Honorable Delta

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Considerando la poca cantidad de Omegas en su reino, incluso si Thorin fuese el Rey, nunca creyó que uno lo elegiría como su Único. Muy pocos enanos, ya fueran Alfa, Beta o incluso un Delta como él, se atrevían a tener un sueño así de arriesgado. Por esa causa es que, pese a haber sobrevivido a la guerra y vivir como esposos junto a su encantador hobbit, aún no había terminado, del modo en que ordenaban las leyes, de cortejar debidamente a su Bilbo.

La guerra pudo haber sido, al menos en un inicio, una razón justa para hacer todo al revés. Besar, tener sexo, morder y vivir juntos; debió ser precedido por el largo, tierno y entramado baile de ofrendas, avances y rechazos que era el cortejo Alfa-Omega. Quizá, si hubiera Thorin ignorado la advertencia de sus sobrinos, lograría vivir el resto de sus días con su adorado Bilbo alejado del pensamiento que pronto se volvería banal. No tuvo un cortejo debido ni entregó las ofrendas adecuadas, ¿y qué salió mal después?

Bilbo se convirtió sin dudarlo en su Omega, Thorin, agradecido, hizo cuanto pudo para mantenerlo a salvo, alimentado y cálido en las noches frías. Lo dotó, una vez recuperaron el reino y los enanos rindieron pleitesía a su Omega, de incontables fortunas, pieles hermosas, sexo hedónico, dulces manjares e inmejorable ayuda para con las historias que gustaba escribir. ¿Por qué debería nadie recordarle que se saltó el primer paso y cayó directo en el segundo? Bilbo aceptó su beso, le entregó su cuerpo; Thorin nunca encontraría motivos que lo obligaran a arrepentirse.

Sin embargo...

Sus sobrinos se consideraban a leguas el par de enanos que, lejos de él mismo, conocían mejor al hobbit. Luego estaban Dori y Ori, después Nori, Dwalin... No, siendo un poderoso Delta, Thorin no pensaba que fuese un problema lo vigilado que tenía a quiénes eran más cercanos a su casi esposo. Simplemente, como un amante dedicado, cuidaba a su precioso Omega. Entonces, claro, dado el insistente recordatorio; el tema del cortejo y las ofrendas, le comenzó a provocar un escozor en la piel. Tal cual alguien lo estuviera señalando, acusando de ser un Delta despreciable, un enano descuidado para con su Único y, peor todavía, un amante que bajó de su pedestal a su amado Bilbo.

—Es innecesario preocuparse por eso, thanu men —dijo el hobbit hacía un tiempo, acunando el rostro de Thorin y besándolo en la punta de la nariz—, es historia pasada. Soy tuyo y tú eres mío ahora, es lo único que quiero —murmuró para la tranquilidad del Rey, luego de que Thorin expresara su intención de comenzar el cortejo.

Entonces, por supuesto, el orgullo y la necesidad de demostrarse digno provocaron las emociones correctas en Thorin; él, de hecho, comenzó el cortejo.

Gracias a la preciada información que Fili y Kili pudieron obtener de Bilbo, antes de que Thorin declarara su propósito y Bilbo decidiera cerrar su hermosa boca, confió en ellos para saber cómo completar la tarea sin parecer demasiado obtuso, ni provocar risas burlonas o perecer en el intento de cortejar a un hobbit. Pronto cayó en cuenta de que, si bien se dirigían al mismo objetivo, lo poco que sabía el rey sobre el cortejo a un Omega enano compartía las mismas bases al tratarse de un hobbit.

Jactándose de conocer a su Bilbo, elegir las ofrendas no tenía ninguna complejidad. Thorin se había encargado ya de demostrarse capaz de cumplir el primer escalón de la pirámide: comida deliciosa, un lecho seguro, amor y orgasmos satisfactorios. El segundo nivel también estaba hecho: un hogar cálido, ropa, la seguridad y el respeto de una manada feroz, cada uno de los recursos del reino a su disposición absoluta y la libertad para ir a donde sea que quisiera —siempre que fuera en compañía si el destino estuviera lejos de la Montaña. Del tercer nivel: seguridad monetaria, reafirmación y reconocimiento de la mordida de unión, perfumado semanal de su Delta, un lugar en dónde hacer un nido estable y un espacio abierto, silencioso y soleado que como hobbit necesitaba, le hacía falta únicamente esto último.

Honorable DeltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora