𝐈𝐈𝐈 | Debacle

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No me pienso ir... ¡No es justo que siempre quieras tener todo bajo tu control! —gritó Temor, su rostro está enrojecido, no por rabia, sino por una profunda impotencia.

Alegría se acercó a Temor, invadiendo su espacio personal, su cara apenas a centímetros de la de él, demostrando su autoridad.

¿Tú me vas a decir qué hacer? ¿Tú? ¿De verdad? —respondió Alegría, con sus cejas levantadas y con un tono sarcástico, claramente para menospreciario. —Estás delirando...

-Con un tono más incisivo, añadió: Ni siquiera sabes qué estás haciendo, simplemente te dejas llevar por tus miedos.

—Temor la miró con el ceño fruncido, luchando por encontrar las palabras adecuadas para responderle, sintiéndose indefenso ante la confrontación.

—Ansiedad que se encontraba en la esquina sentía como si esa tormenta que había apaciguado temporalmente Alegría se hubiera intensificado por la forma de actuar de la misma.

Ansiedad se levanta lentamente del suelo, a pesar de que sus piemas tiemblen bajo el peso aplastante de las emociones que la asfixiaban. Se sentía vacia, hueca por dentro, como si cada palabra que Alegría le había dingido hubiera perdido peso en su ser; fulminando hasta el último rastro de autoestima.

Con la cabeza baja, salió de la habitación; sus pasos resonaban en el pasillo como un eco lejano, reflejando el estrambótico caos que había presente en su mente.

A medida que avanzaba, ese caos se intensificaba.“Nunca podré ser suficiente para ella.”

—Como si se tratara del eco en una cueva; pensaba una y otra vez, mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

—Cada paso que daba hacia que la sensación de desesperación se incrementara, como si una sombra se cerniera sobre ella, absorbiendo toda su esperanza y dejándola solo con el miedo.

— Alegría, por su parte, permanecía en la habitación, con la vista fija en la puerta por la que Ansiedad había salido, como si una tormenta acabara de cesar, con sus consecuencias tanto positivas como negativas; dejándola con una extraña mezcla de satisfacción y culpa la invadía.

—Había conseguido mantener a Ansiedad bajo su control, pero al mismo tiempo, una parte de ella estaba cuestionando la moralidad de sus acciones. -

—Se acerca al espejo, buscando respuestas en esos ojos que, a menudo, ocultan más de lo que revelan. El espejo le devolvió una imagen que no reconocía del todo. -

¿Qué estoy haciendo? —murmura para sí misma, mientras una sensación de vacío estaba presente en la habitación, amplificando ese silencio.

¿Por qué actúo así, sabiendo que la amo?... ¿Acaso no puedo amar como una persona normal? —Aunque le costara admitr estas palabras, necesitaba asimilarlas. Seguir ignorando esta realidad solo conduciría a una situación aún más complicada.

—Por otro lado, Temor permanecía de pie, inmóvil, con el corazón palpitando con fuerza en su pecho. -

—Habla visto salir a Ansiedad, con esa tristeza que emanaba. Se sentía impotente, atrapado entre su deseo de consolarla y su propia inseguridad paralizante. Sentía que debía encontrarla, hablar con ella, aunque no sabía exactamente para que. Sus propios sentimientos lo abrumaban, pero se obligó a reunir coraje y comenzó a buscarla, cada paso dado con un propósito incierto. -

—Antes de que Temor pudiera dar un paso fuera de la habitación, Alegría le interrumpió, agarrándolo del brazo con fuerza.

Hazme el favor de quedarte aqui. ¿No entiendes que no te necesita? —dijo con un tono lo menos hiriente posible, aunque lidiar con la situación ya era difícil.

¿Qué... qué dices? —preguntó Temor, mirándola de reojo, con sus manos temblando bajo la presión de la contraria.

En ese instante, el intento de Temor por ignorar la realidad se desmoronó; trataba de no reconocer que, en verdad, ella no lo quería, aunque solo fuera por un momento.

—Temor tan solo se queda paralizado, donde alegría le habló por última vez, tratando de ordenar sus pensamientos y como siempre; buscándole la cara positiva a la moneda.

—Ansiedad, mientras tanto, había encontrado un recoveco apartado de más posibles molestias, detrás de una pila de cajas, donde se dejó caer al suelo, abrazando sus rodillas con fuerza contra su pecho.

Las palabras de Alegría seguían retumbando en su mente, hurgando cada vez más en esa herida. Temblorosa, comenzó a morderse la punta de sus dedos, buscando algún alivio en esa esquina, sumida en la tormenta que ella misma había vuelto a desatar.

Sentía como si una bomba estuviera a punto de explotar en su pecho, y con cada segundo que pasaba tratando de contener la explosión; esta misma se hacía peor.

¿Por qué me trata así? —traga aire, intentando ordenar sus pensamientos. Y a pesar de todo, la necesito... le perdonaría todo lo que está haciendo. -Se agarra la cabeza con fuerza, tratando de detener la agonía y aclarar su mente. -Esto es tan enfermizo... -se mira la palma de las manos, donde un líquido carmín se deslizaba por los patrones de su piel, reflejo de su angustia interna.

—Alegría se acerca, al haber escuchado los sollozos de Ansiedad detrás de las cajas. Sin esperar a que Ansiedad reaccione, la envuelve en un fuerte abrazo, con sus brazos apretando con firmeza.

Triángulo de Desdén - Ansiedad x Alegría Donde viven las historias. Descúbrelo ahora