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A la mañana siguiente, el sol apenas empezaba a asomarse por la ventana cuando Joong se despertó, un poco más temprano de lo habitual. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue a Dunk, durmiendo plácidamente sobre su pecho. Una sonrisa tierna se dibujó en los labios de Joong mientras miraba al omega, notando la tranquilidad en su rostro.

Con movimientos suaves y cuidadosos, Joong comenzó a acariciar el cabello de Dunk, deslizando sus dedos por los mechones suaves y oscuros. Sentía una calidez en su corazón, una felicidad que no había experimentado antes. Los minutos pasaron en silencio, con Joong disfrutando del simple placer de tener a Dunk a su lado.

Finalmente, Dunk comenzó a despertar, parpadeando lentamente mientras sus ojos se acostumbraban a la luz de la mañana. Al ver a Joong mirándolo con ternura, una sonrisa somnolienta apareció en sus labios.

—Buenos días —murmuró Dunk, su voz aún adormilada.

—Buenos días, Dunk —respondió Joong, con suavidad—. Lo siento si te desperté con mis caricias.

Dunk negó con la cabeza, sonriendo mientras se acurrucaba más cerca del alfa.

—No te preocupes. Me gusta que me acaricies —dijo Dunk, escondiéndose en el cuello de Joong y aspirando profundamente el aroma familiar y reconfortante que desprendía el alfa.

Joong se sonrojó ligeramente, pero no pudo evitar sonreír mientras abrazaba a Dunk con cariño.

—Eres increíble, Dunk —murmuró Joong, besando suavemente la frente del omega—. Me haces tan feliz.

Dunk levantó la vista, sus ojos brillando con amor y gratitud.

—Y tú me haces feliz a mí, Joong. No podría pedir nada más.

Joong miró a Dunk con un amor profundo en sus ojos y se inclinó para besarlo de manera tierna, sus labios rozando suavemente los del omega. Cuando se separaron, Joong acarició la mejilla de Dunk, mirándolo con una mezcla de determinación y preocupación.

—Dunk, hay algo de lo que necesito hablar contigo —dijo Joong, tomando una respiración profunda—. Estuve hablando con Pond sobre tu situación y hemos decidido que queremos ayudarte a pagar el apartamento que fue destruido, cubrir todas las deudas que tengas y encontrar al culpable del desastre.

Dunk se sentó en el colchón, mirando al alfa con sorpresa. Sus ojos se agrandaron mientras procesaba las palabras de Joong, y luego negó con la cabeza.

—Joong, eso no es necesario —dijo Dunk, con voz firme pero agradecida—. Tú y Pond ya han hecho mucho por nosotros. Phuwin y yo no podemos aceptar más ayuda. No quiero ser una carga para ti.

Joong se sentó junto a él en el colchón, tomando sus manos con suavidad y mirándolo con intensidad.

—Dunk, por favor, déjanos ayudarte —rogó Joong, su voz llena de sinceridad—. No se trata de ser una carga. Queremos hacerlo porque te amamos y queremos verte feliz y seguro. No podría vivir sabiendo que puedo hacer algo para mejorar tu situación y no lo estoy haciendo.

Dunk, conmovido por las palabras de Joong, sintió una mezcla de gratitud y conflicto interno. Aunque apreciaba profundamente el deseo de Joong de ayudar, también quería mantener su independencia y no sentirse como una carga.

—Joong, yo... —comenzó Dunk, pero la voz se le quebró y bajó la mirada—. Entiendo tus intenciones, pero realmente no quiero que sientas que tienes que hacer todo esto por mí.

Joong levantó la barbilla de Dunk, obligándolo a mirarlo a los ojos.

—Dunk, lo hago porque te amo. Porque quiero verte feliz, sin preocupaciones. Por favor, déjame ayudarte. No se trata de obligación, sino de amor. Eres una parte importante de mi vida, y quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti.

Destino en Bangkok (Prt.2) - JoongDunkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora