¿Me recuerdas aún?

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La espera había sido larga y desesperante para Naruto, realmente anhelaba regresar, encontrarse con sus amigos, claro, esto sería una sorpresa.

Quería darles un pequeño susto antes de abrazarlos, aunque por parte de su sensei Jiraiya que le informó  a Lady Tsunade de su llegada ya no era tanto una sorpresa. Tenía en cuenta que últimamente las misiones para los chūnin estaban siendo cada vez más serias y muy importantes, estaba dispuesto a ayudar, he ahí el motivo de su regreso, no podía dejar a su equipo solo más ahora con la situación que ameritaba más reclutas.

Finalmente, luego de un largo viaje llegaron a su destino, llegaron justo

Naruto le hecho un vistazo y suspiró con una pequeña sonrisa.– Nada a cambio ¿Eh? –Mencionó mirando a su sensei.

¿Que podría cambiar? Solo aumento el número de criminales. –Habló el mayor entre risas, siendo seguido por su aprendiz.

Caminaron con la compañía hasta que Jiraiya tuvo que tomar otro camino, pues tenía encargado un asunto pendiente con su vieja compañera de misiones. Naruto se despidió con una cálida sonrisa como era de costumbre para luego continuar con su camino, no le tomó mucho tiempo ya que le quedaba cerca su casa.

Suspiro algo cansado, después de tanto tiempo, de seguro todo el lugar debe de estar cubierto de polvo. Ya en la puerta se quedó parado frente a esta por unos minutos antes de abrirla, pensó encontrar un lugar con polvo o quizás hasta con pequeños roedores pero no fue así, todo estaba limpio.

Pero quién.. –Susurró bajo, su mirada fue hacia su habitación donde escuchó unos pasos algo lentos que provenían de esta, se sobresaltó, podría ser un ladrón o quizás alguien que tomó su pequeña casa como suya, a paso lento y sin emitir ningún ruido se asomo por el marco de la puerta, pudo ver a un hombre alto de espalda ancha y cabello ligeramente largo. El tener las luces apagadas en ese momento no ayudaba, así que solo lo observó con atención pero se percató de algo, el desconocido tenía un olor algo peculiar y al poco rato este se volteo lentamente dejándole a Naruto ver lo que en sus manos había.

Un pequeño ramo de flores, un escalofrío recorrió el cuerpo del rubio.

Con cuidado tomó uno de sus kunais que en esos momentos cargaba en uno de los bolsillos de su pantalón, para su mala suerte el desconocido se percató de su presencia.– ¿Quien eres? ¿Y que haces aquí?

Eso debería preguntar yo. –Reclamó el ojiazul, de poco a poco dejó de esconderse apuntando le con su kunai parándose en la entrada de su habitación.

Solo él puede entrar aquí. –Contrataco el pelinegro acercándose a paso lento pero autoritario.– Vete antes de que te mate.

Atreve a intentarlo. –El rubio no se quedó atrás y se acercó de igual manera quedando frente a frente, la única diferencia era que él tenía que levantar la mirada mientras que el contrario tenía que bajarla.

Quien iba a pensar que ninguno reconocería a quien le prometieron volver con vida y formar algo hermoso a futuro, ahora ellos mismos se amenazaban mutuamente.
Sasuke con intención de que nadie se adueñe del hogar de su chico mientras que el mismo Naruto había regresado.

Pero el pequeño acto de la luna que iluminó la habitación a través de la ventana hizo que ambos pudieran verse con más claridad, el primero en darse cuenta fue Sasuke pero Naruto no lo hizo, al menos no en ese momento.

El pelinegro suavizó su mirada acercándose un poco más, quería confirmar si realmente era él, si era su Naruto.– Volviste.. –Susurró algo bajo, una sonrisa leve se formó en sus labios.

¿De que hablas? ¿Quien eres? –Preguntó el rubio, esas palabras hicieron que Sasuke sintiera como si le clavaran un kunai en el pecho, se alejó a paso lento hasta acercarse a la ventana.

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