—Tenía una maldito cuchillo en su escritorio, todas sus ventanas estaban cerradas y con las persianas abajo, su cerradura se veía muy profesional, tenía muchas hojas arrugadas en la basura, había manchas rojas en una de sus sudaderas que estaban colgando de su armario... ¿no lo ven?
—No seas idiota. ¿Y si no?
—¿Y si si?
—Ay, ya basta. Cualquiera de nosotras puede ser. Incluso alguien que no conocemos.
—Tengo miedo. Mucho.
—Ya sé.—Dijo Siyoon.—Hay que vigilarla, sin levantar sospechas. Debemos tener mucho cuidado con ella. Si lo hacemos de esta forma, ella no se dará cuenta. Hay que fingir no saber nada. ¿De acuerdo?
Todas asintieron y justo en ese momento, Sua entró a el jardín donde estaban todas.
—Tranquilas, síganme el juego.—Volvió a hablar Siyoon guiñándoles el ojo.
—Ya vine. ¿Y los snacks, Runa?
—¡Mierda! Los olvidé.
—Ni importa, ya traje más.
Comieron los snacks, charlaron, y pasaron una tarde bastante agradable, olvidando por completo él propósito de su reunión.
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La noche cayó y el alcohol no tardó en aparecer entre todas. Haram nunca llegó y ninguna lo notó.
—Pff. Hace frío aquí. Vámonos adentro.
Todas aceptaron y a pasos torpes entraron a la casa.
—Enciende la televisión y pon el juego de voleibol.—Pidió Tsuki.
—¿Voleibol? El voleibol es un asco. Lo mejor es el basquetbol.
Tsuki rió fuerte.—¡¿BÁSQUETBOL?! El básquetbol es una completa mierda, Sua.
Lo único que no le gustaba a Haruna sobre embriagarse era que con los sonidos fuertes le daba migraña.—¡Cállense! ¡Solo enciende la televisión y pon algo!
Sua obedeció y encendió el aparato. Estuvieron cambiando de canal una y otra vez hasta encontrar algo interesante. Pasó por el canal 1, 1-2, 2, 2-1, 3, 3-1, 3-2, y en el momento en el que llegó al 3-3, se detuvo al ver la fotografía de Haram proyectada en el canal.
—¡Miren! Haram es famosa.
—Esa idiota. Se hizo famosa y a nosotras nos dejó fuera.
—Espera...sube el volumen.
Lo único que se oyó fueron los detalles y lo que estaba escrito con sangre del asesinato de Haram, cosa que las dejó atónitas.
—No jodas.
—Haram...
—¿Está muerta?—Dijeron todas al mismo tiempo.
—No, no no. Otra vez no...—Agregó Haruna entre sollozos.—Debe ser una broma.
—Oye. ¿Escucharon lo que estaba escrito? "No seguí las reglas, pero si ustedes no lo hacen, son asesinadas. ¿Ahora lo recuerdan?"
—¿Reglas? ¿Recordae qué?
—Un minuto.—Sua observó la televisión con más detenimiento.—Suhyeon tenía el puño así cuando murió.—E imitó el gesto de siempre: la parte superior del puño cerrado bajo el mentón.—Y Haram también. —Eso es familiar...
—¡KILLER!—Gritó Haruna.
—¿Qué es eso?
—¿No lo recuerdan?
—¡Oh! Killer, el juego de nuestra infancia. Adoraba jugarlo con ustedes.
—Recuerdo cuando Sheon se enojaba por que nunca la elegíamos.
—Si...
Y de nuevo, el alcohol hizo de las suyas y se perdieron en recuerdos de la infancia. Olvidando, de nuevo, el propósito de mencionar "Killer".
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Si todas ya habían bebido demasiado, ahora tenían más alcohol que sangre. Entre Sua llorándole a Haram—pues dice era el amor de su vida—,Haruna extrañando a Suhyeon y Sheon mirando sus K-dramas favoritos, todo era un caos.
Haruna se quedó dormida en el sofá de Sua. Y suena raro, pero alguien decidió aprovechar su oportunidad.
Tsuki era la más ebria de todas y nunca notó que Haruna ya estaba dormida. Todo estaba tan oscuro que confundió su casa con la de Sua y a su novia con "alguien" más.
—Vamos, Runa. Llévame a la habitación...—Pidió dejando suaves besos en el rostro de su "novia".
—¿Hum?—La chica se sintió confundida, pero decidió aprovecharlo.—Claro, vamos.
