Compañía

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El por mucho tiempo había sido distante de “Rei”, que ahora sabía era la supuesta esposa de su héroe favorito, cuando cumplió ocho años la mujer lo empezó a entrenar. Su primer entrenamiento había sido algo hostil, pues la mujer lo tiró del último piso del edificio de la comisión de héroes para que empezara a volar, lo cual si bien funcionó, le había parecido aterrador, pero eso no se compararía al miedo que le tendría a la mujer unos años más tarde.

A pesar de sus cortos años el había sido entrenado a conciencia para convertirlo en un héroe, nunca le preguntaron si quería serlo, sin embargo, él no se resistió.

Algunos entrenamientos eran lo suficientemente divertidos para pensar que estaba jugando, otros no tanto, como bloquear ataques de hielo de la propia "Rei" que más de una vez se le habían incrustado en sus extremidades.

De vez en cuando él salía acompañado por Kaede a plazas comerciales o parques de juego en donde interactuaba con más niños de su edad. Uno de esos días en los que había salido con Kaede, comer helado y jugar hasta cansarse en los juegos infantiles regresaron a la agencia para encontrarse con una chica peliblanca, de piel morena, orejas de conejo gachas en la entrada de la comisión.

Kaede le hizo acercarse a la niña en lo que ella hablaba con Rei, el se acerco, algo temeroso porque los ojos rubíes de la chica estaban nublados por lágrimas que amenazaban en correr por sus mejillas en cualquier momento. Él dudó, pero luego recordó en una de sus clases de héroe, que el trabajo principal de uno es dar esperanza y tranquilizar al que lo necesitara, eso lo llenó de valor para acercarse.

-Hola!- la chica dio un respingo- Soy Keigo, Keigo Takami ¿Cuál es tu nombre?- la niña pareció dudar unos minutos, estrujaba el borde de su falda tableada bajo sus manos.

-Rumi Usagiyama- dijo en un hilo de voz limpiándose una lágrima que había resbalado por su mejilla en ese momento - Yo…mis padres murieron- dijo de golpe, lo que dejó algo perplejo a Keigo- en donde estamos-

-En la Comisión de Héroes- dijo Keigo casi en automático, luego de eso abrazó fuerte a la niña, permitiéndole llorar en su hombro por un largo rato.

Para el momento en que se separaron Kaede había regresado, se presentó con ella tal y como lo había hecho con el rubio, la llevaron al comedor en donde la chica comió algo desganada para luego ir con Keigo a su habitación, en donde él le contó a grandes rasgos cómo había acabado ahí, también que harían en la comisión entre otras cosas. 

Rumi se abrió un poco más con él contándole un poco de su corta vida de ocho años, hablaron hasta quedarse dormidos en la cama de Keigo pues no había otra cerca. 

Pasaron unos meses en donde Rumi se recuperó de su pérdida y se volvieron inseparables. Ambos siendo las jóvenes promesas de la comisión de héroes para ser futuros héroes profesionales y aspirar salvar a tanta gente como pudieran, habían construido un hogar, una familia sin saberlo, compartiendo memorias como si de un álbum de fotos se tratase, el cual no era del todo mentira, pues Kaede como cualquier madre orgullosa atesoraba fotos de sus pequeños conforme crecían.

Cuando ambos cumplieron diez años pasó lo mismo que cuando llegó Rumi. Kaede los había llevado a comer helado y jugar en un arcade, se habían divertido tanto ese día. Llegaron otra vez al edificio de la comisión, solo para encontrarse a un chico rubio rellenito recién bajando de una patrulla, tal y como él y Rumi habían salido alguna vez, inmediatamente ellos sabían lo que pasaría por lo que se apresuraron en ir con Kaede como pollitos siguiendo a su madre para presentarse con el chico.

Se presentaron estrepitosamente con el chico, el cual algo asustado y tímido les dijo que su nombre era Taishiro Toyomitsu, que un villano había interceptado a él y a su madre, la cual había fallecido intentando proteger a su hijo. 

Kaede salió los llevó a la cocina, para preparar takoyaki, suficiente como para alimentar a treinta personas, lo cual extrañó a Rumi y Keigo. 

Kaede les dio su porción al par de amigos y a Taishiro el resto, ellos, asombrados viendo como el recién llegado comía y su cuerpo se iba haciendo más grande. Cuando terminó él se sonrojó, apenado por su nueva forma, así les explicó a sus nuevos compañeros de cuarto cómo funcionaba su cualidad.

A ellos emocionados les pareció increíble, y como una fuerza sobrehumana él liberaba la grasa acumulada en su cuerpo como una rafaga increíblemente fuerte. Keigo y él tenían algo en común, amaban a Endeavor con locura, uno por fanatismo y otro porque aquel héroe le parecía lindo. Rumi por otro lado estaba más interesada en otras heroínas revelación. 

Si bien los tres sabían que la manera que vivían en la comisión no era normal. Principalmente porque desde temprana edad los habían empezado a entrenar en ámbitos que sólo sabían estudiantes de tercer año de una escuela de héroes, no evitaba que les divirtiera demasiado. Rindieron sus exámenes de preparatoria un año antes para así lograr prepararse lo suficiente para poder entrar en una academia para héroes.

Así fue como en una de las dos semanas de descanso que la reina de hielo les había dado, si así llamaban ahora a “Rei”, después de que Taishiro le dieran resfriados frecuentes por algunos meses, Rumi casi perdiera una de sus orejas por congelamiento y que Keigo perdiera varias plumas por estacas de hielo. En una de esas semanas llegó con un chico albino, y con ojos turquesas, ojos turquesas que solo Keigo fue lo suficientemente inteligente para deducir de quién se trataba aquel chico.

Para ese momento tenían catorce años, casi recién cumplidos. Keigo fue el que primero se acercó a aquel chico, el cual parecía siempre estar llorando o a punto de hacerlo.

Recordaba que un día “Rei” estaba hablando con Enji, diciéndole que su hijo mayor no soportaba sus quirks, y que iban a tener el heredero perfecto para que sea el número uno. Ahí Keigo entendió todo, se esforzó en acercarse a Touya, ahora sabía su nombre.

Touya, era azul, era lo único que veía en él, una calma que a la vez era tristeza absoluta.

En cambio Touya veía en él todo amarillo, un color tan brillante que llegaba a cegarlo a veces, como un sol que calentaba su corazon, el cual habia estado congelado por su madre.

Solo con catorce años supieron que no se querían separar el uno del otro, y que si lo hacía, no sobrevivirían mucho tiempo.

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Nota de autor:

Hola estrellitas! Para quien esté leyendo esto me encantaria que dejes un comentario para saber si te va gsutando esta historia! También preguntarles cual es su ship favorito de mha y tal vez se los cumpla!

También quiero que analicen bien los capitulos porque hay sorpresas en cada uno de ellos y con eso tambien las canciones!

Con eso dicho Hayden Fuera!

Secretos de la comisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora