Al llegar a su habitación, Mycroft se derrumbó boca arriba en su cama y cerró sus ojos, tratando de relajar su tormentosa mente. Albert se quitó la ropa hasta quedar solo con su camisa y luego se recostó a su lado. Los ojos azules recorrieron todo el cuerpo, menos el rostro del hombre frente a ellos y lo único que quería hacer era poner sus manos sobre él, pero no lo hizo. Era distinto a otras veces y no podía entender por qué ¿acaso era que ahora compartían un gran secreto? no, había algo más.
No era el secreto en sí lo que lo hacía sentir diferente, era que ese momento fue demasiado íntimo pues si bien ya habían visto sus cuerpos desnudos antes, ese día en el bosque desnudaron la parte más primitiva de cada uno; moviendo carne y manchados con sangre igual que un par de bestias que acababan de cazar. Mycroft incluso notó una naturaleza más salvaje y fría en Albert que antes había pasado por alto pues esta se escondía muy bien debajo de esos encantadores ojos esmeralda y esa dulce sonrisa de galante caballero. Lo peor de todo, era que le gustaba.
-¿En qué piensas ahora?
El castaño rompió el incómodo silencio, obligando a sus ojos a mirarse y Mycroft pudo verlo de nuevo, al hombre que se escondía debajo del caballero. Entonces, él sintió lo mismo pero hacia su persona, por parte del otro, como si ya hubiese descubierto la historia de su niñez que le enseñó a deshacerse de un cuerpo.
-Van sonar como las palabras de un degenerado, pero hace tres días en el bosque yo tenía tantas ganas de besarte en el río. Así sin más, sin importar lo sucio que me sentía o el crimen que cometimos. Besarte y más
Al fin sus manos tomaron acción y acercó el cuerpo del otro al suyo, abrazándolo como si fuese a desvanecerse en cualquier momento.
-Mycroft, yo hubiese aceptado hacerlo con gusto - devolvió el abrazo y dejó un beso en el cuello del peli azul -Siento que ya no puedo negar este impulso, cada que estoy junto a ti
-Yo tampoco
No hubo más charla, no fueron más profundo en sus sentimientos pero si en sus bocas que se habían unido en un suave vaivén.
Era distinto a lo que hacían normalmente, en lugar de luchar por dominar el beso y someter al otro mantenían un mismo ritmo, no habían cambiado de posición, seguían uno a lado del otro, abrazados, sintiendo sus cuerpos de una manera más cercana que las veces en las que habían estado sin ropa.
-¿Quieres hacerlo? - preguntó Mycroft, acariciando la mejilla del otro con tanta ternura como la de alguien que acaricia una bella flor
-Sigues herido, el doctor te recomendó descansar y han sido días difíciles- respondió Albert, dejando un beso juguetón en su nariz, algo que tampoco habían hecho antes y que le pareció un gesto muy amoroso -Pero, si me dejas hacer todo a mi, no veo por qué no.
-Pero quiero tocarte también
-Mycroft Holmes, ¿estás haciendo pucheros?
Albert no pudo evitar soltar una pequeña risita por lo lindo que le parecía; un hombre tan serio como él que siempre mostraba una cara fría y pensativa, haciendo muecas como un niño pequeño. Mycroft no se sintió molesto por su reacción, normalmente no dejaba que las personas se rieran de él o que lo consideraran "lindo" ese tipo de cosas solo se las permitía a Sherlock cuando lo molestaba; pero descubrió que amaba escuchar la risa del castaño y si él era el motivo por el que se sentía así de feliz lo dejaría pasar.
-Creo que ya sé lo que podemos hacer
Albert se separó del abrazo y se bajó de la cama de Mycroft para dirigirse a la suya, tomando todas las almohadas que tenía.
-Acomodate en la cabecera, pondré las almohadas para que estés cómodo en una sola posición
Mycroft sonrió y obedeció las órdenes de Albert, dejando que lo ayudara a colocarse en su sitio. Estaba medio acostado con varias almohadas en su espalda y dos a cada lado suyo. Era una posición perfecta para que Albert lo montara mientras podía tener acceso al resto de su cuerpo con facilidad. Tan solo la emoción fue suficiente para que su pene se emocionara.
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Mi verano con Albert - Alcroft AU
De TodoMycroft Holmes, brillante estudiante con una pesada carga en sus hombros se quiebra ante la presión de la universidad y de ser ahora el tutor legal de su hermano menor; sólo esperaba terminar sus estudios para iniciar una vida mejor. Todo cambia aqu...