Era un día común y corriente en la empresa Apple Corps, conocida por tener varias subdivisiones dentro de su empresa: Apple Electronics, Apple Records y Apple Sells. A las 10 de la mañana, el día parecía recién empezar en Apple Sells, donde se encuentran situados nuestros cuatro protagonistas.
John Lennon, con su característica energía, había logrado vender 15 contratos en sólo dos horas, un impresionante récord dentro de la oficina. Con un aire triunfante, se pavoneaba por el lugar, recibiendo felicitaciones de sus compañeros de trabajo, quienes aplaudan con sus cejas levantadas por el entusiasmo vivaz del castaño claro. Por otro lado, Richard Starkey había logrado solamente 4 contratos durante el mismo tiempo. Aunque no era un número tan brillante, al menos era algo.
—¡Tengo un talento innato para esto!—exclamaba vigoroso Lennon, escuchando en su cabeza cantos de victoria por tan increible hazaña.
No había duda que el departamento de ventas de Apple Sells estaba inmensamente agradecido con John por siempre sacar números positivos a sus cuentas, por lo que le perdonaban el excentricismo y los vitoreos.
—Claro que sí, John.—Dijo el castaño con mostacho, sonriendo divertido y negando con su cabeza en dirección a su colega—Pero guarda un poco de silencio, no querrás seguir perturbando a los demás.
A lo lejos, desde el lado de contabilidad del departamento, George Harrison miraba fijamente su computadora, deseando tener un momento de paz antes de que las payasadas de Lennon alcanzaran nuevos niveles. Con un suspiro cansado, George observaba la escena, deseando que la locura de John no se desbordara aún más, "¿siempre tenía que realizar tal escándalo cada vez que rompiera su propia meta?" pensaba para sus adentros George.
En medio del alboroto, Starkey se acercó a John y bajando su voz, le regañó de manera bromista:—No vayas a hacer enojar a tu "amorcito"...—señaló disimuladamente al secretario que se encontraba en una esquina de la oficina, cerca de la puerta de salida y cerca de la oficina conjunta del jefe del departamento, mientras organizaba unos papeles sin prestar mucha atención al alboroto de Lennon—Recuerda mantener la paz en la oficina, John.
John, al escuchar el llamado de atención de su colega, se sonrojó y miró nerviosamente hacia Paul. Se escondió detrás del puesto de Ringo, arreglándose el cabello en un intento desesperado de verse presentable. Richard, sin poder evitar una sonrisa, simplemente rodó los ojos y le indicó a John que se sentara.
—¡Lo lamento!—exclamó en voz baja Lennon, dándole una fugaz mirada a Paul y luego volviendo a ver a su colega—Ringo, sabes que necesito entretenerme dentro de esta oficina tan aburrida. La vista es buena, ¿sabes?—señaló disimuladamente Lennon nuevamente hacia el secretario— ¡Pero tampoco nos tenemos que convertir en esos oficinistas tristes y aburridos, algo de alegría nos debe de quedar dentro de nuestros cuerpos!—volvió a exclamar bajito, mirando hacia su compañero ojiazul.
Ringo solamente le palmeó su hombro izquierdo:—Sólo vuelve al trabajo, y podrás superarte a ti mismo.
John bufó, e hizo caso al consejo que su compañero le entregaba.
Por otro lado, Paul se mantenía ocupado e ignorando totalmente el alboroto que estaba haciendo Lennon, tecleando unas cosas en su computadora, mientras anotaba otras cosas en unas post-it de colores y pegándolas alrededor del mesón del escritorio color claro. Paul llevaba trabajando en ese puesto de secretario hace aproximadamente 10 meses, y a lo largo de esos 10 meses, ha tenido que soportar las tonterías de su tonto compañero de trabajo.
Mientras John y Ringo regresaban a sus puestos, el jefe del departamento de ventas, George Martin, llamó a Paul McCartney para que ingresara a su oficina. Paul, con su elegancia característica, se levantó de su silla y, con una sonrisa cortés, se dirigió a la oficina del señor Martin. John, observando la escena desde su escritorio, no pudo evitar que su curiosidad se disparara.
Una vez que Paul cerró la puerta detrás de él, John se volvió hacia Ringo con un brillo travieso en los ojos:—¿Qué crees que están hablando Paul y George Martin en esa oficina?, ¿Tal vez de lo buen vendedor que soy?, ¿O de lo apuesto que soy?—John suspiró como un tonto enamorado, recargando su cabeza entre sus manos que se encontraban apoyadas del codo en su escritorio, jugueteando con un mechón suyo.
Ringo hizo una mueca, cambiando su tono de voz habitual por uno más cómico, casi de telenovela:—¿Quizás Paul finalmente le declarará su eterno amor a John Lennon?, lo veremos en el siguiente episodio.
John salió de su ensoñamiento enamorado, mirando con el ceño fruncido a su colega y dando un ligero golpe en el hombro al ojiazul:—¡Oye, más respeto!
Ringo soltó una risa breve, aunque con un poco de cansancio, rodó los ojos ante las ocurrencias de John—Tal vez John debería empezar por interactuar con Paul primero para saber siquiera en qué estado se encuentra, si está en una relación o no.—Ringo recibió justa una llamada a su teléfono fijo, levantándolo y dándole una última mirada a John—O si mínimo le caes bien, ¿sabes?
John se encogió de hombros con una actitud confiada—Patrañas. Estoy seguro de que si le pido la mano a Paul, probablemente me la daría, ¿Quién podría resistirse al encanto natural mío?—una amplia sonrisa se formó en el castaño.
Ringo soltó una risa resignada, negando con su cabeza y continuando con su trabajo mientras John seguía insistiendo en sus suposiciones. La conversación entre ambos continuó en tono ligero y juguetón hasta que Paul finalmente salió de la oficina de Martin, con varias carpetas en mano. Paul se dirigió de nuevo a su escritorio y se sentó con un gran suspiro, comenzando a organizar los documentos.
John, que no había dejado de observar, vio cómo Paul se acomodaba en su gran mesón. Con un impulso repentino, él se levantó de su asiento y se acercó al escritorio de Paul, intentando poner en práctica su plan para acercarse al secretario. Reconocía que había estado desde la lejanía, observando la infinita belleza de McCartney, pero tal vez Ringo tenía razón, había un primer paso para todo, y si Paul tenía que casarse con él, primero tenía que acercársele para saber si prefería los claveles o las orquídeas en su boda.
—Hola, Paul—dijo John con una sonrisa encantadora y bateando sus pestañas—¿Cómo estuvo la reunión con George Martin?, ¿Todo en orden?
Paul sintió como en su mente su paz de quebraba como un montón de platos cayéndose, teniendo que cerrar los ojos y tomar una profunda respiración al escuchar tal característica voz.
Le parecía un cabeza hueca, un patán e idiota, siempre provocando alboroto en la oficina. No soportaba que John siempre quisiera ser el centro de atención en todo, ¿A quién le importaba que hubiera logrado 8000 ventas en 2 horas? ¡A nadie!
Paul miró hacia arriba, mientras tomaba una carpeta con fuerza—Oh, hola John.—carraspeó su garganta—Sí, todo estuvo bien. Solamente estábamos revisando algunos detalles administrativos, ¿Necesitas algo que te pueda ayudar ahora?.
John sonrió contento, ¡estaba hablando con su crush, qué mejor!—¡Oh, qué bien!—dijo John, ignorando por completo la molestia que sentía Paul. Se acercó un poco más al escritorio, inclinándose lo suficiente como para invadir su espacio personal—. ¿Sabes? No es que necesite ayuda, pero ya que preguntas... tal vez podrías acompañarme a almorzar más tarde. Podríamos hablar de esas cosas administrativas o, no sé... de cualquier otra cosa que se te ocurra.
Paul rodó los ojos internamente, manteniendo una sonrisa educada en su rostro. "Por favor, cállate" pensó, deseando que John simplemente se devolviera por donde salió.
—Tengo mucho trabajo, John—respondió secamente—. Tal vez otro día.
La sonrisa de John no se borró, aunque su entusiasmo se apagó un poco. Sin embargo, como buen vendedor, no pensaba rendirse tan fácilmente.
—Bueno, cuando sea que tengas tiempo... Estaré esperando—dijo, guiñándole un ojo antes de alejarse con su aire despreocupado, devolviéndose a su puesto de trabajo.
Paul suspiró cansado, preguntándose cómo alguien podía ser tan irritante.
Era una gran ironía en la oficina, porque todo el mundo sabía que John estaba completamente enganchado de Paul, pero pocos notaban que Paul detestaba a John con fervor.
***
Piensen en este fanfic como fuertemente inspirado en The Office (US), aunque McLennon e inglés.Finalmente este fanfic verá la luz, así que se vendrá otra actualización en unos momentos :3. Dejen comentarios, estrellita y compartan si les gusta.
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The (Little) Beatles ; McLennon
FanfictionPaul McCartney es un secretario de la oficina de Apple Corps. Su rutina de vida es común y corriente: trabaja en su escritorio, obedece a las órdenes de su jefe George Martin y evita a su excéntrico compañero de trabajo John Lennon. ¿Qué ocurriría...