𝐕𝐈 | Incertidumbre

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—Después de que Alegría dio por finalizada la reunión, un silencio incómodo se instaló en la central. Los demás se dispersaron, pero Ansiedad y Alegría permanecieron en la sala, como si aún tuvieran algo que hablar.

Alegría observó a Ansiedad, quien aún parecía un poco inquieta, su mente dando vueltas a mil pensamientos que no terminaban de asentarse.

¿Todo bien? —preguntó Alegría casi susurrando, con un tono de cercanía, acercándose a ella.

—Ansiedad asintió rápidamente, quizás demasiado rápido, como si intentara convencerse a si misma tanto como a Alegría.

Sí... estoy bien —respondió Ansiedad, pero su voz tembló un poco, traicionando la supuesta seguridad de su respuesta.

Alegría la miró con las cejas levantadas, cuestionando la verdad en sus palabras. Sabía que Ansiedad no estaba bien, que algo la estaba carcomiendo por dentro, pero también sabía que presionarla sería peor. Asi que optó por un gesto sencillo; tomarla de la mano.

—El contacto fue suficiente para que Ansiedad se sintiera un poco más anclada a la realidad. Poco a poco, el bullicio mental se calmó, al menos por un momento. Pero aún quedaba ese nerviosismo latente, una corriente subterránea de emociones que ella misma no terminaba de entender.

A veces todo se siente demasiado...
—murmuró Ansiedad, casi sin darse cuenta de que había dicho eso en voz alta.

Alegría la miró, dándose cuenta de que había una oportunidad para abrir un poco más el corazón de Ansiedad.

Lo sé —respondió Alegría, apretando ligeramente su mano—. Y está bien sentirlo, aunque no tienes que llevar todo el peso sola.

—Ansiedad se quedó en silencio por un momento, asimilando esas palabras. Alegría tenía una forma de hacer que las cosas complicadas parecieran un poco más simples, un poco más fáciles de manejar.

Siempre me pregunto cómo lo haces...
—dijo Ansiedad finalmente... Cómo puedes mantener la calma en medio de todo este caos. —mirando a su alrededor, como si ese bullicio mental se tratara de algo físico.

Alegría sonrió, pero fue una sonrisa suave, casi apagada.

No siempre lo hago —admitió—. También tengo mis momentos de duda. Pero he aprendido a confiar en algo... en alguien.

Ansiedad sintió un pequeño nudo en su garganta. La forma en que Alegría lo decía, con tanta sinceridad, la hacía sentir más conectada, menos sola en su propia tormenta interna.

¿En alguien? —preguntó Ansiedad, aunque no estaba segura de querer saber la respuesta.

—Alegría asintió, mirándola a los ojos con una expresión que era tanto un reflejo de su propia fortaleza como de su vulnerabilidad.

Sí... en alguien que es muy importante para mí. Alguien que, aunque no lo sepa, me da la fuerza para seguir adelante.

Ansiedad sintió que su corazón daba un vuelco. Algo en la forma en que Alegría la miraba, en la manera en que lo decía, le hacia pensar que esas palabras ¡iban dingidas a ella. Pero la inseguridad y el miedo a malinterpretar las cosas la frenaron de decir lo que pasaba por su mente.

Intentó disimular el rubor que empezaba a subir por sus mejillas, apartando la mirada brevemente.

Es... es bueno tener a alguien así —dijo, tratando de mantener la compostura.

Alegría la observó en silencio, notando los pequeños gestos, las señales sutiles que delataban a Ansiedad. Esa incomodidad mezclada con algo más, algo que también estaba sintendo, aunque aún no se atrevía a decirlo en voz alta.

Triángulo de Desdén - Ansiedad x Alegría Donde viven las historias. Descúbrelo ahora