La chica Frío está en la bañera, el agua le llega al cuello, aguanta la respiración y se hunde.
Pasa un segundo... y se acuerda de los gritos de su madre.
Dos segundos... las lágrimas de sus hermanas.
Tres... el dolor que siente.
Cuatro... la risa de su padre.
Cinco... su amigo perdido.
Seis, siete, ocho y nueve segundos...
Abajo todo es tranquilo, dentro del agua no hay tristeza, no hay nada.
Diez, once, doce segundos... el aire escapa de sus labios.
Trece, catorce, quince, dieciséis.
¿Para qué salir otra vez?
Diecisiete, dieciocho, el frío se está apoderando de ella, ya no hay calor.
El miedo aumenta, el dolor es pesado, nuestra pequeña Frío ya ha perdido la cuenta.
Las puntas de sus dedos se vuelven azules, sólo tiene que dejarase ir, ir y no volver...
La cuenta ahora ha cambiado, ahora en regresiva.
Diez... ya no sufrirá.
Nueve... ya no llorará.
Ocho... ya no perderá a nadie más.
Siete... el vacío desaparecerá.
Seis... decir adiós no es tan difícil...
Cinco... después de todo...
Cuatro... es lo que las personas siempre hacemos...
Tres... alejarnos y no ver atrás, alejarnos...
Dos... porque somos débiles...
Uno... pero no. Ella no es débil.
Se para de golpe y respira como si no lo hubiera hecho antes.
Respira y llora.
¿Tan rota se siente que no puede encontrar otra salida?
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Frío © #Wattys2016
ContoElla tiene un nombre que nadie sabe. Ella es frío, en sus manos, sus ojos y sus labios. Ella es todo y nada. Ella es veneno, sangre, dolor y tu salvación.