Capítulo 13.

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El mini Paul y el mini Ringo se vieron, también atónitos, y fue en cosa de segundos que el mini Paul escapara del bolsillo de McCartney y corriera con gran felicidad hacia el mini Ringo. Ambos chillaban alegres, abrazándose fervientemente y conversando entre ellos en un idioma que ni Paul ni Ringo grandes parecían comprender.

Mientras los pequeñines parecían volver a reencontrarse, Paul miró al contrario, tan desconcertado y confundido como pudiera estar.

—No tengo ni la menor idea de cómo... ha llegado mi mini Paul. No sé de dónde proviene, qué idioma habla, por qué se viste de la manera en la que se viste... No sé nada...—Paul tragaba saliva, mientras se desordenaba los cabellos.

Ringo estaba tan desconcertado como Paul sobre el evento, y viendo cómo sus mini versiones estaban tan felices de verse, se armó de valor para poder explicar su perspectiva de los eventos. Aunque eso involucrara explicar un poco su ruptura con Maureen.

—Todo comenzó esta mañana —dijo Ringo, apoyándose en el lavamanos junto a Paul—. Maureen y yo... tuvimos una gran discusión anoche. Y... ya sabes, uno no queda bien después de ese tipo de situaciones.

Paul asintió, entendiendo entonces "la emergencia personal" de Ringo. Hizo una mueca, comprendiendo además el dolor en el corazón de ese pobre hombre.

—Esta mañana, estaba durmiendo, cuando de repente, ¡Bam!, se escucha un gran estruendo del baño—Ringo volvió su vista hacia el mini Ringo, que parecía estar jugando con el mini Paul-—y cuando fui a investigar, apareció este pequeño ser... No sabía qué pensar, si me estaba volviendo loco o qué.

Paul asintió, todavía observando a los mini seres con fascinación y preocupación.

—Lo mismo me pasó a mí —dijo Paul, susurrando—. Un día, simplemente apareció. Al principio pensé que era algún tipo de broma o una alucinación. Pero luego vi que era real, y no sé qué hacer con él.

Ringo suspiró, dándole una palmadita amistosa en el hombro a Paul.

—Supongo que lo único que podemos hacer es cuidarlos y tratar de averiguar de dónde vinieron —dijo Ringo—. Quizás existan más como ellos, o tal vez haya alguna explicación lógica detrás de todo esto.

Paul asintió nuevamente, mordiéndose el labio.

—Tal vez. Pero por ahora, tenemos que asegurarnos de que nadie más los vea —dijo Paul—. Si nuestros jefes o compañeros de trabajo se enteran, podríamos tener problemas.—Paul nuevamente volvió a desordenar sus cabellos—Siquiera... ¿Cómo se lo podemos explicar a los demás?

Ringo bufó, estando de acuerdo con lo irrisorio que resultaba todo el encuentro, y ambos miraron a sus mini versiones, que seguían jugando y charlando alegremente.

—Vamos a tener que trabajar juntos en esto —dijo Ringo, con una sonrisa leve—. Al menos no estamos solos en esta locura.

Paul sonrió de vuelta, sintiéndose un poco más aliviado al saber que no estaba solo.

—Sí, Ringo. Gracias por confiar en mí —dijo Paul—. Vamos a resolver esto juntos.

Los dos compañeros de trabajo se quedaron observando a sus mini versiones, tratando de asimilar lo que estaba ocurriendo y preparándose para enfrentarse a lo desconocido, sabiendo que al menos contaban el uno con el otro.

Ringo comenzó a comentar la poca información que había recolectado de su mini yo.

—Mi mini yo —dijo Ringo— no para de hacer gestos como si estuviera tocando una batería.

Paul alzó las cejas ante ese detalle:—¡Mi mini Paul es igual!—casi inmediatamente frunció el ceño—O sea, no exactamente igual, pero le encanta el bajo. Cuando lo conocí, lo primero que quiso conocer prácticamente, fue el bajo que tengo en mi casa. Fue demasiado extraño.

The (Little) Beatles ; McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora