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Caminaron con intriga hasta donde provenían todas las personas, la música había parado y las luces ahora estaban encendidas.

Avanzaron pasando entre la gente, y una vez cerca lograron divisar al amigo pelón de Max a punto de ser golpeado contra la mesa de billar por un tipo enorme. El castaño pensó que se trataba de un gigante.

—Mierda… —susurró al observar lo que sucedía.

—¿Qué?

—Mi amigo, Bobby… no sé en que carajos se metió—suspiró—, espera —avanzó hasta la escena, una vez ahí pareció susurrarle algo al peli naranja, mientras discutían en silencio.

El castaño podía deducir que se había pasado de copas, pues sus movimientos eran torpes. Le pareció ridículo porque no habían pasado ni dos horas desde que llegaron.

—¿Qué demonios te metiste, Robert? —cuestionó tomándolo de los hombros.

—Lo de siempre, viejo… pero creo que estaba algo adulterado tal vez, da igual, sabía a vainilla —respondió arrastrando las palabras, con una sonrisa boba e ida en el rostro. Max bufó, negando y tratando de llevarse a su amigo de ahí.

—Quieto, camarada —los detuvo, haciendo que la tensión reviva—, tu amiguito es un idiota y acaba de apostar, ahora debe cumplir, o recibirán una paliza —amenazó juntando su puño contra la palma de su mano, en un ademán de golpear algo.

—No seas imbécil, apenas puede sostenerse a si mismo, ¿y esperas que cumpla una estúpida apuesta? —el tipo grande avanzó hasta quedar frente a Max. Este tuvo que inclinar su rostro ligeramente hacia arriba para poder mirarlo, pero estando firme y manteniendo su postura segura, con su amigo entre brazos todavía.

La situación era incomoda e intrigante para los otros, era tensa, pero esa espina de querer saber que sucederá a continuación tenía un peso mayor.

—Entonces hazlo tú —dijo, se inclinó hacia abajo, dándole una mirada retadora y burlona a Max, quien lo miraba molesto, sin dejarse intimidar.

Un par de segundos después abrió la boca para decir algo, pero el castaño lo interrumpió con un fuerte carraspeo, siendo nuevo personaje en la escena.

La molestia al ver como ese tipo enorme miraba a Max, tan estúpidamente cerca de él, según el castaño, lo hizo enojar y querer alejarlo de inmediato. Avanzó tranquilo, con las miradas de todos puestas en él.

—¿Y tú quien eres?, ¿otro ‘cara bonita’ queriéndose hacer el héroe? —su atención fue a parar hasta él, amenazante.

El más alto quiso darle un empujón, sintiéndose confiado, pues la diferencia de altura era considerable, sin embargo, no esperaba que el ojiazul actuara primero y lo empujara con bastante fuerza, ocasionando que tambaleara y cayera al piso.

Todos quedaron perplejos, pues aquel chico era enorme; podían apostar que pesaba mucho, y no sólo eso, sino que el castaño no parecía ser un tipo muy musculoso. Aunque claro, estos no sabían que se trataba de un dios, y si bien su fuerte no era la fuerza bruta, sus poderes divinos le concedían ciertas capacidades sobrehumanas.

—Si te atreves a tocarme, haré que te arrepientas por el resto de tu miserable vida —su voz cargada de molestia, al igual que sus ojos, inyectados de veneno. Su tono de voz, y semblante, cambiaron considerablemente.

El más alto sintió un escalofrío, pero no dejaría que vieran qué se sintió algo intimidado, menos por un tipo que se veían tan twink, según él—. Quita esa cara de estúpido y dime de qué va la apuesta —dijo. Todos guardaban silencio, expectantes, esperando cualquier movimiento del otro.

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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The Cupid's Love - MaxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora