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Joseph

Inglaterra, 2023

Los grandes ventanales dejaban entrar la suave luz mañanera mientras las transparentes cortinas se movían al son del viento.

El sonido de los cubiertos golpeándose entre si en los platos lo tenían alerta, movió los ojos con nerviosismo sin emitir palabra alguna, había despertado con una sensación extraña en el estomago, de nuevo las confusas pesadillas sobre una figura oscura frente a una iglesia lo consumieron hasta dejarlo sin respiración.

Cada vez que tenia pesadillas despertaba sintiéndose vacío, sin que nada a su alrededor fuera suyo.

No lo entendía.

– Joseph – el suave sonido de su madre llamando hizo que volteara, tenia una una mueca de confusión con el rostro con su perfecto e impecable traje del día – ¿Todo bien querido?

– Si, todo bien – dejo salir en un susurro tomando el cuchillo para poder terminar la conversación.

Pero sabía que eso no detendría a su madre, que aun seguía viéndolo con duda.

– ¿Tomaste tus medicamentos?

– Si.

– ¿Tuviste fiebre en la madrugada?

– No.

– ¿Sientes....?

Joseph golpeó la mesa con rudeza haciendo saltar a los 3 presentes.

– Estoy bien madre – espetó a lo alto aun con la mirada en el plato de fruta.

El silencio reino el gran comedor, todas la miradas preocupadas se postraron en el, odiaba tener esos arrebatos pero algunas veces era tan asfixiante la preocupación que su madre colocaba en él, sus hermanos no corrían con la misma suerte, el era el mayor, debía cuidar de su familia, a su madre, hermanos. Pero los papeles se habían invertido hace unos años y simplemente todos estaban a su alrededor asustados.

– Joseph – masculló con lentitud su madre.

– Lo siento – vociferó de prisa sintiendo el arrepentimiento – No tuve una buena noche – alzó la vista fija en su madre – ¿Puedo retirarme?

Antes de escuchar la cruda respuesta de los labios de su madre, sintió la delicada y suave mano de su hermana dándole un apretón a su pierna, le lanzó una ligera sonrisa sin emoción.

Esa pequeña niña siempre le mostraba su apoyo y estaba tan agradecido.

– Sabes que no podemos saltarnos el desayuno– expuso su madre colocando el tenedor junto al plato – Es el único momento del día que podemos estar juntos.

Chuck, su hermano soltó un largo bufido en la silla frente a él mientras se llevaba un gran pedazo de pan a la boca.

– Dices eso hasta que alguno de tus perros entra por esa puerta y corres – refunfuño moviendo los ojos mientras desmenuzaba el pan – Joe parece que está a punto de desmayarse. Déjalo irse y ya.

Su madre soltó una risa seca, el cuerpo de Joseph se tenso, nada bueno salía de eso, algunas veces parecía que su madre odiaba a Chuck, tal vez por el simple hecho que era la copia exacta de su difunto esposo, era un alma libre, salvaje con grandes deseos de comerse el mundo, un rebelde empedernido que no quería pasar la eternidad encerrado en un palacio viejo.

– Amanecimos un poco petulantes hoy– soltó con enfado su madre cruzando los brazos.

– No es eso mami. Solo estamos algo cansados – intervino Diane con algo de timidez– La cena nos tiene preocupados.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2024 ⏰

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