Catlastor

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Lucifer esa mañana había recibido una llamada de su preciosa hija rogándole para que asistiera a la inauguración de su hotel de la redención, quizá para que se quedará un par de días también.

-Papá, no es sano que estés solo tanto tiempo_ le dijo cuando lo escucho negarse, hacía meses que no se veían_ por favor, te necesito, necesitó saber que aunque no creas en mi tengo tu apoyo.

Todos veían a Lucifer como un ser despreciable y lleno de maldad, el que creo el pecado y olvidándose de que alguna vez fue el ángel más bello y puro de la creación, con su mano tapó su boca para que no lo oyera sollozar, no quería que saliera lastimada y que su corazón fuera usado por los pecadores que estaban ahí por sus propias consecuencias_ No es que no crea en tí_ murmuró, la otra apenas entendió sus palabras_ está bien, iré. Gracias por invitarme Char Char_ logró fingir lo mejor que pudo un tono alegre, no le entusiasmaba la idea de salir pero si lo haría por su hija, su princesa lo necesitaba ¿Quien era el para negarse a su petición? Además de que también quería verla, desde que su madre la alejó de el su lazo había sido cortado, necesitaba repararlo aún si era un poco difícil.

Miró la pila de patitos que tenía en la esquina de su habitación, las curiosas criaturas de plástico se habían convertido en su compañía en ese lugar solitario, un lugar que lo hacía sentir como si se estuviera marchitando al igual que las rosas negras que crecían en su patio.

Abrió su armario y saco de este su conjunto favorito para hacer apariciones públicas, debía hacerlo periódicamente porque nunca faltaba que algún demonio quisiera ocupar su puesto pensando que estaba bien pensando que estaba muerto por su falta de acción en ciudad pentagrama. Un lugar donde el no parecía ser el Rey si no que era gobernado por los overlords o soberanos que reclamaban como suyo algún barrio, gobernando sin clase los que se instalaban de forma permanente en el lugar. Los únicos rescatables y a los que podía decir que le caían mejor eran Zestial, Carmilla y Rosie apesar de solo oír rumores de ellos parecían los más sensatos y que no se preocupaban solo en hacer tratos con almas solo porque sí o para aumentar su status.

Salió del palacio con su bastón de manzana en mano y su sombrero de copa con su corona, era más fácil abrir un portal y simplemente llegar o volar con sus alas pero por alguna razón tenía ganas de caminar, acomodó bien al único compañero que llevaría en su bolsillo y emprendió su camino, era fácil llegar cuando se conocía de memoria el lugar.

No miraba caras y no hacía caso a los murmullos de algunos preguntando si de verdad era el rey, como supuso el lugar era un completo caos y un asco pero bueno que se podía esperar de un sitio que era donde las almas sufrirían para toda la eternidad, no era ni de cerca algo parecido a lo que alguna vez planeo para ellos, suspiró con pesadez.

«Les das algo bonito y no lo valoran» pensó con amargura era claro que los pecadores no cambiarían nunca, un movimiento capturó su atención por el rabillo del ojo junto a un ¿Maullido? Se adentro en el callejón, su mirada recorrió cada rincón hasta que al fondo vió una caja que parecía temblar con cada paso que el daba.

Lucifer se acercó lo suficiente para ver que dentro de esa caja yacía un gato rojo bastante peludo y un poco raro ya que llevaba astas de ciervo y un pequeño lente este se enroscaba en alguna esquina tratando de aplicar el "Si no me muevo no me ve" se veía empapado de algún liquido viscoso, no podía decir si era sangre o no porque el pelaje era rojo.

-¿También te abandonaron?_ pregunto poniéndose su altura, acercó su mano pero tal parecía tenía poder porque unas masas oscuras emergieron de su espalda en un intento de alejarlo, sumado a esto que intento morderlo y arañarlo, parecía aterrorizado_ Tranquilo, no te haré daño_ le dió una sonrisa que al parecer logró calmarlo lo suficiente para que lo dejara ponerlo en su brazo y que le pusiera su mano para acariciarlo, parece que se pegó a su pecho y lo dejo aspirar la fragancia para ronronear_ te llevaré conmigo, no creo que Char Char me dejé fuera solo por tí_ soltó una risita levantándose para seguir su camino sin notar que el gato veía hacía atrás y soltaba un gran suspiró al momento que hacía que la caja junto a un papel se quemará hasta las cenizas.

La MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora