VII

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Un portazo de la puerta trasera hizo despertar a Haruna. Miró a su alrededor y notó dos sombras que—se dijo—eran de sus amigas.

—¿Tsuki?—Fue lo primero que dijo al despertar. A pesar de no poder distinguir los rostros de las sombras, una recostada en la alfombra y otra recargándose en la barra de comida soltando rugidos, a kilómetros se nota el cabello ondulado de la mayor. Y cómo no lo vió, comenzó a preocuparse.

Al no recibir respuesta, la japonesa se levantó del sofá alarmada y fue a buscar de donde provenía el ruido.

Fue hasta el patio trasero y notó la cerradura forzada y la puerta cerrada. Sus mejillas palidecieron, pero pensó en todo menos en lo que estaba a punto de ver.

Dió media vuelta y volvió a entrar a la casa, fue caminando al baño y antes de llegar a él notó de reojo algo muy oscuro en la habitación de Sua, no parecía ropa ni alguna almohada. Encendió la luz y casi cae al suelo. Era Tsuki, completamente desnuda y con dos apuñaladas; una en el abdomen y una en el corazón.

Ella solo sonrió mientras lágrimas corrían por sus mejillas y se acercaba a la mesita de noche, donde había una nota.

"De verdad lo siento, Haruna. Es en serio. Yo no quería hacerlo, pero no me dejó más opción. Perdón. K.T".

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