XII

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El aroma de las feromonas de Ares abrumó a Kassia apenas abrió los ojos. La suave piel de Ares se apretaba contra ella como si quisiera fusionarse con ella. No pudo evitar pensar en el buen trabajo que hizo al criarlo.

Contorneó su rostro con sus dedos, trazando la línea perfilada de su mandíbula y tocando sus carnosos labios, tan suaves como el algodón. Había cambiado mucho desde la primera vez que lo vio, pero seguía siendo la persona de la que se enamoró.

Cuanto más recordaba Kassia al Ares que conoció por primera vez, más se emocionaba. Recordaba cómo su lindo esposo la golpeó la primera vez que la vio. Sus hermosas cejas fruncidas y su pecho subiendo y bajando debido al miedo, pero aún así se mantenía firme. Mientras Kassia seguía en su ensoñación, Ares se movía incómodo. En sus sueños, veía a su esposa corriendo hacia el peligro en medio de una batalla sangrienta. Su alfa, tan hermosa, se veía demacrada, con un parche en un ojo, sosteniendo una espada manchada de sangre y con una herida en el hombro. Ares trató de proteger a su esposa del peligro, pero cuanto más intentaba tocarla, ella parecía alejarse más y más. Sollozando, solo pudo ver cómo su esposa era rodeada por hombres vestidos de negro y el olor a sangre se extendía por todo el lugar.

Asustado, abrió los ojos con lágrimas. Sintió que el lugar a su lado estaba vacío. Sin notarlo, comenzó a liberar feromonas, afectando gran parte de la mansión. Su Omega se sentía asustado y triste, y sus sollozos incrementaron, haciendo que todo el lugar se sintiera desolado. Kassia estaba por montar su caballo cuando sintió una profunda tristeza en su pecho. Asustada, corrió hacia la habitación de Ares, su esposo que antes dormía pacíficamente, ahora sollozaba su nombre entre lágrimas.

—Ares... —ella simplemente abrazó a su esposo con sus feromonas mientras limpiaba las lágrimas de su Omega .

Cuando finalmente pudo preguntarle qué le pasaba, este simplemente se aferró a ella, repitiendo sin cesar:

—No me dejes... —entre lágrimas, ella simplemente cargó a su esposo, que parecía estar completamente perdido entonces noto los extraños ojos rojos de Ares.

Asustada, mandó a llamar a Dahlia, quien llegó rápidamente y le explicó que su esposo estaba pasando por un periodo sensible que normalmente ocurre debido al rechazo del alfa hacia su Omega. Eso hará que el Omega se sienta inseguro, haciendo que su Omega interior lo controle hasta que se sienta seguro con las feromonas de su alfa entonces sus ojos volverán a la normalidad.

En el restaurante a las orillas de la ciudad, el joven príncipe Enir esperaba impaciente a su invitado. Sentado, admiraba el paisaje con una taza de té en las manos. Su cabello rubio, característico de la realeza, sobresalía en el lugar. Sus pies se movían constantemente, un claro indicio de que estaba molesto. Cuando finalmente un carruaje se detuvo frente al lugar, soltó un suspiro de frustración. La puerta se abrió y Kassia entró con una gran capa de piel oscura que cubría gran parte de su cuerpo.

Decidió ignorar esto y simplemente preguntó impaciente:

—Vaya, pensé que no llegarías. Después de todo, la puntualidad es algo que te caracteriza.

—Ocurrió un accidente, habla rápido, ¿por qué me llamaste? —Enir frunció el ceño al ver que Kassia ni siquiera se sentó, sino que lo miró con prisa. Sin darle importancia, habló de su asunto:

—Escuché que acogiste al hijo de la familia Hilditonn, que se suponía tendría que estar en mi palacio pero, por alguna razón, terminó en el cuartel. ¿Sabes la razón?

Kassia suspiró mientras negaba con la cabeza:

—No sé de qué me estás hablando. Yo solo acogí a un recluta más.

Una sonrisa sarcástica apareció en los labios del príncipe mientras dejaba su taza de té:

—Sabes que últimamente el Reino atraviesa problemas económicos y he estado pensando en hacer unos recortes de algunos lugares.

Kassia sintió un escalofrío cuando la sonrisa del príncipe se torció de manera antinatural. Ella simplemente levantó las manos en señal de tregua:

—No sé cuándo llegó, solo que mi esposo lo encontró y él pidió acompañarlo hasta el cuartel.

El príncipe no sabía qué decir. No pensó que su amenaza superficial funcionaría. Ella obviamente tenía el dinero suficiente para mantener hasta cuatro cuarteles si quisiera, sin embargo, no aceptaba que el palacio hiciera recortes a su cuartel. ¿Qué tan mezquina es?

—¿Tu esposo? El señor Magno, que es tan magnánimo, ¿es tan virtuoso que le lleva el almuerzo a su esposa?

Como príncipe heredero, conocía todos los rumores de la ciudad y podía descifrar cuáles eran verdaderos. Ciertamente no creía que fuera cierto que el extravagante señor Magno abandonara sus populares costumbres para servir a su esposa.

Ella simplemente sonrió, muy orgullosa:

—Olvidé que no estás casado. Es una pena que aún no conozcas las maravillas del matrimonio. Tal vez pueda presentarte a alguien, aunque la mayoría son del cuartel. Definitivamente no tendrán problemas para satisfacer al príncipe.

Kassia sintió un escalofrío cuando unos dedos la pellizcaron en la espalda. Solo pudo soportarlo y hacer como si nada pasara. Sin embargo, el príncipe simplemente bajó la cabeza y no notó nada raro. Intentó calmar sus intenciones asesinas. Cada vez era más difícil hablar con esta mujer. Desde que contrajo nupcias, se volvió más insoportable, recordándole constantemente que ya debería casarse, que se estaba haciendo viejo.

—El joven Hilditonn es un invitado de mi palacio. Si su familia descubre que no llegó a mi palacio, tendré problemas. Los llevaré conmigo cuando...

El príncipe se quedó en silencio de repente cuando vio una mano salir del abrigo de Kassia y tomar una galleta de la mesa. Kassia simplemente tomó la bandeja de la mesa y sacó a la persona que se escondía detrás de ella con una sonrisa. El hombre tenía el cabello suelto y un traje simple que hacía resaltar su figura. Su otra mano sostenía firmemente la camisa de Kassia, no dispuesto a soltarla. Ni siquiera miró en dirección a la otra persona.

—No me dijiste que tendrías compañía. Esta es una reunión confidencial y no me parece apropiado esconder personas en tu capa.

Ella solo lo ignoró y siguió frotando con feromonas al hombre que parecía satisfecho mientras comía. Después de un silencio incómodo para el príncipe, Kassia finalmente habló:

—Es mi esposo, y fue su Alteza quien llamó a último momento.

El príncipe soltó un suspiro de asombro cuando vio que este era el rumoreado señor Magno. Sin embargo, no se parecía en nada a lo que decían de él. Cuando este se cansó de comer, pudo notar cómo su nariz se arrugaba al sentir la presencia de otro alfa en la habitación. Así que simplemente volvió a meterse en la capa de su esposa, esta vez abrazando su cintura y frotando sus propias feromonas, hundiendo su nariz en su cuello. Este era un acto descortés, pero a él no pareció importarle y simplemente se mantuvo en su lugar. Kassia no parecía tener quejas sobre este acto, sin embargo, era la primera vez que presenciaba un acto tan posesivo de parte de un Omega.

—Bueno, vamos. Lo acompañaré. Si él quiere irse contigo, no lo detendré. Sin embargo, si no es así, no obligaré a nadie.

Kassia abandonó el lugar, dejando al príncipe totalmente atónito debido al acto que acababa de presenciar.






Hola, cómo verán cambie el estilo de narrativa, no me sentía muy cómoda con el anterior, espero que les guste está nueva narrativa, muchas gracias por la espera.


Actualizaré por lo menos un capítulo o dos a la semana, por favor comenten sus ideas o consejos para mejorar.

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