CAPÍTULO 5

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Despierto por la mañana viendo a un Fede dormido boca arriba, aunque ya hay algo medio despierto en él que levanta un poco la sabana. Me levanto a lavarme los dientes y darme una pequeña ducha para asearme.

Cuando vuelvo a la habitación Fede está despierto y mirándome, sonriendo. Sigue desnudo y ahora ya muy muy despierto. Se levanta un momento poniéndose la ropa interior y hace lo mismo que yo.

Vuelve antes de que me dé tiempo de ir a por algunas galletas y nos volvemos a enredar entre las sábanas y gemidos.

Volvemos al baño donde aparte de lavarnos volvemos a ensuciarnos.

Al salir de la ducha y volver a la habitación nos cambiamos poniéndonos decentes, ya que según él tiene una reunión familiar, su hermano mayor ha venido y se está mudando así que lo tiene que ayudar.

Le ofrezco algunas galletas que come encantado y se lleva algunas en una cajita. Lo acompaño a la puerta y estampa sus labios contra los míos con la intención de despedirse, pero se alarga más de lo esperado. Me hace un guiño y se dirige a las escaleras.

Grace que cuando nos hemos despedido estaba en el salón me sonríe desde el sofá.

— ¡Está buenísimo! — Grace hace como si se abanicase con la mano exagerando, yo rio. — Y supongo que lo que he oído es el buen sexo.

— Ya te digo, es increíble. — me siento a su lado en el sofá mientras le tiendo una de las galletas que hice ayer.

— Pero te tendrás que tapar las marcas del cuello para mañana. — comenta con la boca llena y yo entro en pánico tocándome el cuello.

— ¡¿Me ha hecho un chupetón?! — ella se encoge de hombros.

— ¿Qué será si no? — pregunta y yo saco el móvil para mirarme.

Las marcas a las que ella se refiere son como rojeces en la clavícula, las toco y me vienen recuerdos a la mente. Me sonrojo rápidamente.

— ¡NO! ¡Dime que no te ha ahorcado! — grita ella con preocupación y a la vez extrañada por mi reacción.

— No, tranquila. O sea, sí, pero... — intento excusarme y ella se tapa la cara.

— No sabía que te iban esas cosas. — dice ella con una expresión de asco.

— Ni a mí, pero lo leí en algún sitio y pues le dije y él lo hizo, y pues resulta que ... — ella me hace señales de que pare, se tapa los oídos.

— Pensaba que eran cosas que solo se hacían en los libros. Ya sabes, como lo de los azotes en el culo como castigo, de manera sexual entre adultos, me refiero. — dice mientras acaba de comerse la galleta que tenía en la mano.

— Pruébalo con Thomas. — digo alzando las cejas, ella niega rápidamente.

— No, qué vergüenza.

— El sexo no te ha de dar vergüenza Grace, si no te pasará como yo con mi ex. Haciendo solo lo que a él le guste.

***


Pasadas las semanas Fede y yo seguimos enrollándonos y quedando de su casa a la mía. Más en la suya, ya que vive solo y podemos hacer todo lo que queramos sin escandalizar a Grace. Fede resulta ser bastante agradable, pero con mucha líbido, y no como algo malo, ya me entendéis.

Hoy iré a su casa, Fede me ha invitado a su casa esta noche, y creo que quiere hablar de algo más serio, yo no tengo claro lo que quiero con él. ¿Una relación sería, solo amigos, o amigos con derecho? Pero tampoco creo que yo pudiera compartir a alguien, cosa que quiero dejar clara. Y todo esto lo tenemos de hablar, llevamos dos meses y medio así, tenemos que dejar las cosas claras para que no haya confusiones.

Llamo a su puerta y me coloco bien el vestido, se me ciñe al cuerpo y si ando mucho se me sube, pero en su casa no me va a durar mucho puesto.

Me abre la puerta con el pelo mojado y una toalla en la cintura. Parece tener prisa, ya que tira de mi cintura, me da un beso y sale disparado a la cocina donde abre el horno para sacar lo que supongo que es la cena de hoy. Un punto bueno es que cocina MUY bien.

En cuanto deja la bandeja en la madera que hay en la encimera me presta atención. He traído un poco de vino, para él, ya que a mí no me gusta, pero a él le chifla.

— Eres preciosa, pero quieres emborracharme.— comenta mientras pasa una mano por mi cintura acercándome a él.

— Yo solo quería darte un pequeño regalito.— digo pasando por su lado para dejar el vino en la mesa.

Al pasar por delante de él me da una palmada en el culo. Yo me giro sonriéndole, él no tarda en alzarme y sentarme en la encimera que no hay nada.

— ¿Quieres ir a la ducha o ...? — pregunta y yo niego.

— Acabo de arreglarme el pelo, a la ducha no. — digo y lo atraigo a mi cuerpo, rodeando con mis piernas su torso.

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⏰ Última actualización: Sep 03 ⏰

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Abby en New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora