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   —¡¿Qué me ha hecho?!

   —Jaja...— río la gitana mientras dejaba su taza de té de hierbabuena sobre la mesa— ¡No me digas que los síntomas ya han empezado a manifestarse! Eso sí que fue rápido. Cada vez mis poderes se vuelven mejores.

    Gulf frunció el ceño.

   —No creo en absoluto que tenga algún poder. No creo en absoluto en esa ridiculés del opus... copus...

    —Hocus Pocus, querido.

   Gulf se irritó aún más.

   —Es usted sólo una vieja chiflada y no estoy manifestando ni uno solo de los síntomas de ningún tipo de enamoramiento.

    La gitana sonrió levemente.

   —Y entonces dime..., ¿por qué estás aquí interrumpiendo mi té de las cinco de la tarde?

   Gulf abrió la boca para responder pero después de un segundo la volvió a cerrar. Por ningún motivo le confesaría a aquella bruja chiflada que llevaba todo el día encerrado en su habitación pensando obsesivamente en aquel insignificante jardinero...y en su boca...

   Gulf respiró profundo y deseando que aquella extraña señora no se percatara de que se estaba poniendo rojo como un tomate, respondió en voz baja, como al pasar:

   — Sólo... por mero entretenimiento y curiosidad, ¿podría repetirme...cuáles son los síntomas que causa su embrujo...?

   La anciana reprimió hábilmente una sonrisa. Volvió a beber un sorbo de su té y dijo con expresión seria:

   —... palpitaciones al verlo, deseos irrefrenables...

   —¡¿Deseos... irrefrenables...?!

   — Deseos irrefrenables... de verlo todo el tiempo, en todo momento. Inventarás excusas, las más tontas y variadas excusas para acercarte y hablar con ese joven Mew. Sentirás la necesidad imperiosa de tenerlo cerca; necesitarás que te mire, sólo a ti, que te hable, que te sonría, que se ría de tus chistes, que se interese por tus planes y sueños... Lo necesitarás más que comer, dormir o respirar... Y harás lo que un verdadero amor hace: buscar de todas las maneras posibles que el objeto de tu amor en este caso ese joven Mew sea feliz, se sienta realizado, esté en paz y pueda desarrollarse como persona, en todas sus facetas y lo harás sentir aceptado con sus virtudes y sobre todo con sus defectos. Y él te hará sentir lo mismo a ti... Te advierto que no podrás concentrarte en nada más hasta que no te hayas saciado de su compañía. Y por supuesto, no olvidemos la mejor parte, la de los celos...

   Gulf largó una carcajada.

   — ¡Jamás en toda mi vida he celado a alguien! Jamás lo he hecho y jamás lo haré. No ha nacido en el mundo la persona que me despierte el más mínimo sentimiento de celos. No existe nadie lo suficientemente perfecto y especial para provocar eso en mí.

   La mujer bebió otro sorbo de té y dijo en voz baja pero enfática:

   — Tiempo pasado, mi querido joven. El hechizo con el que te he embrujado te convierte en una persona diferente. Muy diferente a lo que venías siendo hasta ahora. Vivirás en carne y hueso la más grande pasión que jamás haya vivido ser humano alguno. Y déjame decirte que cuando más resistencia pongas, más hondo calará mi hechizo en ti y en tu corazón. Porque si creías que hasta ahora habías encerrado con éxito tu corazón bajo siete llaves y que lo habías dejado allí encerrado hasta morir, déjame decirte que mi hechizo lo ha liberado. ¡Y está vivo! Y es tu corazón el que ahora tomará el control de tu vida...

   Gulf tragó saliva nervioso. Estaba comenzando a entrar en pánico. Ya se estaba viendo a sí mismo deambulando como fantasma enloquecido por amor, por un amor no correspondido, por callejuelas nocturnas, recitando una poesía empalagosa y llorando a mares por alguien que no lo amaba.

    Gulf se detuvo un momento en medio de aquellos pensamientos. ¿Por qué estaba dando por sentado que sería un amor no correspondido? No había nadie en el mundo que pudiera resistirse a sus encantos... y a su dinero...Podría fácilmente conquistar, enloquecer y para siempre a aquel insulso Mew, con sólo un movimiento de sus pestañas, si se lo propusiera...

   Gulf sacudió la cabeza. ¿Realmente estaba pensando estrategias para conquistar a un joven jardinero pobre y gay?

   Gulf cerró los ojos y suspiró frustrado. Aquel hechizo ya comenzaba a hacer estragos en el. Volvió a clavar su vista en la anciana que no le había quitado los ojos de encima ni por un segundo y dijo:

   —¿Cuánto dinero quiere para romper este hechizo y devolverme la cordura? Tengo negocios importantes de los cuales ocuparme y necesito tener la mente clara...

   — Pregunta equivocada, mi querido jovencito. Yo no necesito dinero. Tengo dinero suficiente como para vivir diez vidas más.

    Gulf se mordió el labio mortificado.

  —Entonces, dígame, ¿qué es lo que quiere?

   —Absolutamente nada...

   — Y entonces, ¿por qué no me libera de este ridículo hechizo? Cualquiera sea la elección que pretenda que yo aprenda con esto...créame que ya la he aprendido...—Gulf trató de que su voz se oyera humilde y lastimera— Dígame, por favor, ¿qué debo hacer para romper este hechizo?

   —Lo que se hace siempre en estos casos... La única manera de romper un hechizo de esta clase es...con un beso...

     Gulf la miró extrañado.

   —¡¿Usted quiere que yo la bese?!

   —¡No a mí, muchacho! ¡A él! Debes besar a Mew. Cuando lo beses, un apasionado beso en la boca, concentido y correspondido...,  el hechizo acabará y te sentirás libre y feliz como nunca antes te habías sentido.

     Gulf suspiró frustrado otra vez. Hizo un esfuerzo descomunal para no decir todos los insultos e improperios que se le pasaron por la cabeza. Y sin ánimos de seguir conversando con aquella mujer loca que sólo le producía jaqueca cada vez que le hablaba, comenzó a deambular sin rumbo fijo por los alrededores del hotel.

    Los primeros minutos de divagaciones sólo eran insultos y malos deseos para aquella gitana salida de quién sabe que manicomio.

   Los siguientes minutos, el aire fresco de la tarde y la brisa del mar del sur comenzaron a calmar su corazón impetuoso y sintió que podía pensar con un poco más de claridad.

   Y para cuando había pasado ya una hora completa, un Gulf decidido se encaminaba de vuelta hacia el hotel con una estrategia en su mente bien definida: buscaría a ese tal Mew, desplegaría en él todo su encanto de joven millonario, sus irresistibles atributos, sus apellidos influyentes que nunca fallaban, y lo convencería para que lo besara... Porque después de todo, ¿qué significaba un beso, en este caso un beso gay, si eso podía devolverle a Gulf su libertad? Y así, acabar con aquel hechizo demente que le estaba quitando toda la atención de lo único que era verdaderamente importante para Gulf: el negocio millonario que tendría entre manos cuando por fin demoliera aquel horroroso lugar lleno de huéspedes locos...

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⏰ Última actualización: Aug 04 ⏰

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