6.

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-Cornelio no toques eso—le quite el objeto de sus manos—déjalo ahí

El chico continuó recorriendo cada espacio de mi casa y yo perdía lentamente la paciencia.

-Cornelio—dije al borde de la locura—¿si quiera me vas a ayudar en el proyecto?

-Deberías expresar tu felicidad, yo no tengo

-Claro que debes tener algo que te haga feliz

-Pues aun no lo he descubierto—me miro—aun no puedo creer que te hayan dejado esta casa a ti sola—hablo cambiando de tema

-Estuve pensando en que algunos universitarios se pueden quedar aquí y pagarme—alce y baje los hombros sin darle importancia

-¿Estás loca? ¿Que tal que llegue un raro y te mate?—pregunto con cierto tono tierno que me hizo morir al instante

-Tu eres raro y no me has matado—reí

-Okey en cualquier momento lo haré, solo espéralo—me señalo—oye hagamos ese proyecto otro día, no siento ganas de pensar ahora—dijo tumbándose en el sofá

-¿Y cuando si tienes ganas?—dije sentándome al lado suyo

-¿Tienes películas?—pregunto

-Si, ahí en la tercer cajón—señale la cómoda al lado de la TV

Se levanto y se acerco al cajón para abrir y ver qué películas habían ahí dentro.

-Tn esto es... basura

-¿Qué? ¿Como que basura? Son muy buenas películas

-Son todas de amor!—exclamo

-Dale veamos una—le pedí

-Estas loca—negó riendo y puso un cd cualquiera en el reproductor

Cornelio y yo nos hemos vuelto más cercanos, volvió a sentarse al lado mío y segundos después ya tenía su cabeza descansando en mis piernas, vaya su cabello es tan suave y sedosos que podría quedarme toda la vida enredando mis dedos en el.

Paso exactamente una hora y la película había terminado, como siempre yo termine llorando por la muerte del novio de la protagonista, es tan decepcionante. Mire hacia el pelinegro que en mis piernas descansaban y estaba profundamente dormido como un bebé.

-Cornelio despierta!—le grité haciendo que despertara con una cara de fastidio

-¿Qué es lo que quieres?!—dijo irritado

-Es tarde, mira la hora—le encendí la luz de mi celular en toda la cara cegándolo unos segundos y se levantó rápido mientras yo reirá por su reacción

-Que graciosa deberías ser payasa—dijo frotando sus ojos

En ese momento un teléfono suena y no es el mío, Cornelio saca su celular de su bolsillo y contesta la llamada

-Hola Jesus—dice

¿Jesus? ¿Quien es Jesus?

-No, no quiero ir a una de tus fiestas—paso una mano por su rostro—bien ni me esperes ahí entonces

Colgó molestos.

-¿Paso algo?—pregunte

-Bueno, vivo con un amigo y va a hacer una de sus fiestas las cuales odio, tengo que irme tratare de buscar un hotel por esta noche

-¿Eres idiota o te haces?—le pregunte molesta—puedes quedarte aquí

-Tn...

-Nada de Tn, te quedaras y punto

-Eres un dolor de cabeza—dijo

-Gracias

Ordené una pizza y nos quedamos sentados en la alfombra de mi sala comiéndola.

-Ya me vas a explicar ¿por que esta sola en esta casa?

-Bien—rodé los ojos—mis padres se divorciaron y mi madre se mudo a Inglaterra, mi padre simplemente era un degenerado, alcohólico que me trata como la basura de este mundo, un día simplemente no volvió a casa y no sé nada de su existencia hasta el momento—mordí un pedazo de pizza—igual, no los necesito

-Lo entiendo—dijo Cornelio serio

-¿Tus padres también se divorciaron?

-No

-¿Y por que no vives con ellos entonces?—volví a morder la pizza

-Mis padres...ellos son complicados—comenzó a hablar—siempre han querido que yo sea ingeniero, pero a mi solo me gusta tocar la guitarra—suspiro—así que tuvimos una pequeña discusión

-¿Pequeña?

-Ok grande, y entonces me mudé con Jesus

-Lamento eso Cornelio

-Bueno eso ya no importa

Claro que si importa, a mi me importa.

Diséñame  -- Cornelio Vega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora