Para ambos el tema de las almas gemelas era irrelevante... Hasta que se miraron a los ojos.
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Mientras que uno lucha por liberarse de las ataduras del destino, el otro se entrega a la corriente de un amor predestinado.
¿Es el amor una elección o un...
Segundo capítulo!!! Antes de que empiecen a leer les diré que tomé en cuenta el headcanon de que Sanemi tiene un problema de visión, en mi historia tiene daltonismo, además de que se le dificulta ver en la noche. Aunque se menciona canónicamente en el manga que Sanemi dejó de ver colores, no se explica si de forma literal o algo figurativo, igual aquí lo tomé en cuenta.
Además este capítulo no es tan largo, pero es el preludio del tercer capítulo que será más largo c:
Gracias a las personitas que se animaron a leer y me dejaron sus comentarios! Gracias por unirse a mí en esta historia! ♥
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— Tomioka-san... ¿A dónde vas?
Giyū giró el rostro a aquella persona que lo cuestionaba. Era de las pocas ocasiones que alguno de sus compañeros se atrevía a hablarle y eso lo hizo extrañarse.
— Iré a la mansión de la Mariposa. — Mostró una caja de madera que contenía algunas hierbas. — Iré a dejar esto.
— Ya veo... Etto... ¿Puedo preguntar cómo van las cosas contigo y con Shinazugawa-san?
No era una pregunta que le molestara, de hecho, se había percatado de las miradas que los Cazadores de más bajo rango le dedicaban, incluso los kakushi lo miraban como queriendo preguntarle lo mismo. Durante esos meses, estaba ya acostumbrándose a las miradas extrañas que le daban.
— Kanroji... — Dijo, más en sorpresa por saber que otro Hashira quería mantener una conversación con él. — ¿A qué te refieres con tu pregunta?
— Bueno... — Ella habló, mientras jugaba con sus dedos. — Ya que todos sabemos que ustedes dos son Almas Gemelas... me preguntaba si había cambiado algo entre ustedes.
Oh, sí...
Hacía seis meses que se corrió la noticia de que Shinazugawa y él compartían el lazo de las Almas Gemelas, hacía cinco meses que ambos habían terminado el entrenamiento mental con Oyakata-sama. Desde ese entonces, Giyū no había vuelto a escuchar los pensamientos del Pilar del Viento, mucho menos podía percibir sus sentimientos.
