―¿Qué debemos hacer ahora? ―Inquirió el Raksak que observaba la ciudad desde lo lejos, oculto como el resto del grupo entre la maleza.
―Esperar al intercambio, Uce. Como en otras ocasiones.
Aramid ladeó la cabeza mientras analizaba detalladamente el escenario frente a él, en busca de alguna señal de que el comerciante anduviera cerca. El roce metálico de las monedas almacenadas en la bolsa de tela acompasaba el barrido minucioso que hacía su mirada. Un transporte, un grupo aislado fuera de las murallas, cualquier cosa que pudiera servir como indicación para poner en marcha su misión y poder volver a casa. Pero fuera de las murallas nada se movía aquella vez. Se cercioró de no estar pasando algo por alto, por minucioso que fuera, pero nada daba la sensación de que alguien los esperase. Entornó la mirada, dándose la vuelta con inquietud.
―¿Qué sucede, Aramid?
La falta de interés de su compañero dejó a Uce sin respuesta, viendo como este se acercaba al resto de grupo con el que procedería a entablar una conversación inaudible para el resto. De vez en cuando, observaban al resto de presentes, dirigiendo su mirada a Uce, luego al grupo de Raksak carmesí, intercambiando comentarios entre ellos mientras uno de ellos sostenía un colgante con un guijarro engarzado.
―¿Qué es lo que cacareáis entre vosotros? ―La atronadora voz de Meldir se atrevió a lo que Uce y el resto de individuos ajenos no se atrevía. Su estremecedora presencia pronto estuvo junto a ellos―. Haz tu trabajo.
―Creo que tenemos un problema con eso ahora mismo. ―Su voz y actitud no mostraban ningún ápice de acobardamiento―. Vamos a tener que acercarnos.
La frente de Meldir se torció, en un gesto que hizo que su cuerpo se crispara, levantando el plumaje de su lomo.
―¿Acercarnos? ―Levantó la voz mientras observaba a todos los que les rodeaban― ¿Escucharon? ¡Estás loco si crees que pondré en peligro lo que queda de nuestra especie solo porque "crees" que algo no va bien!
―Tú no irás. ―Meldir arrugó la cara―. Iré yo solo, y veré cuál es el problema. ¿Eso te hace estar más tranquilo respecto a la bandada?
En el rostro de Meldir se dibujó una sonrisa de satisfacción que no le pudo ocultar a su oyente. Aramid lo ignoró, alejándose hacia el límite del bosque, su garra aferrada al colgante, mientras murmuraba para sí mismo las palabras que lo harían invisible al ojo humano.
―Mutavis ilusorus.
Una pequeña corriente eléctrica recorrió su cuerpo mientras cada sílaba silbaba a través de su pico. La pequeña piedra centelleó, extendiéndose su fulgor por el cuerpo del córvido hasta hacer desaparecer sus plumas debajo de los ropajes humanos creados por la ilusión. Un charco a sus pies, aunque turbio por el barro acumulado, servía como espejo improvisado donde ver su nuevo aspecto. Aunque estaba acostumbrado a ver un humano, no podía esconder su repulsión a aquella figura de tez cobriza, surcada, solo interrumpida por el pelo que poblaba la parte superior de su cabeza y parte de su rostro. Se pellizcó la piel, sintiendo como su garra peinaba y agarraba su plumaje, mientras que aquella masa de carne de aspecto cerril sostenía su pómulo con torpeza. Su aversión por la humanidad y la culpa por sus ideales se mezclaron, enzarzadas ambas ideas en una lucha interna por tomar el control, mientras acortaba la distancia entre él y el asentamiento humano.
A diferencia de sus anteriores visitas, todo el pueblo se encontraba envuelto en un silencio sepulcral que no hizo más que acrecentar sus dudas. «Hay algo que no va bien» fue el primer pensamiento que su mente le devolvió como explicación a aquella situación, convencido de que no era una mera coincidencia que su confidente estuviera, de repente, en paradero desconocido.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas del viejo mundo: Exitium (#PGP2024) (Descontinuado, Disp. En Ekonovel)
FantasyOBRA DESCONTINUADA DISPONIBLE EN EKONOVEL (Instagram correspondiente) _ Los Blödmagi se encuentran exiliados tras la guerra; el legado de la magia se encuentra disperso por el continente, temerosos de ser dados caza. Sin los Drakai para velar por e...