[08]

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— ¿Qué? —pregunté de nuevo, maldito, estaba jugando con mi paciencia.

— Me encanta verte así de molesta —mis ojos se abrieron de par a par.

— Estás jugando conmigo —bramé intentando pasar por su lado, algo imposible, él se atravesó—. Quítate

— Pídemelo bien, tonta —chasqueé mi lengua, crucé mis brazos y negué.

— Estás malo de la cabeza, quítate —volvió a negar— ¡Ya, Katsuki! juro que te enviaré al infierno, y además ¿Por qué estás en toalla?

— ¿Por qué actúas así? Me has visto hasta sin la toalla, no sé porque tu nerviosismo —maldije por lo bajo, no puede ser que él aún no superara lo que pasó hace meses, fue un desliz de ambos.

— No sabes cómo te odio —una risa escapó de sus labios.

— Gomita, iremos a las aguas termales, por eso estoy así, y prácticamente tú irrumpiste en la el pasillo de nosotros —espetó, llevé mi mano hasta mi frente.

— Ya se fueron todos, ¿verdad? —él asintió, lo jale por el brazo ignorando el simple hecho que solo llevará una toalla, llegamos hasta mi habitación y lo empujé para que entrara.

— ¿Por qué mierda me trajiste aquí? —lo escuché quejarse detrás de mi, busqué entre mi maleta hasta que encontré la camisa de Katsuki, me serviría ya que no llevaría nada por debajo y me quedaba por encima de las rodillas.

— Deja de quejarte, ya vuelvo —le hice un ademán y me encerré en el baño dispuesta a quitarme el uniforme, una vez puesto salí y me encontré con aquel rubio sentado en la orilla de mi cama.

Sus ojos «como era costumbre» me examinaron lentamente, caminé hasta mi cama y me incliné para tomar la toalla que yacía en un buró.

— Vámonos —mi habla se mantuvo en silencio de golpe, las manos de Katsuki se posicionaron por mi muslo y me atrajeron hacia él. — ¿Qué planeas hacer...?

Y de repente lo miré y sentí... cosas. Cosas que todavía no tenían explicación, Katsuki era mi amigo de años, apesar los años y lo que vivimos juntos, no podría verlo más que un amigo... pero todo eso se estaba convirtiendo en una constante duda, él me hacía sentir pequeña ante un toque por su parte.

— Solo quiero tocarte —contestó con un tono ronco, aquello envío escalofríos por mi cuerpo, me estaba empezando a sentir caliente.

Me dejé llevar, lo admito. Mis manos se deslizaron por sus hombros desnudos hasta llegar a su cabello.

Él se inclinó y me cargo entre sus brazos haciendo que enrollara mis piernas en su cintura, no hizo nada, me miró tan neutral, me examinaba sin parar. Mis pensamientos se perdieron fuera de lugar, quería besarlo, maldita calentura.

— Maldición, quiero besarte —dijo por lo bajo, inclinándose sobre mi. Caí en la realidad, no debía, no podía, me separe bruscamente de él y llevé mis manos a mis brazos.

— No creo que este bien esto, mejor vámonos, nos están esperando —. intervine, tomé mi toalla y miré a Katsuki que se encontraba en su lugar congelado, no decía nada.

— Vete tú, después te alcanzo.

— ¿Seguro? Kats, si fue por lo de... —me interrumpió.

— Solo vete —. yo asentí y salí de aquella habitación, sentía mi cuerpo arder, y maldecía al tener los sentimientos de un humano.

Me adentré a las aguas termales después de haber quitado la camisa, quedando en completa desnudez, fueron segundos cuando todas me atacaron con preguntas.

𝐓𝐀𝐍  𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀  𝐃𝐄  𝐓𝐈  -  𝐊atsuki 𝐁akugō x 𝐑eader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora